Este domingo, al comenzar el mes de Tamuz del calendario hebreo, las «Mujeres del Muro» volverán a luchar por su derecho a rezar en el sitio más sagrado del pueblo judío, el «Kotel», el Muro de los Lamentos, tal como consideran que tienen derecho a hacerlo: cubiertas con el manto de oración («talit») y llevando los Rollos de la Ley - los Sifrei Torá.
Llegarán, tal cual lo hicieron el viernes 10 de mayo por el Rosh Jodesh (comienzo de mes) del mes hebreo de Siván, sabiendo que a diferencia de lo que sucedió durante años, había esta vez una decisión de un tribunal de Jerusalén encabezado por el juez Moshé Sobel que les daba la razón, ordenando a la policía a protegerlas en lugar de detenerlas.
Para comprender de fondo los matices de esta situación - clave para el pueblo judío todo, no sólo para Israel -, para oír sobre los motivos de preocupación y las razones para no perder la esperanza, entrevistamos a Anat Hoffman, líder de «Mujeres del Muro» y figura clave de la corriente reformista en Israel.
Este es un resumen de su apasionado relato.
- Anat, a fin de abril un tribunal de Jerusalén adoptó una decisión dramática relacionada con la lucha de las «Mujeres del Muro» respecto al rezo en el Muro de los Lamentos, que fue motivo de celebración para ustedes y quienes las apoyan. Pero creo que sería prudente decir que ganaron una batalla importante… aún no ganaron «la guerra»… ¿verdad?
- Ganamos una batala, en efecto, y ahora la pregunta es cómo implementar esa victoria. La policía y el rabino del Muro de los Lamentos recibieron una derrota y ahora nosotras queremos mostrar la generosidad de los vencedores. Deseamos abrir una nueva página con la policía y con el rabino del Muro y llegar de común acuerdo a la implementación del veredicto judicial.
Ya tuvimos un rezo posterior a la decisión judicial, en el primer día del mes de Siván. Esperábamos llegar al Kotel cubiertas con el talit, llevando Sifrei Torá, rezando en grupo, sin tener miedo a que la policía nos detenga y esperando que si otros grupos nos vienen a atacar, la policía nos defienda en lugar de frenarnos y atacarnos.Y que todo pase en paz, en calma. Y más que nada, que el tema deje de ser noticia. Que sea norma. Que como hay Bar Mitzva en la parte de los hombees en el Kotel, pueda haber también Bar Mitzvá en la parte de las mujeres.
Nos reunimos ese día, que fue en fecha común, el 10 de mayo, 330 mujeres. La explanada de la parte femenina «ezrat nashím», estaba repleta con 6.000 jovencitas de seminarios rabínicos que habían recibido la orden de sus rabinos de no ir a estudiar.
- Para impedir así físicamente que ustedes puedan entrar.
- Exactamente. Y eso lo lograron, porque estaba todo repleto y físicamente no había lugar para nosotras. Ellas fueron a rezar allí, aunque la intención de quienes las mandaron era que nos molesten con su sola presencia. Además, fueron 4.000 hombres, pero su intención no era rezar sino atacar, molestar, actuar con violencia, vergonzoso totalmente. La policía nos tuvo que evacuar de allí en autobuses debido a las piedras. No hay palabras.
- Entonces… ¿qué pasará el domingo, Rosh Jodesh Tamuz?
- Las jovencitas no irán más. Lo sabemos porque una de nosotras estuvo todo el tiempo en la parte de las mujeres, logró entrar, y las oyó hablar, y sabemos que nos vieron con simpatía, que vieron nuestro comportamiento, frente al comportamiento violento de los extremistas que nos atacaron, y se preguntaban cómo ellos pueden profanar así el nombre de Dios. Y sabemos por distintas vías que en sus casas luego plantearon preguntas difíciles y que también preguntaban por qué ellas no pueden orar con talit…
- Muy fuerte...
- Así es…
- ¿Quedaron satisfechas con la actitud de la policía?
