¿Será que la epidemia de divorcios atestigua que la institución del matrimonio se declaró en quiebra?
Es justamente lo contrario: la proporción de divorcios en aumento es la demostración del éxito del matrimonio. ¿Porqué?
Porque las personas anhelan estar en pareja y la necesitan, pero cada vez más no están dispuestos a comprometerse con casamientos vacíos. Muchos están hastiados de una relación ficticia y se divorcian con la esperanza de volver a lo de antes.
La célula familiar sobrevivió a lo largo de la historia, y el mundo seguirá viviendo edificado como el Arca de Noé: pares, parejas. Es verdad, esta nave se balancea actualmente en aguas tormentosas; muchos viajeros saltarán de arca en arca de amorío en amorío.
Algunos caerán al agua y se ahogarán, otros saldrán y reclamarán. Pero la mayoría querrá estar nuevamente en la situación de "mejor de a dos".
Imposible disentir: es una institución victoriosa. El mundo se inclina a diario con una alianza a favor de la antigua célula familiar; cuando ésta tiene éxito, brinda a los implicados todo lo que las personas necesitan.
La gente se casa porque es natural y humano, porque todo comienza siendo tan hermoso, romántico, pletórico de promesas de un amor eterno. Y en muchos casos, cuando la pareja está dotada de raciocinio y sabiduría, continúa de esa manera.
Pero en ocasiones sucede algo en el camino. Quizás cuando olvidan las palabras emocionantes durante la ceremonia de casamiento, "tú te consagras a mí" y deben decir de tanto en tanto " tú te renuevas para mí".
Quizás ayude si las personas entrecierran sus ojos y recuerden que es preferible renunciar en lugar de desunir.
Hay una bomba que acecha en las relaciones entre los sexos. La sola idea de que existe, y que se puede vivir con ella, es una de las condiciones de la convivencia sin resistencia.
Todo comenzó con Adán y Eva. La primera pareja no tuvo problemas de vivir en una dulce armonía: ella no necesitaba escuchar cómo su suegra cocinaba, y él tener que oir sobre los amigos de ella del pasado. Hay algo básico en la relación hombre-mujer que enciende el fuego.
Tu Be´Av es el Día de los enamorados. Ojalá cada día sea como Tu Be´Av, y no como Tishá Be´Av. La misión cotidiana en el matrimonio es conservar el fuego del amor, y cuando las llamas se debilitan, el desafío es atizarlas para volver a aquellos días, porque - como lo dijera el Rey Salomón en el Cantar de los Cantares - "Aguas abundantes no lograrán apagar el fuego del amor".
No es fácil el amor eterno, ese que los jóvenes se prometen unos a otros con los ojos brillantes. Sí, hay un amor eterno que mantiene su frescura: la de aquellos que se enamoran de si mismos, a primera vista y permanecen fieles a ese amor. Pero sentir lo mismo hacia su pareja es mucho más difícil.
¿Cómo a pesar de todo se revitalizan las parejas agotadas en el matrimonio? No hay una fórmula que se pueda recomendar, pero mis antepasados ya lo habían pronosticado: "No le hagas a tu prójimo lo que no quieres que te hagan a tí".
Fuente: Yediot Aharonot - 26.7.10 (Tu Be'Av)
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il