Es temprano aún para saber si Yityish «Titi» Aynaw, la nueva reina de belleza de Israel, ganará también el concurso mundial y será coronada como «Miss Universo». Lo seguro es que en Israel, ya ha hecho historia, al convertirse en la primera joven de la comunidad etíope del país en ser elegida «Miss Israel».
Pero a Titi no se le sube nada a la cabeza. Y no porque sea difícil llegar a una altura de 1.82, sino porque la vida le ha enseñado que siempre hay que luchar.
Nacida en una aldea en la zona de Gondar, en Etiopía, perdió a su padre a los 2 años de edad y a su madre a los 12. Inmediatamente después de quedar huérfana de ambos, emigró a Israel junto a su hermano mayor. En Israel ya estaba instalado el resto de la familia, incluyendo sus abuelos maternos, que se hicieron cargo de ella.
En septiembre último finalizó su servicio militar, tras tres años, dado que hizo curso de oficiales. A los pocos días, con el sueldo de oficial que había ahorrado, viajó a Etiopía y cerró un círculo con su pasado. Poco después, una amiga la anotó sin decirle de antemano para el concurso «Miss Israel».
Pero Titi no se duerme sobre los laureles. Se siente feliz, claro, por la época actual, pero ya tiene muchos planes para el futuro. Por ahora, quiere disfrutar el año de su reinado, aunque también lo considera una gran responsabilidad. Y sigue por cierto enamorada de su novio, con el que sale hace casi dos años y que, dicho sea de paso, no es de su comunidad.
Sobre pasado, presente y futuro, en esta entrevista que Titi nos ha concedido.
- Titi me alegra mucho poder conversar contigo porque apenas ganaste el título de Miss Israel y hablaste públicamente, quedó clarísimo que de por medio el tema no es sólo belleza. Y quizás una confirmación de ello está ya en tu nombre. Muchos jóvenes de la comunidad judía etíope de Israel adoptan nombres hebreos, pero para tí es cuestión de principios mantener el tuyo ¿verdad?
- Por supuesto. Entre los judíos etíopes los nombres tienen significado, no se los da sólo porque suena bien. Yitayish significa mirada, mirada hacia el futuro. Titi es un diminutivo, también en amhara, mi idioma natal.
- Desde que ganaste el concurso se ha escrito y hablado mucho sobre tí diciendo que la tuya es como una historia de Cenicienta. ¿Estás de acuerdo con esa imagen?
- No, para nada.
- Ya me parecía. Después de haberte oído hablar en diversas oportunidades, enseguida sentí que no irían contigo esas frases hechas...
- Así es. Yo perdí a mis padres de chica, es cierto. Crecí con mis abuelos y mentiría si dijera que fue sencillo porque no lo fue. Pero no llegó ningún príncipe en un caballo blanco a buscarme. Trabajé duro toda mi vida y logré cosas a través de mi esfuerzo; ya sea en los estudios, en los que me fue muy bien, o en el Ejército, en el que eduqué soldados, o ahora, que siento que estoy representando a mi comunidad. Nadie vino y me llenó de polvo mágico.
Además, no me veo como una pobrecita sino como alguien que puede inspirar a cualquiera. No importa en qué situación uno está en la vida; a qué punto uno llega; siempre hay una luz al final del túnel; siempre uno tiene la posibilidad de éxito. Yo lo logré por mi trabajo duro. Nada me vino de arriba, de regalo. La vida no es sencilla.
- Siempre hay alguna lucha por librar...
- Sin duda. Cada uno por su camino y con sus desafíos.
- ¿Puedes decir además que la tuya no fue una historia de Cenicienta porque aunque nadie puede suplantar a los padres, creciste con el amor de tus abuelos?
- Sí; ellos estaban ahí conmigo y me criaron. No voy a decir que fue fácil; fue difícil. Fui creciendo y uno va necesitando cosas que haría con sus padres; cosas muy personales que al final tuve que aprender con mis amigas. Todos sabemos, por ejemplo, que en el Ejército hay momentos complicados y una puede necesitar a veces en medio de la noche llamar a alguien para que lo escuche.