- Totalmente. Nos protegieron como debían y tuvieron esa idea genial de evacuarnos de allí en los autobuses. Este domingo nos llevarán al Kotel, desde el lugar en el que nos concentramos, en autos blindados por si nos tiran piedras. La policía estima que habrá entre 50.000 y 100.000 ultraortodoxos allí para impedir que nosotras podamos rezar. Rabinos han emitido llamados radicales inaceptables a sacarnos del medio. No saben que con cada palabra extremista nos fortalecen.
- Recién le preguntaba sobre guerras y batallas...
- Así es. Y hay que comprender que aquí hay algo más amplio. Quien no terminó aún la «guerra» en términos más amplios son el movimiento reformista y el conservador, ya que aún no hay respuesta a la necesidad de un rezo en comunidad igualitaria en el Kotel. El hecho que tú hayas tenido que hacer el Bar Mitzvá de tu hijo, como me contaste antes de empezar a grabar, en otra parte que es de hecho un sitio arqueológico al que se entra pagando, es porque no había una respuesta en la zona del Kotel mismo para una comunidad en la que la madre quiere estar junto a su hijo cuando lee la Torá. Esta lucha aún no ha terminado.
- Yo quería hacer el Bar Mitzvá junto al Kotel, por lo que significa para los judíos todos, no sólo religiosos, pero en efecto, no quería estar separada de él. Como en lo que se denomina «el kotel del sur», junto al jardín arqueológico, la zona no fue declarada nunca como sinagoga, se puede orar juntos hombres y mujeres…
- Y eso no tiene ninguna lógica. No debería ser así, el que haya que recurrir a ese lugar alternativo y no se lo pueda hacer en la explanada general del Muro de los Lamentos.
- ¿Qué rol cumple en todo esto el rabino del Muro de los Lamentos?
- El juez Sobel fue muy claro diciendo que el rabino del Kotel no determina la «ley del lugar». Estimo que el rabino del Kotel tiene dos opciones. Una es contactarse con sus amigos en los partidos ultraortodoxos y proponer que traten de promulgar una ley que determine que el rabino del Kotel es el que fija la ley del lugar. Dudo mucho si una legislación así podrá tratarse ya que el asesor jurídico del Parlamento dirá que hay una apelación nuestra, o sea del Centro Reformista para la Religión y el Estado que yo encabezo, que pide desmantelar la Fundación por el Legado del Muro de los Lamentos (Keren LeMoreshet HaKotel) que presentamos hace pocos meses en nombre de las «Mujeres del Muro», el Movimiento Conservador, las organizaciones ortodoxas Kolej y Neemanéi Torá Veavodá y del Movimiento Reformista.
- ¿A qué se debe esa apelación?
- A que vemos que en la Fundación mencionada encabezada por el rabino del Kotel, Shmuel Rabinovich, hay 15 miembros, todos hombres, la mayoría ultraortodoxos, y que es una organización que no refleja a los interesados en el Kotel. Recordemos que en el Kotel están interesados, por ejemplo, los judíos de la diáspora pero no hay ni un representante de los judíos del exterior. Lo mismo con las mujeres; ni una. Y ni un reformista ni conservador. Allí hay solamente ultraortodoxos.
- ¿Es problabe, cree usted, que el tribunal acepte vuestra apelación?
- Nosotros creemos que sí. El rabino del Kotel, en el tribunal, habló como una persona que siente la tierra temblando bajo sus pies. Tiene la demanda contra la Fundación, el veredicto del Juez Sobel del mes de abril sobre el rezo de las «Mujeres del Muro» y está bajo una impresionante presión de lo que se conoce como «la fórmula Sharansky».
- Recordemos que el primer ministro, Binyamín Netanyahu, encomendó al presidente de la Agencia Judía, Natán Sharansky, hallar una fórmula que permita el rezo igualitario en parte del Kotel.
- Exactamente. Me preocupa sin embargo que aún no se haya presentado nada. Y me consta de altas fuentes que no puedo identificar, que la intención es tratar de sacarnos del medio acusándonos de que por culpa de nuestras «provocaciones» puede haber derramamiento de sangre. Esto no puede ser.
