Hace más de 500 años, los judíos fueron expulsados de España por una orden de los Reyes Católicos. Ahora a sus descendientes se los invita a regresar.
Antes de la Inquisición española del siglo XV, alrededor de 300.000 judíos vivían en España. Era una de las mayores comunidades de judíos en el mundo.
Hoy en día, hay cerca de 40.000 o 50.000, pero ese número podría aumentar de forma considerable.
En noviembre, el ministro de justicia de España Alberto Ruiz-Gallardón, anunció un plan para dar a los descendientes de la comunidad judía original de España - judíos sefardíes - una vía rápida para obtener la nacionalidad española.
A cualquiera que pudiera probar sus orígenes judíos españoles, dijo el ministro, se le haría ciudadano español.
La noticia se regó como la pólvora entre los judíos sefardíes en todo el mundo.
De acuerdo con la Federación Española de Comunidades Judías, que procesa las solicitudes, hubo alrededor de 6.000 consultas en el primer mes, entre ellas una de un miembro no identificado del Congreso de Estados Unidos.
«Mi reacción inicial fue que se trataba de un momento realmente emocionante, de un acto de justicia», dijo Doreen Carvajal, ciudadana de EE.UU y reportera de «The New York Times» en París.
Se estima que antes de la Inquisición unos 300.000 judíos vivían en España.
«Me pareció una idea romántica. Le dije a mi esposo: 'Creo que voy a tratar de obtener el pasaporte, ya que cierra un círculo'. Era muy poético», agregó.
Carvajal fue criada como católica, pero hace unos años descubrió que tiene raíces judías sefardíes.
Comenzó a investigar, y con el tiempo fue trazando su árbol genealógico hasta el siglo XV. Así llegó hasta la ciudad de Segovia, al norte de Madrid.
Carvajal relató que cuando se puso en contacto con la Federación Española de Comunidades Judías, se enteró de que aún así no reunía todos los requisitos.
La familia de Carvajal fue una de las tantas que se convirtieron al catolicismo para escapar de las garras de la Inquisición. Fueron conocidos como «conversos».
Se estima que dos tercios de los judíos españoles optaron por la misma solución. Carvajal es técnicamente descendiente de conversos. Ella no es judía practicante; le dijeron que tendría que volver a convertirse al judaísmo antes de poder obtener la ciudadanía española.
«Lo sentí como otro acto obligado. Aquí están estas personas, los descendientes de los obligados, los conversos, a las que les dicen que tienen que ser de una religión determinada. ¿Qué sucede si alguien es un judío laico?», se preguntó.
La vía rápida aún no entró en vigor, con lo que Carvajal bien podría tener derecho a la ciudadanía cuando se tome la decisión final sobre las normas que aplicarán.
El secretario general de la Federación Española de Comunidades Judías, Mauricio Toledano, señaló que el gobierno está trabajando en los detalles del plan. Cuando la nueva ley se presente al Parlamento, se espera que indique expresamente que todos los descendientes de origen sefardí - sean judíos o no - tendrán derecho a la ciudadanía.
En total, alrededor de 100.000 judíos fueron expulsados de España en el curso del siglo XV. Algunos llegaron al norte de África, pero la mayoría se instaló en el que era el motor económico de la época: el Imperio Otomano, que entonces se extendía desde Hungría a Turquía y estaba en expansión.
Alrededor del 90% de los judíos en la actual Turquía son sefardíes. Roni Rodrigue, de 55 años, un vendedor de coches en Estambul, ya obtuvo su pasaporte español.
«Simplemente pensé que tenía derecho a solicitar la ciudadanía, y me dije ¿por qué no?», afirmó.
Lo hizo en 2009, bajo un acuerdo prexistente, y consiguió sus papeles en 11 meses, aunque algunos de sus amigos estuvieron esperando años.
Rodrigue habla ladino, una lengua moribunda. Es específica de los judíos sefardíes y se basa en español antiguo, con palabras tomadas del hebreo y de muchos países en los que se establecieron desde entonces.
Los padres de Rodrigue hablaban ladino entre ellos, pero no se lo transmitieron a sus hijos. La mayoría de la nueva generación en todo el mundo tampoco lo habla.
No es raro, sin embargo, para los judíos sefardíes sentirse atraídos por España.
«Sigo siendo español en mi alma y en mi corazón», manifestó un británico sefardí judío, que pidió no ser identificado.
El hombre está construyendo una casa en España. Adquirió la tierra, e incluso una parcela para ser enterrado ahí.
Al igual que Carvajal, le decepcionaron las normas vigentes para la adquisición de la ciudadanía y se beneficiará del nuevo sistema.
Tuvo éxito en el proceso para obtener la ciudadanía española hace un tiempo, pero dice que retiró su solicitud en el último momento, cuando descubrió que tendría que renunciar a su pasaporte británico para completar el proceso. Algo que no estaba dispuesto a hacer.
Se espera que la nueva ley permita a todos los nuevos ciudadanos de origen sefardí mantener sus pasaportes actuales.
Es bien sabido que cuando los Reyes Católicos promulgaron el Edicto de Granada que determinó la expulsión a los judíos de España en 1492, dicho accionar tuvo un efecto desastroso en la economía ibérica. Muchos de los que se vieron obligados a irse eran ricos comerciantes textiles, joyeros y banqueros.
«En la época del Imperio Otomano, se dice que el sultán comentó que no podía entender por qué un gran rey español como Fernando se deshacía de los judíos, que eran una fuente de riqueza», explicó Josep Maria Estanyol, un historiador de la Universidad de Barcelona.
«Al sultán le dio mucho gusto recibir a estas familias judías, que pasaron a enriquecer su imperio».
Durante décadas, hubo un movimiento para permitir el regreso de los judíos sefardíes, pero no está claro por qué el gobierno español optó ahora por plantear la cuestión.
En teoría, atraerlos de nuevo podría dar un impulso a la muy frágil economía de España, aunque Estanyol duda que muchos vuelvan a establecer raíces en la nación ibérica.
«Teniendo en cuenta lo desastrosas que están las cosas allí, yo les aconsejaría que no lo hicieran», añadió.
También se sugirió que España hizo la oferta para apaciguar a Israel, después de que el año pasado Madrid apoyara la resolución de la ONU de reconocer a Palestina como Estado observador no miembro de la organización.
Cualquiera que sea el motivo, algunos eruditos musulmanes están denunciando la oferta como injusta. Señalan que sus antepasados fueron expulsados de España durante la Inquisición. Pero nadie los está invitando a regresar.