La Fundación Internacional Raoul Wallenberg (FIRW) valora la prudencia semántica. Un ejemplo de ello se da en el término «Justos», que fue acuñado por Yad Vashem, la Autoridad de la Memoria del Holocausto. Dicha institución invirtió años de energía, medios y esfuerzos, convocando a historiadores y académicos a fin de poder distinguir a gente que salvó gente.

El término en hebreo - Jasid Umot Haolam - tiene raíces bíblicas y si bien Yad Vashem otorga dicha distinción sólo a no-judíos que salvaron judíos, es destacable el hecho que en el último medio siglo, más de 23 mil personas fueron distinguidas.

Dichos Justos provienen de diferentes nacionalidades, grupos étnicos y religiones, y su reconocimiento es un acto de justicia y de agradecimiento.

Muchos de esos Justos pagaron un alto precio por su solidaridad, y algunos de ellos incluso dieron su vida en el intento.

Cabe enfatizar que la FIRW fue creada hace decenas de años por un argentino y hoy en día su Consejo Directivo está presidido por un empresario argentino de origen armenio, Eduardo Eurnekian, quien ha impulsado el reconocimiento de numerosos jefes de Estado, entre ellos Barack Obama, Ángela Merkel, Jose Manuel Barroso, Karolos Papoulias, Julia Gillard, entre otros.

Durante su presidencia, la Fundación Wallenberg logró que el Congreso de Estados Unidos, con apoyo bipartidario de senadores y diputados, otorgara la Medalla de Oro a Raoul Wallenberg. En la misma oportunidad los legisladores norteamericanos ofrecieron un almuerzo en honor de Eurnekian y de la Fundación Wallenberg, hecho excepcional, por cierto.

La Fundación Wallenberg ha revelado la historia de muchos salvadores pero aún así, nunca utilizó la palabra «Justos» (Righteous) para no crear situaciones confusas. Siempre se refiere a estos héroes como «Salvadores» (Rescuers o Saviors).

Esta conducta debe servir como ejemplo para instituciones, organizaciones que tienen misiones de carácter humanitario y que merecen todo el respeto, pero que deben tomar en cuenta que el camino exitoso por recorrer no debe interferir con otros proyectos en los cuales se han invertido grandes esfuerzos.

Entre los más destacados y recientes logros de la Fundación Wallenberg cabe mencionar el proyecto «Casas de Vida» que identifica iglesias, monasterios y conventos que brindaron refugio a judíos durante la Segunda Guerra Mundial, muchas veces en un contexto de estricto secreto.

Otro proyecto de magnitud, que fue anunciado públicamente, se refiere al reconocimiento y homenaje de cientos de ciudadanos turcos musulmanes que salvaron a cristianos armenios hace un siglo, y que obviamente, meritan el título de salvadores.