- Tener un hombro sobre el que apoyarse...
- Exactamente.
- ¿Qué esperabas cuando venías a Israel? ¿Y cómo fue encontrarte con la realidad?
- Allá estudiábamos sobre Israel de la Torá. Todo lo que dice sobre la Tierra de Israel y eso es lo que uno imagina. Si en la Torá dice que es una tierra que emana leche y miel, eso es lo que uno sabe. Uno no espera algo de la era moderna. Y aunque no hallamos el oro en el suelo, vinimos tras años de esperanza de vivir acá. Claro que al llegar vi que todo era diferente de lo que pensaba, pero no me concentré en eso. Llegar a Israel, para mí, era la realización de un sueño y eso era lo que contaba.
- ¿Recuerdas cuánto tiempo te llevó hasta que te sentiste en casa?
- La verdad es que la aclimatación fue bastante rápida. No estuve en ningún marco tipo «invernadero protector» sino que sentí que me tiraron rápidamente al agua profunda y así aprendí a nadar enseguida. Por ejemplo, no fui a estudiar a un lugar sólo de inmigrantes de Etiopía sino con israelíes, con todos; y eso me ayudó mucho. Fui directo a vivir en la ciudad; a vivir con mis abuelos; o sea que me podía sentir en casa. Era un ambiente en el que alrededor todos hablaban hebreo. Además, quería olvidar rápidamente el pasado, así que me zambullí en la aclimatación.
- ¿Querías olvidarte por lo sufrido sin tus padres?
- Por los recuerdos, por no tener a mis padres. Realmente quería olvidarme de eso. Ese fue el tema central. La vida allí, en Gondar, no era sencilla, pero a mí me gustaba. Me gustaba la naturaleza; me da orgullo haber llegado de allí. Es un país hermoso. Pero lo difícil fue crecer desde tan chica sin mis padres. Apenas llegué me concentré en hablar hebreo y a los seis meses ya lo sabía muy bien. Traté de ambientarme lo más posible, pero a medida que fui creciendo me molestaba el pasado, sentí que tenía que cerrar un círculo, así que en setiembre viajé a Etiopía a ver mis raíces.
- Me imagino que no fue nada sencillo…
- Para nada.
- Construiste una lápida sobre la tumba de tu mamá al ver que el cementerio estaba en muy mal estado...
- Así es. Y volví más plena, más fuerte que nunca, plena conmigo misma. El viaje me dio fuerzas emocionales. Es algo grande que le puede pasar a una persona sentir algo así.
No sólo concurso de belleza
- ¿Cómo te sientes en la situación actual? Por un lado, ganaste un concurso de belleza y por otro está claro que eso no es lo único que cuenta tampoco en una competencia así...
- Ante todo, lo que tú dices es cierto. Todo lo que me está pasando, esta situación, es algo muy grande. Trae consigo muchos compromisos y siento que en mi caso son mayores todavía porque al ser la primera de la comunidad etíope que sale electa, siento la necesidad de demostrar que eligieron bien.
- O sea que ahora sientes una responsabilidad que va más allá de tu propia persona; como que es algo que irradia hacia toda la comunidad...
- Así es. Pero la verdad es que nunca me vi a mi misma sólo a nivel individual. Siempre me sentí parte de la comunidad y que debo actuar como representante, como enviada. Siempre tuve esa sensación. Así fue en mi servicio militar, en los estudios...
- Eso es algo que viene en la sangre; con lo que uno nace...
- Parece que sí.
- ¿Cuál es tu motor? ¿Qué es lo que te empuja?
- Mi motor es más que nada lo que he pasado en la vida. Además, siempre sentí la necesidad de representar a mi comunidad, de garantizar que haya plena igualdad, que nos vean como totalmente iguales en todo. Jamás tuve ningún problema de racismo, pero tengo claro que cuando la gente me mira lo primero que ve no es a Titi.
- Primero ven el color…
- Claro. Primero ven que soy etíope. No es que me moleste; estoy orgullosa de ser de la comunidad etíope. Simplemente explico la problemática de cuando quizás lo juzgan a uno sin conocerlo. De todos modos, te diría que yo siempre tuve claro que hay lugares a los que quiero llegar en la vida; que sé cómo quiero actuar; qué deseo hacer en pro de la sociedad en general. La verdad, siempre me sentí en posiciones de liderazgo.