- El tema del rezo es sin duda clave para el pueblo judío todo. En realidad cabe recordar que en el exterior es mayor el porcentaje de judíos reformistas y conservadores que en Israel...
- Pues te diré que es clave, porque hay judíos que me dicen que hace ya mucho que no se sienten en casa cuando van al Kotel. Y me identifico plenamente con ellos. Sé que es muy difícil dirigir un grupo formado por gente muy diversa, distintas corrientes en el judaísmo. Y el rabino Rabinovich tiene que dirigir un Kotel así. Y hay que saber escuchar a cada uno, hay que tener sensibilidad respecto a cada uno y saber respetarse mutuamente.
- Anat, he conversado algunas veces con el rabino del Kotel, que - recordemos -no está aquí para responder o «defenderse» de las críticas. Si bien las circunstancias en las que los vi y hablé con él no estaban relacionadas a temas polémicos como este que tratamos hoy, le diré que nunca me dio la impresión de ser una persona extremista con la que no se puede hablar. ¿Me equivoqué yo en mi impresión o el tema es que más allá de su personalidad y de la forma en que su carácter puede incidir en el desempeño de su cargo, está el tema más grande del establishment religioso; y hay tanto que la religión determina en Israel, que eso es lo clave al final?
- Creo que con el correr de los años se ha ido tornando más extremista. Me parece que fue elegido para el cargo por su sociabilidad y don de gente, pero el hecho es que hace poco, en un debate en el Parlamento, mientras yo hablaba él se tapaba la cara con su sombrero para no verme.
- ¡Qué horror!
- Él dice que se desgarra entre extremistas de un lado y de otro. Pero creo que esa afirmación no es cierta. Él está mucho más cerca de los extremistas que le sacaron el aire de las ruedas y lo amenazan de muerte. Es un hecho que jamás trató de dialogar con las «Mujeres del Muro». Jamás, en 24 años, no llamó ni una vez para ver quiénes somos, para que nos encontremos a hablar, a escucharnos. El fue nombrado por Shimón Peres. Podría haber sugerido que nos reunamos de modo informal en la residencia del presidente, sin prensa presente, para tratar de hallar una solución. No, no creo que es una persona moderada y además, cuando una persona se halla en un cargo como el suyo, lo que importa no es su retórica sino la forma en que actúa. La pregunta acá es si acaso más israelíes - hombres y mujeres - se sienten en casa cuando van al Kotel o si visitarlo es una experiencia que prefieren no hacer y que dejan para cuando acompañan a algún turista o tienen un Bar Mitzvá.
Creo que si hubiera un Kotel en Chipre, veríamos el mismo fenómeno que se da por el hecho que no hay posibilidad en Israel de elegir entre un casamiento religioso y uno civil, razón por la cual 80.000l israelíes - entre ellos mi hijo Ariel, con Mijal - viajan a Chipre a contraer matrimonio. Hace poco mi hijo se casó en Chipre, sin sus padres, abuelos y hermanos, en una sala de la intendencia de Nicosia, por civil, donde había una cruz y una foto del Arzobispo de Chipre. Es toda una industria. Y los que sacaron las siete fotos de la ceremonia, fueron los otros israelíes que se casaron después que ellos. Y Ariel y Mijal les tomaron luego a ellos las fotos. Así, todos los días. Recibieron un llavero de recuerdo en el que dice «Mazal Tov» en hebreo.
- ¿Pero por qué se casaron allí? ¿Era mejor en Chipre, con una cruz en la sala?
- No querían exponer a Mijal al tribunal rabínico en caso de un eventual divorcio. Es que al no haber libertad de matrimonio civil, tampoco hay libertad de divorcio civil. No puede ser que yo sienta que un judío tiene mayor libertad religiosa en el exterior que en el propio Israel.
- Hay aquí muchas dimensiones para tratar. Pero volvamos a las «Mujeres del Muro». Usted dice que el rabino del Kotel nunca intentó hablar con ustedes. ¿Quiere decir que habría habido posibilidad de algún término medio?
