La sangre tira
- Atrás quedó su traumática venta como esclavo y las penurias de la prisión. Yosef es finalmente reconocido en Egipto, toma el timón del imperio en época de «vacas flacas» y comienza a formar su familia en el «país del Nilo».
Si uno analiza la vida de Yosef y la compara con la de Moisés, puede observar como - al mismo tiempo - son tan parecidas y tan diferentes.
Ambos se forman en Egipto. Allí son reconocidos y se hacen de un nombre. Pero Yosef empieza su vida como esclavo y termina en el palacio del faraón. Moisés, por el contrario, empieza en el palacio del faraón y termina como esclavo.
Los dos se casan con hijas de sacerdotes gentiles. Yosef con Asnat, hija de Potifera, sacerdote de On; Moisés con Tzipora, hija de Itró, sacerdote de Midián.
Ambos tienen dos hijos varones y en el nombre de sus primogénitos queda expresado su estado anímico. Yosef lo llama Menashé: «Pues Dios me hizo olvidar toda mi penuria y toda la casa de mi padre» (Bereshit; 41-51); Moisés lo llama a Gershom: «Pues extranjero fui en tierra extraña» (Shemot; 2-22).
Las bondades del palacio del faraón hacían sentirle a Yosef que «jugaba de local». Moisés, a pesar de haber disfrutado de la misma holgura, sentía que «jugaba de visitante». En esa tierra, él era un extranjero.
Llama poderosamente la explicación que da Yosef al nombre de su hijo mayor.
Lo de la penuria queda claro. Pero ¿como es posible que agradezca a Dios por haberle hecho olvidar a su familia? ¿Está renegando de la casa de su padre?
En pocas semanas más, sus hermanos y su padre - esos a quien pareciera que quería olvidar - estarán parados delante de él. Tendrán hambre. Yosef querrá contenerse, pero ya no podrá.
Es allí que las vidas de Yosef y Moisés, que parecían viajar por carriles tan diferentes, vuelven a cruzarse.
¿Qué necesidad tenían de jugarse por sus hermanos estando en una posición tan cómoda? ¿Por qué Yosef habría de dar comida a sus hermanos hambrientos? ¿Por qué Moisés habría de luchar por la libertad de sus hermanos oprimidos?
Ocurre que un hermano en desgracia puede generar muchos sentimientos; menos uno: indiferencia.
La sangre siempre tira. Un hermano en desgracia es mucho más de lo que un corazón puede soportar.
¡Jag Sameaj y Shabat Shalom!