Representando a Israel
- Y con todo esto de fondo ¿a quién estarás representando en Miss Universo?
- Dentro de Israel sentí que estaba representando a la comunidad etíope, pero está claro que allí, en el concurso internacional, seré Miss Israel; estaré representando a todo Israel. Y lo haré con mucho orgullo y en forma digna; de eso no tengo duda. Allí no hablaré de los israelíes etíopes sino de todos los israelíes. En el concurso dije que me parece hermoso que Israel sea una sociedad multicultural y que hay que poder mostrarlo en el exterior. Será bueno poder destacarlo al representar a Israel.
- Y cuando piensas en los problemas con los que lidian miembros de la comunidad - y está claro que no se puede generalizar - ¿crees que hay lugar para autocrítica?
- Por supuesto. Pero también hay que recordar que estamos aquí hace sólo 30 años y que no llegamos de un país europeo sino del tercer mundo. Cuando uno llega de un país desarrollado es más fácil aclimatarse. Muchos de nosotros llegamos de aldeas. Aquí tratamos de desarrollarnos y crecer. Pero llevará tiempo. Además, la comunidad es cerrada. Soy consciente de que entre distintos grupos, en el mundo todo, hay todo tipo de sentimientos de tipo racista.
- Discriminatorios te refieres...
- Exactamente. Pasan cosas así entre blancos; hay antisemitismo y judíos han sido asesinados por ser judíos.
- Te refieres entonces al mundo en general, no a Israel…
- Así es. Ese fenómeno de sentimientos contra grupos por ser de tal o cual origen existe en todos lados. En Israel, estoy segura que lograremos sobreponernos a todas las diferencias que pueda haber hoy. Sea como sea, como decía antes, en el concurso internacional estaré representando a todo Israel. Tengo claro que si no fuera porque quiero mucho a este país y porque también me siento bien conmigo misma y lo que puedo aportar, no podría haber estado en el Ejército y no habría educado soldados. Entre otras cosas, como oficial en la Policía Militar, tuve que enseñar a soldados que iban a los puestos de control por los que pasan palestinos a Israel. Y el mensaje era claro: se debe hallar el equilibrio entre preservar la seguridad de los soldados y del país, y al mismo tiempo, de respetar a la gente y mantener su dignidad. Así me lo decían a mí mis comandantes y ese era también el mensaje que transmitía a mis soldados.
- Es complejo...
- Muy complejo. Como bien sabemos, pasó más de una vez que traían explosivos quienes parecían civiles inocentes; hubo ataques con mujeres supuestamente embarazadas, niños… y uno igual debe esforzarse para no cometer errores.
No pensaba en Miss Israel
- Titi, al principio me dijiste que siempre supiste lo que querías hacer; y seguro ya puedes ir marcando varios espacios como cumplidos. ¿Pero también Miss Israel estaba en los planes?
- No; en absoluto. Pensaba sí que quería llegar a ser modelo, pero no a través del concurso de belleza Miss Israel. Quien me empujó fue Noa, con quien somos muy amigas desde que yo llegué a Israel, hace ya nueve años. Ella siempre me dijo que tendría que hacerlo y al final me anotó sin preguntarme. Recibí en mi celular un mensaje avisándome «te aceptaron a las pruebas de clasificación de Miss Israel» No entendí al principio, pero bastante rápido me di cuenta que era obra de Noa. Le dije que no estaba segura, que no quiero ir, pero ella vino hasta mi casa y me llevó hasta el concurso.
- Claro que hay que ser linda, esbelta y tener buena figura; pero que eso no alcanza, ¿verdad?
- Sin duda.
- O sea que podemos asegurar que si no te sintieras segura de ti misma en cuanto a tu personalidad, no le habrías hecho caso a Noa...