- Por supuesto. Propuse una fórmula ya en 1998. Expliqué que los judíos no construimos grandes estructuras, catedrales o cosas así, sino que usamos los espacios en el tiempo. El shabat, por ejemplo, es un templo en el tiempo. Pesaj, también es una estructura en el tiempo. Los judíos hablamos mucho del tiempo, como algo que construimos, y hasta bendecimos «she higuiánu lazmán hazé», que hayamos llegado a este momento. Creo que es algo gigantesco. Pues yo sugerí que también en el Kotel hallemos un espacio especial en el tiempo para solucionar el conflicto.
- ¿O sea?
- Sugerí que hasta determinada hora, el Kotel sea una sinagoga ortodoxa en la que el rabino determine la ley del lugar y que después de esa tiempo, por unas horas, se saque la separación entre las dos partes de hombres y mujeres, se la guarde en un depósito, que en ese lapso el rabino no determine la ley del lugar y el Kotel pase a ser un santuario nacional abierto a todos, volviendo luego, finalizado el tiempo predeterminado, a ser una sinagoga con la separación. La sugerencia era dividirnos el tiempo.
- Suena muy lógico..
- Es más; pedíamos ¡sólo 11 horas al año! En todo el año hay más de 8.000 horas y pedíamos solamente 11.
- ¿Por qué tan poco?
- Para tener el mínimo necesario y dejar en claro que estamos dispuestas a hacer todo para llegar a una solución. Pedíamos recibir una hora por mes, en cada primer día del mes del calendario judío, Rosh Jodesh, para rezar allí a nuestra forma. En el mes de Tishrei, año nuevo, no lo pedimos, porque es una fecha en la que cada una está con su comunidad. Somos una organización compuesta por mujeres de distintas corrientes. En Rosh Hashaná yo quiero estar en mi sinagoga reformista, mi adjunta en su sinagoga ortodoxa, otras de la directiva en las suyas. Y ninguna querrá ir a la oración y no poder escuchar a su jazanit, cantora litúrgica.
Así que como en el primer día de Tishrei no vamos al Kotel, quedan sólo otros once días por año que son el primero de cada mes; y para esos días pedimos una hora. Era una propuesta especialmente abierta y generosa; se puede implementar mañana mismo; no sale millones y soluciona todos los problemas ya que no requiere ninguna revolución sino sólo que los judíos entiendan que se puede compartir.
No venimos a este mundo para agregar divisiones sino para sacarlas.
- El tribunal, el Juez Sobel, les dio mucho más de lo que ustedes habían propuesto ¿verdad?
- Exactamente. El tribunal nos dio mucho más de lo que habíamos sugerido. El rabino, por sus propios intereses, habría hecho mejor si hubiera aceptado lo que propusimos. Si hubieran aceptado la fórmula que sugerimos en 1998 hoy no se hallaría en una situación en la que no puede determinar la ley del lugar. En su momento yo inclusive había dicho que el tribunal determine cuándo sería la hora que recibiríamos del primer día de cada mes, para que sea la hora que menos hiere los sentimientos de los demás, que piensan diferente. Dije que puede ser a las 5:00 de la mañana, a las 6:00 de la mañana; cuando lo determinen. ¿Sabes qué respondió el entonces ministro de Cultos, de Shas? Que once horas es demasiado porque «el Kotel escucha, así lo creemos, y yo como ministro de Cultos, sé lo que el Kotel quiere ver y lo que el Kotel quiere escuchar. Y no quiere ver a esas mujeres ni escuchar a esas mujeres».
- De fondo hay un problema muy serio, por qué ultraortodoxos, que son el 10% de la población de Israel, pueden tener control de todo esto…
- Porque tomamos las llaves del Kotel, tomamos las llaves del matrimonio judío y tomamos las llaves del judaísmo y se las entregamos a una minoría en el pueblo judío. Es una minoría parte de la cual se comporta en forma extremista, una minoría respetable, pero minoría, pequeña minoría en el pueblo judío. La enorme mayoría del pueblo judío no es ortodoxa. Tampoco la población de Israel tiene mayoría ortodoxa. ¡Pero igual les dimos las llaves!
