El renombrado periodista Henrique Cymerman comenta que se avecinan cambios notorios en el estilo de hacer política en el gobierno de Israel y afirma que la producción de armamento nuclear en Irán tiene intranquilo a la sociedad judía a punto de despertale fantasmas del Holocausto.
Cymerman, con un tono que resulta un híbrido de formalidad y simpatía, dice: «Soy periodista; soy escritor; me consideran experto; yo digo que experto no, más bien estudioso de la región».
Cymerman nació en Portugal. Tiene raíces españolas, pues su madre era de Málaga. Desde los 16 años vive en Israel donde estudió en la Universidad de Tel Aviv y consiguió una maestría en Ciencias Políticas y Sociología.
Su primera experiencia como corresponsal data de 1982, cuando el periódico israelí «Maariv» lo contrató para reportear desde España. Desde 1991, es colaborador de La Vanguardia de ese país, medio para el que sirve de corresponsal desde Oriente Medio. Un año después también comenzó a trabajar para Antena 3. En 2009 recibió el Premio Godó de Periodismo.
- Netanyahu iniciará otro mandato con el poder disminuido y con el antecedente del reconocimiento de Palestina en la ONU como Estado obsevador no miembro. ¿Qué le espera?
- Lo que ocurrió es que Netanyahu perdió un cuarto del poder de su partido, porque hay un cambio general en Israel. La gente que votó por primera y segunda vez, quiere algo un poco distinto. La generación analógica se está convirtiendo en una generación digital; más moderna, más abierta y más adaptada a los nuevos tiempos. Quiere un cambio de estilo de política, quiere que entren ya no los políticos tradicionales de siempre, que llevan decenas de años en el poder, sino gente nueva, gente con éxito en sus profesiones. Esta es la razón por la que muchos periodistas, por ejemplo, decidieron entrar en la política.
- Cymerman dice que este fenómeno es totalmente nuevo, ya que anteriormente quienes ocupaban estos puestos eran los altos militares retirados...
- Hoy por hoy no hay muchos generales que entraron en el Parlamento; en cambio hay muchos periodistas e intelectuales que sí; hombres que vienen de la alta tecnología, exitosos empresarios que ganaron mucho dinero, que no van a la política ni para ganar ni para robar, sino para cambiar.
Es otro estilo de vida política. Casi la mitad de los diputados del Parlamento son nuevos; es una cifra brutal.
- Otro de los cambios importantes en el rompecabezas político de Israel, es la creación del partido Yesh Atid, formado hace menos de un año por el ex periodista Yair Lapid, que apunta a la juventud y a la clase media...
- Lapid consiguió de la nada 19 escaños, que es un número extraordinario. Se convirtió en la segunda fuerza política de Israel y apunta a ser primer ministro en las próximas elecciones.
- Esto obliga a Netanyahu a negociar. ¿Hacia dónde deben apuntar esos acuerdos?
- Netanyahu está intentando formar una coalición totalmente distinta de la anterior, que era mucho más conservadora. Quiere crear un gobierno un poco más abierto basado en una plataforma común. Lapid se convertirá en el viceprimer ministro y tendrá una de las carteras más importantes. Sé que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó a Lapid, porque Obama tiene un problema casi personal con Netanyahu; aunque Estados Unidos apoya de forma sistemática y tradicional a Israel, hay unas diferencias entre ambos líderes, y para Obama es muy importante tener una alternativa como lo fue el ministro de Defensa, Ehud Barak, durante el anterior mandato. Lapid es un tipo muy atractivo, cinturón negro de karate, un gran escritor y periodista; un tipo muy culto, que habla muchos idiomas. Estamos, como resultado de estas elecciones, iniciando un nuevo proceso político interno en Israel fascinante.
- ¿Cuáles deben ser las prioridades de este proceso político?
- La gente tiene una gran curiosidad, es la primera vez en mucho tiempo que se nota que hay expectativa en el aire, esperanza de que las cosas cambien. A nivel social interno, los israelíes quieren bajar el precio de la vivienda; poder dar más ayuda a los jóvenes; quieren que las clases media y baja tengan más facilidades. Todo esto va a ocurrir, porque no le quedan más alternativas a Netanyahu; tarde o temprano tendrá que pactar con Lapid para poder formar gobierno.
- Lapid pone como condición reanudar las negociaciones de paz con los palestinos. ¿A dónde podría ir ese diálogo?
- Ante todo apunta a corto plazo, a impedir nuevas guerras, nuevos enfrentamientos, más violencia. Apunta quizá a lo que Obama define la fórmula de dos Estados para dos pueblos. Básicamente la base de la negociación puede ser ésa, que es la creación de un Estado palestino al lado de Israel, que viva en paz y seguridad. El problema básico para llegar a esa fórmula es que, aunque Israel quiera hacerlo, en este momento la parte palestina está dividida en dos: hay un ala más moderada, más abierta, que es la palestina de Cisjordania, y por separado está la Franja de Gaza, que controla Hamás, que es un grupo fundamentalista radical que ni acepta la creación de un Estado palestino independiente normal, sino que quiere un Estado teológico en toda la región. No acepta la existencia de Israel ni los acuerdos ya firmados entre palestinos e israelíes, y eso es un problema, porque con quién va a pactar Israel de estos dos lados.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, realmente quiere un acuerdo, pero no logró convencer a ambas partes de llegar a un frente común.
- Cymerman modifica su tono de voz cuando habla de Irán. Es una intención más severa, con la que quiere poner en proporción el tamaño del problema.
- Irán despierta en Israel los fantasmas del Holocausto. Es la única nación de la ONU que dice abiertamente que quiere borrar del mapa a otro país. Lo dice todas las semanas; su presidente lo expresa claramente; no es que lo esconda o que haya tácticas; lo dice en sus discursos y reconoce que está desarrollando un proyecto nuclear. No solamente quiere destruir a Israel; tiene otros objetivos. Quiere purificar a la tierra de infieles.
- Hace más de una semana viajó a Noruega a entrevistar a Mohammed Razza Hidari, un cónsul iraní que desertó del régimen y ahora tiene asilo político en ese país por el miedo a ser asesinado. ¿Qué salió de ese reportaje?
- Las cosas que Hidari me contó sobre el régimen de Irán son para mí lo más tremendo por un lado, pero lo más serio que oí sobre el tema. Porque se trata de alguien que lleva más de 20 años trabajando para ese régimen. No es alguien de afuera que dice «sí, sí, nos están amenazando», sino que él conoce a los líderes; él dirigió ocho años el Aeropuerto de Teherán.
Me contó de la existencia de un avión que va de Teherán a Caracas y viceversa, que no es revisado por la aduana y generalmente es tripulado por pocas personas. ¿Qué transporta ese avión? Me dijo que de Irán a Venezuela lleva armas, misiles y que eso sucede normalmente. ¿Y de Venezuela a Irán de vuelta? Ahí comenzó a moverse incómodo en la silla, no sabía si decírmelo o no. No pudo evitarlo y confesó: uranio.
Además agregó que para frenar el proyecto nuclear hacen falta más presiones internacionales, además de la económica. Un boicot político como cerrar las embajadas iraníes en todo el mundo y perseguir a sus líderes por conexiones terroristas. Serían pasos firmes para que la población tome valor en las próximas elecciones de junio y opte por la vía democrática.
Hidari agregó que se trata de un régimen nefasto que permite que Al Qaeda se entrene dentro del país, en sus bases.
Sobre Israel dijo que es absurdo que en el siglo XXI aún haya quien ponga en duda su derecho de existir como Estado.