Con el número 118 en la lista de 120 candidatos del partido de izquierda Meretz para las próximas elecciones del 22 de enero, no hay «peligro» de que Yossi Beilin regrese al Parlamento a integrar la facción a la cual los sondeos de intención de voto vaticinan hoy sólo 6 diputados.
Beilin, como vicecanciller de Shimón Peres, fue arquitecto y capataz de los Acuerdos de Oslo, de mutuo reconocimiento entre la OLP e Israel en septiembre de 1993. Años más tarde, ya en la oposición, fue el promotor israelí de la Iniciativa de Ginebra y presidente de Meretz entre 2005 y 2009.
Hoy, ya retirado de la política activa, sigue haciendo por la paz en continuos contactos e intentos de mediación con palestinos a través de «Beilink», una consultora dedicada a forjar lazos económicos entre Israel y sus vecinos árabes, como infraestructura para una esperada paz.
Desde la perspectiva internacional que le permite su trayectoria, Beilin considera que la pesadilla de la región está ocurriendo, y es que el mundo, y EE.UU en particular, se están desinteresando por una solución al conflicto que pareciera que palestinos e israelíes no están dispuestos a encarar.
Sólo una ola de violencia palestina que podría devenir a raíz de la decisión del Gobierno de Netanyahu y la ultraderecha de anexar zonas de la Cisjordania, o - alternativamente - la decisión israelí de ir hacia un acuerdo definitivo con los palestinos sobre la base de las fronteras de 1967, podrían devolver el interés del mundo por la región. Beilin ve la primera posibilidad como peligrosa y la segunda como improbable bajo el liderazgo de Netanyahu.
Sobre eso, y más, conversó con Israel en línea.
- ¿Cómo ve el mundo a Israel bajo el Gobierno de Netanyahu?
- Creo que lo más grave es el alejamiento del mundo, y especialmente de EE.UU, de Israel y del conflicto israelí-palestino. En lo que respecta a EE.UU, el mayor aliado de Israel, tanto John Kerry como Chuck Hagel, nombrados por Obama para las secretarías de Estado y de Defensa, respectivamente, apoyan el alejamiento de zonas de conflicto y la reducción de presupuestos de apoyo al exterior.
EE.UU está desilucionado de su capacidad de influencia en la solución del conflicto y Obama ya expresó claramente que su país no puede imponer una paz donde las partes no lo desean. Si se producen incendios en la zona, EE.UU hará de bombero; pero si las partes no bregan por sí mismos por la paz, EE.UU no la impondrá, dado que no cree que Netanyahu quiera un acuerdo ni que Abbás pueda llegar al mismo.
- O sea que no es de esperar una presión de EE.UU sobre Israel...
- Dos acontecimientos pueden llevar al mundo a intervenir: la decisión israelí de llegar a un acuerdo o de llevar a cabo una retirada unilateral de Cisjordania, o una explosión de violencia en la zona que el mundo quiera apagar. Abbás lidera una línea que dice «Toda protesta vale, menos la violenta», pero paga un alto precio de debilidad en el terreno palestino, dado que por el camino diplomático no consigue ningún logro.
- ¿Cómo definiría al Gobierno de Netanyahu actual y al futuro?
- Netanyahu es un político al que le cuesta tomar decisiones. No creo que busque premeditadamente la guerra ni que su sueño sea anexar Cisjordania. Un status quo con una ininterrumpida construcción en los asentamientos judíós es su política y la que quisiera seguir implementando. Para ello necesita tener a su lado a un partido de centro, así como tuvo de hoja de parra moderada al laborismo de Ehud Barak, a quien mandaba a EE.UU en vez de enviar a Liberman, su impresentable canciller.
Un partido del bloque moderado le es importante en el exterior para no aparecer como un Gobierno de ultraderecha nacionalista y religioso sino como un «Gobierno de unidad», pero no menos para no estar dependiendo de elementos fascistas y racistas dentro de su propia coalición, que le exigirán la anexión de Cisjordania o destruir a Gaza desde sus cimientos, sino para poder balancear su imagen y los hechos con alguna facción de centro a tomar en cuenta antes de actuar.
- ¿Plantea que el centro-izquierda debe obligar a Netanyahu a formar un Gobierno que lo lleve a un enfrentamiento violento con sus vecinos y con el mundo?
- Lo que está claro es que será un error que los partidos de centro-izquierda vuelvan a los errores del laborismo que sirvió de hoja de parra moderada durante los gobiernos de la derecha desde 2001 en adelante. El laborismo permitió la continuación de la política de Netanyahu, que sin ser aún fascista o racista, llevó a que en pocos años nos convirtamos en una minoría judía que domina a una mayoría palestina. En todos este tiempo, el laborismo no logró - desde adentro - ni detener la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania, ni reducir las diferencias sociales en la sociedad israelí, que crecieron más que nunca en el pasado.
Así como el ex primer ministro Itzjak Shamir, encabezando un Gobierno de derecha, tuvo que ir en 1991 a la Conferencia Internacional de Madrid a pesar de haberse opuesto a esa fórmula durante décadas, también Netanyahu puede verse obligado a ceder, de no conseguir esa hoja de parra de un partido moderado que tape su vergonzosa política.
- ¿Cree que es posible aún transferir votantes de la derecha a la izquierda, o al revés, en la realidad israelí?
- Sinceramente, no. No lo logró Shelly Yachiimovich a pesar de intentar explicar que el laborismo es de centro y no de izquierda. Tampoco lo consiguió Tzipi Livni, que dividió al bloque de centro, aumentando el número de partidos pero no el de votos para el frente contra Netanyahu.
Creo que en vez de pelear entre los partidos de centro-izquierda para sacarse unos a otros votos dentro del bloque, debería haber un esfuerzo conjunto en llegar al 35% de los votantes que no acuden tradicionalmente a votar - la mayoría de ellos desilusionados e identificados con el centro-izquierda - para hacerlos participar en las elecciones. Eso balancearía el voto masivo de la derecha y los ultrarreligiosos, a los cuales se les trae en forma organizada a las urnas.
- Usted aparece en la lista de Meretz junto a una larga serie de honorables. ¿Por qué llama a votar por este partido?
- Meretz fue el partido que desde el vamos se comprometió a no formar parte del Gobierno de Netanyahu y Liberman, como no lo dijeron hasta los últimos días los partidos de centro. Quienes no quieren encontrarse como los votantes de Kadima y el laborismo en las elecciones anteriores, que vieron a sus diputados respaldando las políticas de Netanyahu, deben votar Meretz, que es un voto seguro por una clara escala de valores, un compromiso por la paz, la justicia social y los derechos humanos.