- Hay algo clave que debemos recordar. Tampoco todos los ortodoxos son lo que en hebreo se llama haredim…
- Por supuesto que no. En las «Mujeres del Muro» tenemos no pocas ortodoxas que dicen que no pueden ser que ellos tengan las llaves de la religión. Creo que el rabino Rabinovich no era haredí cuando fue nombrado para el cargo por Peres y Yossi Beilin. Lo que pasó es que los ataques desde la extrema derecha fueron tan fuertes, críticas sobre tal o cual práctica que no es suficientemente religiosa, que gradualmente se fue tornando más radical.
El origen del problema es que financiamos a la gente encargada de los cargos religiosos. Casi 4.000 rabinos en Israel reciben sueldo del Estado. Todos son ortodoxos, con la excepción de la rabina Miri Gold, la primera rabina reformista de Israel que recibirá sueldo gracias a una gran victoria legal que hemos obtenido. Pero no lo recibirá del ministerio de Cultos sino del ministerio de Cultura y Deportes. Será el mismo sueldo que el que recibe un rabino hombre ortodoxo, pero lo recibirá «de otra forma».
- Sería para reírse si no fuera para llorar…
- Aparte de este punto, cabe recordar que parece que nunca se puede sacar a un rabino de su cargo. El rabino Rabinovich es vitalicio; al menos no hay fecha de término de sus funciones. Sólo en el cargo de Gran Rabino de Israel hay limitación por diez años. En una situación así, en la que no hay competencia y en la que no terminan nunca sus funciones, la forma de destacarse de algunos es adoptando líneas más extremistas. Y entonces empiezan a no mirar a las mujeres cuando hablan y otras barbaridades así.
- Su descripción suena difícil e irreversible, pero cuando hay de por medio una mujer luchadora como usted, seguro que nada le parece irreversible...
- A mí no me parece irreversible para nada, sino absurdo, al límite de lo ridículo. Y cuando hay un fenómeno social absurdo y ridículo, está destinado a desaparecer. Ese será su fin. No puede ser lo contrario. Hay cosas que no se podrá parar, los cambios.
- ¿Ve en el terreno elementos que indican que algo está en camino a cambiar, además del veredicto del tribunal encabezado por el Juez Sobel?
- Creo que basta con ver los resultados de las elecciones. Muestran que los israelíes quieren ver en el Parlamento algo diferente. Estimo que los 80.000 israelíes que se casaron en Chipre no sólo votaron con las piernas al viajar hasta allí para casarse sino que habrán votado algo determinado en la urna cuando hubo elecciones. En el futuro visible debemos conseguir libertad de matrimonio en Israel, libertad de sepultura y libertad para elegir qué rabino queremos.
Otro elemento que nos da esperanza es que todo este intento de que Natán Sharansky elabore una fórmula de solución no nació en el aire porque Netanyahu quiso sino porque sufrió una fortísima presión del judaísmo de la diáspora. Viajé a Estados Unidos para hablar con líderes comunitarios y exhortarles a que nos ayuden a que recuperemos las llaves. Es una ayuda no sólo para los judíos de Israel sino para los judíos del exterior. Tenemos que recuperar las llaves.
De todos modos, el tema de Sharansky es como dos pájaros sobre el árbol, como dice una expresión hebrea, pero nosotras, con el veredicto del juez Moshé Sobel, ya tenemos un pájaro en la mano. Y queremos ir en Rosh Jodesh, el primer día del mes, al Kotel, con talit, a rezar; y empezar a liberar el Kotel.
- Aclaremos: el tema de la fórmula que Sharansky debe elaborar es mucho más amplia que el tema del veredicto del Juez Sobel en su favor. La fórmula que se espera es algo que permitirá la oración igualitaria, o sea que solucionará el problema de millones de judíos en el mundo que quieren orar hombres y mujeres juntos.
- Exactamente.
- Anat ¿podría compartir conmigo vivencias que usted ha tenido, experiencias que ha recabado en el marco de estos años de lucha, momentos difíciles seguramente pero que en lugar de desesperarla la convencieron de que es necesario seguir buscando una solución?
- Hay numerosos testimonios de judíos del exterior que me contaron que llegaron al Kotel y que se sintieron atacados y discriminados. Por esas cosas digo que quien más me recluta «soldados» para esta lucha, es el propio rabino del Kotel.
- ¿A qué se refiere?
- Viene un rabino reformista de San Mateo, California, con sus tres pequeñas hijas. La mayor tiene 6 años. Vinieron porque él quería que ellas conozcan el Muro de los Lamentos. Cuando llegaron al Kotel, de la Fundación que cuida el lugar le dieron un «shmate», una tela tipo trapo, para que cubra los hombros de la niña de 6 años. Ella preguntó por qué tiene que ponerse eso. Él pensó y dijo: «No tienes que ponértelo». Se dieron media vuelta y se fueron, aunque habían venido especialmente de San Francisco. «No estoy dispuesto a explicar a mi Sophie de 6 años por qué hay algo malo en su cuerpo de niña que lo tiene que tapar», me dijo. Se dio media vuelta y regresó a Estados Unidos.
Yo siento esperanza - todavía - porque estas cosas son tan absurdas, dementes e inaceptables, que están destinadas a desaparecer.
Otro rabino que llegó con su hijo de Estados Unidos quería hacerle el Bar Mitzvá al hijo. El chico tenía pánico de la lectura de la Torá y dijo que no quería hacerla. Llegaron un martes y el jueves tenía que ser el Bar Mitzvá. El rabino consiguió un Sefer Torá de una de nuestras comunidades, se lo llevó al hotel y el miércoles estuvo todo el día enseñándole al hijo, explicándole que sabrá hacer todo bien, que no se va a desmayar, que no le va a pasar nada y que canta hermoso. Hasta pidieron a la mujer que limpiaba las habitaciones que entre a escuchar cómo canta el niño .Ella dijo que canta divinamente; el niño se convenció, aceptó, y dijo que lo hará pero únicamente con el rollo de la Torá con el que había aprendido.
El rabino le dijo que son todos iguales, que también en el Kotel habrá rollos de la Torá y que no se tiene que preocupar. Pero el niño, que como ya dije tenía un problema con la lectura, se empecinó en que sólo con el Sefer Torá del que había aprendido podría leer. El rabino llegó al día siguiente al Kotel, los guardias no le permitieron entrar con el Sefer Torá porque así lo decidió el rabino del Kotel hace un año y medio y ¡no se hizo Bar Mitzvá!
Cabe suponer que el niño tenía problemas; eso es cierto.
- Pero ¿qué derecho tiene el rabino a impedir que alguien traiga un Sefer Torá de su comunidad?
- Él alegó que habían sido robados Sifrei Torá del Kotel, que traer de afuera creaba confusión y facilitaba robos. Averigué en la policía israelí y no hay ningún caso registrado de robo de rollos de la Torá. Lo que se hacía en general era aclararle al guardia que uno entra con un Sefer Torá, por lo cual el guardia pide entonces que uno salga por el mismo lado para que lo recuerde. Nadie roba la Torá. Hay mucha gente en la explanada y todos pueden ver lo que pasa.
Pero este tipo de situaciones no me desesperan sino que me dan esperanza ya que gente como este rabino de San Mateo ya trajo a toda su comunidad a Israel, vino a encontrarse conmigo y dijo claramente que él no va al Kotel hasta que no dejen de imponer que niñas tengan que cubrirse con esos trapos. Y otros nos han donado dinero después de sus difíciles experiencias, para que podamos seguir combatiendo.
El momento más difícil que pasé fue el 16 de octubre del año pasado cuando estuve 24 horas detenida en una cárcel de Jerusalén. Todo el tiempo les preguntaba a los policías si habían enloquecido. Me cubrí con el talit y dije «Shma Israel», me detuvieron, me esposaron, me requisaron mis objetos personales y me colocaron en una celda con otras tres «criminales».
- ¡¿Quién dio la orden de detenerla?!
- Todo lo que sucede en el ámbito del Muro de los Lamentos está controlado por la Fundación del Legado del Kotel. Hay filmaciones en las que se ve claramente a gente de la fundación exigiendo a la policía que me detenga.
- ¿Con qué derecho? ¿Acaso es un lugar privado de ellos?
- ¡Volvemos a las llaves!
- El Muro de los Lamentos, el Kotel, es un lugar sagrado, el santuario más sagrado para el pueblo judío. Tiene también una dimensión nacional. Y está claro que emociona no sólo a gente creyente y religosa. ¿Hay que cambiar su naturaleza?
- No. Hay que cambiar la forma de manejarlo y lo que sucede allí. La mesa que dirige el Kotel debe reflejar al pueblo judío. Debe reflejar al judaísmo de la diáspora y de Israel, debe reflejar a las distintas corrientes, debe reflejar a los hombres y a las mujeres; nos olvidamos de los arqueólogos, de la municipalidad de Jerusalén, todos tienen que ver con el Kotel.
Debe ser un lugar que irradie luz. Claro que no todo debe estar permitido. Hay un cierto decoro, cuestión de respeto, que hay que mantener. Así como no se va al Parlamento de traje de baño y ojotas, tampoco al Kotel. No digo que cada uno pueda hacer lo que se le antoja, pero lo que es normativo en otras partes del mundo judío, debe poderse también en el Kotel. En todo momento puntual, hay más mujeres judías rezando con talit que sin talit, porque la ortodoxia es una minoría en el mundo judío y el movimiento reformista es cada vez mayor.
- ¿Qué rol puede cumplir en esto el judaísmo del mundo?
- Para responderte a esto, le pido a Steve Beck, mi mano derecha, que te lo diga directamente en español. ¿Puedes hacerlo, verdad Steve?
Steve: Claro que sí Anat. Es algo de lo que siempre hablamos. Los judíos del mundo pueden ayudarnos a presionar al gobierno de Israel para que tenga claro que no se puede hacer aquí nada debajo de la mesa, que todo el mundo mira, que el Kotel es de todos los judíos. Si los judíos de América Latina, Estados Unidos, Europa, son parte activa de esa presión, eso nos ayuda a todos.
Necesitamos trabajar para que lo que pasa en Israel represente a los valores del pueblo judío todo. Sabemos que la mayor parte de los judíos en Uruguay, Argentina, en muchos otros lados, no son religiosos, pero sí son muy sionistas. Tienen un sentimiento fuerte por Israel. Y no podemos darles la sensación de que no tienen un lugar para ellos en el Kotel si no son ortodoxos porque eso los haría sentirse judíos de segunda clase.
Anat: Quiero agregar que Israel es demasiado importante para permitir que sólo los israelíes lo manejen en los temas judíos. El pueblo judío todo debe ayudar a Israel a determinar cuáles son los valores judíos del Estado, el único país judío soberano del mundo: ¿chauvinismo o tolerancia? Y si alguien no comprende que debe luchar por ello, que no se queje luego cuando en algún momento no reconozca a Israel.
Israel es de todo el pueblo judío y eso tiene que estar clarísimo.
Yo vi lágrimas en tus ojos cuando te conté lo del rabino reformista que se dio media vuelta sin entrar al Kotel porque querían obligar a su hija de 6 años a cubrirse. Y vi lágrimas en sus ojos cuando me lo contó ante mil de los miembros de su congregación. El público lloraba. Es importante. Cuando cuenta sobre lo sucedido, está mostrando lo que está mal para combatirlo y mejorarlo. Y eso es por el bien de Israel.
Steve: Es que Israel es un proyecto colectivo…
Anat: De todo el pueblo judío. Así es.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay