Como en una novela de Gabriel García Márquez, el conflicto de Oriente Medio tiene matices de realismo mágico que describen las dificultades que existen para alcanzar un acuerdo entre israelíes y palestinos.
Estos tonos de una realidad alterada por el idealismo y la violencia pueden observarse cuando faltan diez días para que finalice el plazo de nueve meses propuesto por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, para alcanzar un acuerdo marco que intente poner fin al conflicto.
Cuando los negociaciones se encontraban en crisis, Israel no cumplió a fines de marzo con la última etapa para liberar a 26 terroristas palestinos, de un total de 104, que purga cárcel en desde antes de la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993.
De esta manera, Israel respondió a la intransigencia de los palestinos quienes reclamaban el fin de la construcción de los asentamientos en Cisjordania.
Recientemente, los negociadores palestinos e israelíes se reunieron por separado con el enviado estadounidense, Martín Indyk, mientras el proceso entró en un punto muerto luego de que la Autoridad Palestina solicitó ser aceptada en 15 agencias de las Naciones Unidas y en tratados internacionales.
La alta representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Catherine Ashton, condenó el reciente asesinato de un oficial de la policía israelí en Cisjordania y pidió el inmediato cese de la violencia en la región.
Un portavoz de la UE también expresó su preocupación por los recientes anuncios del ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalón, que informó que un kilómetro cuadrado cerca de Gush Etzion - conjunto de asentamientos en Cisjordania - fue declarado tierra estatal, y un controvertido edificio en Hebrón fue reabierto a residentes judíos.
«A pesar de la buena voluntad y el idealismo, un acuerdo definitivo para poner fin al conflicto entre israelíes y palestinos no puede ser firmado en este contexto», afirmó Yoaz Hendel en un artículo del diario «Yediot Aharonot».
«El proceso de paz como nosotros lo conocemos está muerto, y la comunidad internacional está dividida entre quienes niegan esa realidad y quienes están torturando el cuerpo. Es tiempo de parar el duelo y encontrar una alternativa», agregó el analista.
Los negociadores discuten, entre otros temas, el estatus de Jerusalén, el regreso de refugiados palestinos y la constitución de fronteras que garanticen la seguridad de Israel.
Durante los nueve meses que duró el proceso iniciado por el canciller Kerry, hubo gestos que fueron considerados contradictorios de uno y otro lado.
Por ejemplo, el Gobierno de Binyamín Netanyahu autorizó la construción de 700 viviendas en el barrio de Giló de Jerusalén Este donde los palestinos piensan proclamar la capital de su futuro Estado.
Asimismo, los palestinos se negaron a admitir el carácter judío del Estado de Israel, posición que fue apoyada unánimemente por la Liga Árabe.
La semana pasada el clima se enrareció de tal manera que fue pospuesto un encuentro que debía realizarse el miércoles por la noche por la llegada del enviado norteamericano. El motivo fue el funeral del oficial de policía israelí asesinado por terroristas palestinos en el cruce de Tarqumiya, cerca de Hebrón.
«Ahora que el secretario de Estado, John Kerry, puso el peso de la culpa sobre Israel por el fracaso de las negociacones, la invectivas habituales contra la Administración Obama están siendo escuchadas en Israel», dijo Alex Fishman, en un artículo en «Yediot Aharanot».
El analista sostuvo que «sería mucho más fácil para Israel resaltar las intenciones de los líderes palestinos si negociara con los islamistas de Hamás más que con la Autoridad Palestina, liberando periodicamente terroristas y festejando sus payasadas».
«La ventaja para Israel en una negociación que tiene una terrible reputación como Hamás, que controla la Franja de Gaza, sería una posición más fuerte desde donde hacer una legítima demanda», opinó.
La violencia no se detiene en Oriente Medio. El 16 de abril, 25 palestinos resultaron heridos durante un enfrentamiento con la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén.
En su celebrada novela «Cien años de soledad», García Marquéz describe escenas reales y fantásticas donde a veces - en el pueblo inventado de Macondo - llueve durante 40 días y 40 noche, o donde los pájaros mueren agobiados por el calor. También hay guerras y huracanes que lo sumen en el olvido.
En Oriente Medio, por su parte, algunos hechos no tienen una explicación sencilla y a veces se escapan de la realidad, mientras israelíes y palestinos continúan buscando vivir en paz desde hace varias décadas.
Lamentablemente, cuando se está a punto de concretar un acuerdo surgen de nuevo las diferencias entre las partes, o la violencia se reactiva en la región como en otras oportunidades.
El propio Kerry lo admitió sin excusas, el pasado 17 de marzo: «El proceso de paz de Oriente Medio está en un momento crucial».