- Plenamente de acuerdo. Además, el concurso no consistía en pararnos y sonreir todo el tiempo. Analizaron distintas facetas: cómo nos expresamos, qué cosas nos resultan importantes. Hicimos actividades en pro de los niños de «Variety» y cada una traía una idea. Realmente se fijaron en muchos parámetros. Estudiaron nuestra capacidad de liderazgo, la seguridad en nosotras mismas, nuestra capacidad de aparecer ante el público. Todo el tiempo había filtros; sacaban chicas que iban quedando fuera porque todo el tiempo había exámenes. Por eso, este año, al programa en público llegamos sólo 10 candidatas, no las 20 iniciales. Y todo el tiempo había nuevas clasificaciones.
- Seguramente ya estaban pensando en cómo la futura reina representaría a Israel.
- Sí; yo también lo creo.
- ¿Y por qué te parece que finalmente te eligieron a tí?
- No puedo colocarme en la cabeza de los jueces porque, además,creo que todas las chicas eran fantásticas e inteligentes. Pero sí puedo asegurar que dí lo máximo de mi misma en todo, lo cual siempre trato de hacer. Dediqué esfuerzos a las cosas, llegaba a tiempo a todos lados, hice lo que tenía que hacer. Creo que además, el Ejército me ayudó mucho durante todo el concurso, por la madurez que te da el servicio militar. Estuve tres años en el Ejército porque hice el curso de oficiales y terminé como vicecomandante de un batallón. Sentí que controlaba mi situación; estaba segura cuando sacaba una palabra de mi boca; nunca me pasó que después de hablar me arrepintiera de lo que había dicho o lo que había callado. Creo que eso fue en gran medida gracias a la experiencia en el Ejército, a la seguridad que eso te da.
Titi y Obama - Mútuamente impresionados
- Titi; leí en uno de los artículos escritos sobre tí, que tu presencia sobre el escenario no dejaba a nadie indiferente, que marcas presencia. Y tengo entendido que dejaste impresionado también al presidente Obama...
- (Risa)...
- Bueno; me gustaría oir alguna impresión, ya que entiendo que los dos quedaron encantados...
- Te aseguro que él me impactó a mi. Para mi el encuentro fue como cerrar un círculo. Cuando resultó electo, yo estaba en el penúltimo año de mi secundaria y escribí un trabajo sobre él. Me sentí inspirada por él. Es el primer presidente negro de Estados Unidos, pero el tema no es sólo eso sino también que consiguió las cosas por sí mismo, con su duro trabajo, estudiando. Él y Michelle vivieron mucho tiempo en lo de los padres de ella, en una habitación. Andaban en un coche con un agujero, y de todo, sacó lo mejor.
- Y tú podías sentirte identificada con él también desde un punto de vista muy personal: él también vivió con sus abuelos…
- Es cierto. Y no es nada sencillo.
Israel, mi casa y el hogar de los sueños
- ¿Qué te gusta de Israel?
- Me gusta que es un país que recibe inmigrantes, que les ayuda a aclimatarse. Esto no pasa en ningún lado, sólo aquí. Me gusta que es un país con muchos matices y colores. Esto es lo principal. Israel es mi casa.
- Y ahora, ¿cuáles son tus sueños?
- Primero desarrollar una carrera de modelo y actriz. Pero luego quiero estudiar diplomacia y ser embajadora de Israel.
- ¿En Etiopía?
- Aún no lo sé.
- Tendrás que esperar que finalice sus funciones otra israelí de origen etíope que está ahora como embajadora allí.
- (Risa) Igual me llevará tiempo hacer un título universitario.
- Y luego, ¿dónde te ves? ¿Qué tiene que pasar para que a los 120 digas «tuve éxito en mi vida»?
- Ante todo, quiero tener muchos hijos. Quiero ocho; bueno, no sé si tantos; pero seguro muchos. Y quiero saber que en todos aquellos sitios a los que llegue, todo lo que alcance, sienta que lo logré sin perder mis valores. Eso es muy importante para mí.
- Y es bueno ese deseo, porque su concreción depende sólo de ti. Muchas suerte Titi. Ha sido un placer hablar contigo y ver en qué buenas manos está el título de «Miss Israel».
- Muchísimas gracias a ti.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay