Extranjeros
- Parashat Ekev menciona una de los preceptos más difundidos de la Torá. No la kashrut, ni las leyes de pureza familiar, ni el cuidado del Shabat. La Torá, en nuestra Parashá, nos recuerda una vez más el imperativo de amar al projimo extranjero.
«Hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama al extranjero dándole pan y vestido. Y amaréis al extranjero, pues extranjeros fuistéis en la tierra de Egipto» (Dvarim; 10-18).
Este precepto es recordado no solamente aquí, sino que aparece formulado de diferentes formas treinta y seis veces a lo largo del texto bíblico.
Ya la Guemará se pregunta: ¿Por qué razón la Torá nos advierte treinta y seis veces respecto a este precepto?
Y nos responde: «No menciones tu defecto a tu compañero». La Guemará nos enseña que si un judío se burla, humilla y maltrata a un extranjero, de hecho está tranformándose en el principal destinatario de su propio maltrato. El defecto del cual se burla, es su propio defecto. También el judío tuvo que ser extranjero en tierra ajena.
Cuando un hombre llega a la conclusión de que su propio antepasado sufrió humillaciones, el grado de empatía hacia los desprotegidos se potencia.
Si uno comprende que su propio padre lidió con la sociedad para encontrar refugio y abrigo, entonces el modo de ver al mundo cambia drásticamente.
Hace unos años, en Israel, versículos biblícos como «Delante de la vejez te pararás y honrarás el rostro del anciano» (Vaikrá; 19-32) estaban integrados a la señalizacion del transporte público de pasajeros. La idea de incorporar un versículo escrito hace miles de años en un autobús del siglo XX decía mucho sobre el carácter de nuestra sociedad.
Tal vez hoy, cuando se deporta del país a trabajadores extranjeros y a sus hijos que nacieron y se educaron en Israel, que hablan hebreo y desean servir en Tzáhal, o cuando esos mismos trabajadores extranjeros - y muchas veces también inmigrantes ilegales - reciben tratos humillantes e indignantes de ciertos sectores de nuestra sociedad que los inusltan, golpean e incendian sus viviendas, cabría integrar a la señalización urbana y a la publicidad en general versículos al estilo de «Y amaréis al extranjero», para no olvidar que también nosotros fuimos extranjeros en la tierra de Egipto.
¡Shabat Shalom!