Danny Yatom, que encabeza actualmente una empresa privada de consultoría en temas de seguridad, analiza la situación en Siria, vecino del norte de Israel, con la mirada de quien estuvo allí, en la cúpula de seguridad, adentro.
En su servicio en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Yatom llegó al rango de general, encabezando brigadas y también el Comando Central de las FDI. Fue secretario militar del entonces primer ministro Itzjak Rabín, cuando se inició el proceso de paz y participó en dicho carácter también en las negociaciones con los palestinos y en las hoy tan lejanas tratativas con Siria. Luego fue jefe del Mossad, el Servicio de Inteligencia exterior de Israel.
Conociendo no sólo su trayectoria sino también el respeto que suelen inspirar sus palabras también hoy, cuando no está en un cargo oficial, pedimos su opinión sobre los distintos aspectos de la guerra en Siria.
La entrevista con Yatom se llevó a cabo en dos partes. Nos recibió en su oficina una primera vez, dos días después que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunciara que había tomado una decisión en favor de una intervención militar a Siria, pero supeditado a una autorización del Congreso. Dicha postura despertó serias críticas por parte del ex general israelí. Hace pocos días, volvimos a conversar con él inmediatamente después del anuncio del acuerdo entre Estados Unidos y Rusia, cuando estaba claro ya que por ahora al menos, no habrá un ataque norteamericano contra posiciones de Bashar al-Assad.
Sobre los nuevos hechos en el tenso mapa de la región y el significado de todo lo ocurrido hasta llegar al punto actual, conversamos con Danny Yatom. Esta es la primera parte del diálogo mantenido.
- Hace tan sólo unas semanas, cuando el presidente Obama anunció que un operativo militar contra Siria por el uso de armas químicas dependía de un permiso especial del Congreso norteamericano, usted analizaba dicha postura en términos muy críticos. ¿Esto significa que ve con escepticismo la firma de un acuerdo entre Estados Unidos y Rusia para destruir el arsenal químico de Siria y evitar así un ataque?
- Claro que hay motivos para ser escépticos, pero hay que dar chance de que esto funcione, ya que si resulta bien, puede ser una muy buena solución que quitaría del medio una de las principales amenazas de Siria contra Israel, y también puede servir como modelo para resolver el problema de un Irán nuclear. Si este acuerdo funciona bien se podrá exigir a Irán deshacerse de sus materiales nucleares, del uranio enriquecido a nivel de 20%, desmantelar todas sus instalaciones nucleares tal cual debe hacer Siria con las químicas.
Y muy pronto sabremos si hay aquí una dirección positiva que puede llevar a algo serio. Es cuestión de días, ya que según lo pactado, una semana después de anunciado el acuerdo, Assad debe informar a los inspectores sobre la totalidad de su arsenal químico y los lugares en los que se encuentra almacenado y los centros de desarrollo y producción. Debe permitir que inspectores entren a todos estos lugares.
El trabajo mismo del desarme debe empezar recién en noviembre. Y claro que todos sabemos que Assad puede tratar de engañar, tal como lo hizo Gaddafi, que ocultó sus sustancias químicas y estas fueron halladas recién después de la guerra en Libia.
Según lo que se ha publicado, Assad tiene mil toneladas de sustancias de armas químicas. Basta con que logre ocultar un pequeñísimo porcentaje, una sola tonelada, para que aún tenga en sus manos un elemento no convencional de gran poder.
Por lo tanto, hay que ver cómo realmente se implementará todo lo pactado. Y si no lo cumple, no hay que dejarle forma de escaparse y se debe atacarle con toda la fuerza.
- Apenas se anunció el acuerdo ruso-norteamericano, el comandante del Ejército de Siria Libre, el general Salim Idris, declaró desde Estambul que Assad ya estaba sacando sustancias químicas fuera del país, concretamente hacia Irak y Líbano. En base a lo que usted conoce de Bashar al-Assad a raíz de los distintos puestos que ha ocupado en la cúpula de seguridad de Israel ¿cree que eso es cierto?
- No me parece que se pueda firmar que ya está sacando las sustancias químicas hacia afuera porque lo más probable es que si lo hubiera estado haciendo en grandes cantidades, habría sido interceptado; ello se habría visto claramente. Pero el tema es que no tiene por qué sacarlas de Siria. El país es muy grande; alcanza con que logre ocultar parte de ellas en sitios cuya existencia no revele. ¿Cómo se podrá tener certeza que informa sobre todo su arsenal? Es imposible saberlo.
- ¿Y si no lo revela debidamente?
- Considero que a la primera mentira que le confirmen hay que actuar contra él con firmeza, ya sea con sanciones o con un ataque militar.
- Y si no resulta todo en un engaño y realmente se logra destruir el arsenal químico de Assad ¿deberán admitir todos los que criticaron al presidente Obama que tuvo razón, que lo que funcionó fue que actuó de acuerdo a su verdad interior, a su convicción de que hay que tratar de hallar una solución alternativa al uso de la fuerza?
- Creo que sea como sea, el presidente Obama perdió puntos como resultado de lo que se vio como una actitud dubitativa. No podrá recuperar esos puntos tampoco si dentro de seis meses o un año Siria queda desarmada de sus armas no convencionales.
- ¿Por qué?
- Porque hay cosas que hay que se deben hacer inmediatamente, como castigar a quien usa armas no convencionales. Desde el punto de vista de Obama, lo mejor habría sido atacar y disparar 100 o 300 misiles Tomahawk contra Siria, haciendo que con motivo de ello Siria y Rusia pidan un alto el fuego y sugieran desarmar el arsenal químico sirio. En ese caso Obama habría ganado de todos los mundos. Aún veremos cuál será el resultado final de todo este proceso. Soy escéptico acerca del desenlace. Tiene un potencial positivo, como dije al comienzo, pero también chances de no funcionar. Y si es así, Obama quedará peor todavía.
- ¿O sea que usted considera que al destacar que él hace mucho busca primero, siempre, salidas diplomáticas, lo que irradió era que dudaba y no que actuaba motivado por su consciencia y sus principios?
- Exactamente. Creo que dejó la impresión de que no era terminante y que no quería llevar a Estados Unidos a una nueva guerra. Pero se había comprometido a castigar a Assad por cruzar líneas rojas y no lo hizo, lo cual no se puede borrar. En la política internacional, quien sale ganador es Putin, que convenció a Obama de no atacar, quien trajo la propuesta de desarmar a Assad de sus armas químicas. Putin, que con ello cuida a Assad; Putin que constituye un contrapeso a Estados Unidos y con ello crea una situación en la que en el mundo hay nuevamente dos superpotencias y no una. En la dimensión internacional de la guerra en Siria, entre Estados Unidos y Rusia, Putin va ganando.
- El presidente Obama aclaró que Irán se equivoca si no comprende que para Washington, el tema nuclear iraní es mucho más cardinal que el químico de Siria. ¿Es un mensaje en cuanto a cómo Estados Unidos actuaría en el caso de Irán?
- Espero realmente que Obama respete su propia palabra. Se refirió ya en muchas oportunidades al tema, aclarando que Irán no será nuclear, que Washington no podrá permitir que Irán se convierta en una potencia atómica, y hasta dijo que un Irán nuclear constituye una amenaza existencial para Israel y una amenaza a la seguridad del mundo. Deberá actuar en base a sus propias declaraciones.
- ¿Considera que Israel le puede creer a Obama más en el tema de Irán? O sea, ¿realmente logra transmitir el mensaje que el esfuerzo nuclear iraní es mucho más cardinal para Estados Unidos que lo que está pasando en Siria?
- Sí. Israel supone que también Estados Unidos ve con mayor gravedad el tema nuclear, pero lo sucedido en las últimas semanas hace que en Israel veamos con mayor escepticismo las promesas de acción por parte de Obama.
- Esto, nuevamente, por esa postura de semanas atrás respecto a un ataque a Siria, con el «sí, pero…». El problema, a ojos de Israel, fue la forma en que se estimaba que esta sería vista en Irán y Siria, y a ojos de diversas organizaciones radicales. Estaba claro de antemano que Irán y las organizaciones radicales verían esa situación como señal de debilidad, ¿no es así?
- Absolutamente. Y la prueba de ello está en la última entrevista que el presidente Bashar al-Assad concedió a un periódico francés, en la que afirmó que «Obama es débil». Así sin duda se lo ve hoy en gran parte del mundo árabe y en otros lugares. Es que él mismo trazó sus líneas rojas.
- Hace un año...
- Así es. Y a pesar de que se fueron multiplicando las informaciones sobre el uso de armas químicas por parte de Assad en más de una oportunidad, Obama no hizo nada. Y la sensación era que estaba esquivando actuar, con excusas. Al final llegó el ataque químico en la zona de Damasco, del que ya nadie podía hacer caso omiso, con casi 1.500 muertos, pero al principio el comportamiento de Obama irradiaba falta de determinación, una actitud dubitativa.
- ¿Qué repercusiones regionales tuvo esto a su criterio?
- Ahora observan la política norteamericana dos tipos de países. Por un lado, países como Irán que se dicen «no hay lo que temer, Estados Unidos es un tigre de papel que amenaza y no hace nada». Irán puede entonces decirse a sí mismo que no hay problema con que continúe enriqueciendo uranio, corriendo para conseguir la bomba atómica, ya que de todos modos Estados Unidos no hará nada para impedirlo.
Y están también los países que son aliados de Estados Unidos, como Israel, que se pueden plantear cómo pueden confiar en los norteamericanos. Si Estados Unidos dice que no permitirá que Irán se convierta en una potencia nuclear, pero - podrán preguntarse esos países - ¿cómo confiar en esa promesa, si ante una prueba mucho más fácil, cuando hubo que castigar a Bashar al-Assad por el uso de armas químicas, Estados Unidos no logró cumplir lo que había prometido? ¿Y qué si dijeron y prometieron?
Por lo tanto, la lección que se aprende aquí es que inclusive si finalmente Estados Unidos ataca, nosotros tenemos que estar prontos para defendernos solos. Es bueno tener un amigo como Estados Unidos, pero en temas cardinales para la seguridad del Estado de Israel y su existencia, debemos ser capaces de hacer las cosas solos.
- ¿Por qué - vuelvo al principio - debía actuarse contra Assad?
- Creo que debía haber un operativo militar porque Assad pisoteó abiertamente una línea roja aceptada por la enorme mayoría de los países del mundo, que no se usa armas no convencionales ni contra un duro enemigo ni, menos aún, contra sus propios ciudadanos. Considero que por eso debía recibir una respuesta. Y el único que podía hacerlo sin que se considere que lo hace por consideraciones regionales, es Estados Unidos.
- ¿Israel también podría hacerlo?
- En principio Israel podría, pero no debe hacerlo. No somos la policía del mundo. Resultaría contraproducente porque Bashar al-Assad diría que todo es una conspiración israelí. Debemos permanecer a un costado y actuar únicamente si nos disparan a nosotros. Y mientras no lo hacen, si nadie se mete con nosotros, entonces no tenemos nada que ver en esto.
Creo que el mundo occidental y el mundo árabe, en general, esperaban que Obama haga algo. Creo que debía intervenir y que al final lo iba a hacer, pero ahora, como sabemos, cambió el escenario, con el acuerdo con Rusia sobre el desarme no convencional de Assad.
- La opinión pública internacional puso el grito en el cielo cuando comenzaron a difundirse las noticias sobre el ataque químico en los suburbios de Damasco el 21 de agosto. También gobiernos, inclusive el norteamericano, se comenzaron a mover a raíz de ello. Y yo me pregunto si no hay hipocresía de por medio. Allí murieron 1.500 personas por el uso de armas químicas; ¿y qué hay con las más de 100.000, casi la mitad civiles, que murieron por armas convencionales?
- Ante todo, le diré que considero que el mundo debería haber intervenido mucho antes para poner fin a la masacre y el derramamiento de sangre en Siria. Para Israel esa es otra lección que le recuerda que debe ser capaz de defenderse solo por sus propios medios, porque nadie vendrá en su ayuda si se ve amenazado. Respecto a los muertos en general, el tema no es el número de muertos.
Por un lado, tiene usted razón que hay mucha hipocresía de por medio. Es cierto. Han muerto ya 110.000 personas. Pero también es cierto que usar armas no convencionales es cruzar una línea roja. Si no se actúa cuando eso sucede, mañana, las armas no convencionales pueden matar 110.000 de una vez. Y 200.000. No es casualidad que se las llama «armas de destrucción masiva». Dado que está claro que está prohibido y que se cruzó una línea roja, había que ocuparse del tema.
- ¿Cuál debe ser en su opinión la preferencia de Israel respecto a Siria? En español se dice a veces «mejor malo conocido que bueno por conocer»; pero no estoy segura en qué medida se lo puede aplicar a la situación en Siria.
- Ante todo, Bashar al-Assad ya no es lo que conocíamos. No es el mismo Assad. No estoy seguro que se podrá hablar de victoria de alguien en esta guerra sino que quizás veamos la continuación de la lucha armada en Siria durante años y que ello lleve a un desmembramiento de las distintas comunidades. Puede prolongarse como una guerra étnica entre las distintas comunidades, la mayoría sunita por un lado, los alawitas que están en el poder por otro, y cada uno en su sitio. Hoy, los drusos y cristianos, en general, están más del lado de Assad.
- Porque el problema central de la política del régimen no era en su actitud con las minorías sino contra la oposición en general, salvo por cierto el gran problema de la discriminación de la mayoría sunita en favor de la minoría alawita de la que los Assad provienen.
- Así es.
- ¿A qué se refería con eso de que «Assad no es el mismo»? Antes no era ningún demócrata por cierto…
- Claro que no. Me refiero a que si él gana esta guerra, eso será solamente porque Irán lo apoyó en forma terminante y porque Hezbolá combatió a su lado. Será un Assad que estará enormemente en deuda con Hezbolá y con Irán, y se convertirá en un títere de Irán. Ya no será independiente sino no más de un cliente de Irán.
La pregunta no es qué es mejor para Israel sino qué es peor. Una opción es un Bashar como cliente de Irán que abra un frente de guerra en los Altos del Golán, con lo cual tendríamos una sucursal de Irán allí, otra en Líbano con Hezbola y otra en Gaza con Hamás. La otra opción - menos mala creo yo - es que ganen los rebeldes, cuyo núcleo central es pro occidental, secular, menos extremista. Claro que tendrán que deshacerse de las otras organizaciones que apoyan a Al Qaeda, que no son la mayoría. La mayoría en la oposición insurgente son los sunitas auténticos seculares…
- Seculares totalmente creo que no se puede decir, pero sin duda su tinte no es la línea religiosa de los extremistas islamistas...
- Así es. Y ellos deberán encargarse de deshacerse de la parte minoritaria de la insurgencia, de los grupos islamistas que vinieron allí de otros lados, de Chechenia, Irak o Afganistán. Donde hay guerra, ellos están tratando de imponer su agenda. Por todo esto, creo que la opción menos mala son los rebeldes.
Continuará...
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay