Siete años después de la ruptura total, Al Fatah y Hamás, lo vuelven a intentar. El grupo integrista islámico, que gobierna la Franja de Gaza, y la organización encabezada por el presidente Mahmud Abbás, que como Gobierno de la Autoridad Palestina (AP) controla partes de Cisjordania, acaban de lograr un acuerdo según el cual dentro de cinco semanas formarán un Gobierno de unidad nacional.
Casi siete años después de la ruptura entre las partes, al tomar Hamás el control de Gaza y desplazar de allí a la Autoridad Palestina, y tras diversos intentos frustrados en los últimos años de lograr una reconciliación, Hamás y Al Fatah sostienen nuevamente que han logrado un entendimiento.
El jefe de Hamás en Gaza, Ismail Haniyeh, anunció que en el marco del nuevo acuerdo, los palestinos irán a elecciones dentro de seis meses.
Cabe recordar que esta será la primera vez que la población palestina irá a las urnas desde 2006, cuando se llevaron a cabo las elecciones legislativas en las que Hamás obtuvo mayoría parlamentaria, causando estupor en la AP y desatando un proceso que terminó en el golpe de junio de 2007.
Aunque Haniyeh habló de la necesidad de «cementar» la reconciliación «a fin de formar un Gobierno, un sistema político y un programa politico», y que el jefe de la delegación de Al Fatah, Ahmad al-Ahmad, dijo sentirse «feliz de que ha llegado el momento de poner fin a las divisiones», las partes aún deben ponerse de acuerdo en la implementación de la declarada voluntad de reconciliación.
«Abbás tiene que elegir», afirmó el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, «¿Desea paz con Hamás o con Israel? Se puede tener una de ellas, no ambas a la vez. Espero que opte por la paz con Israel, pero eso es algo que aún no ha hecho». Según Netanyahu, Abbás «presenta continuamente nuevas condiciones en las negociaciones, condiciones que sabe que Israel no podrá cumplir».
De fondo, la situación es de abierta crisis en el proceso de paz israelí-palestino, aunque ayer el ministro israelí de Medio Ambiente, Amir Peretz - copartidario de Tzipi Livni que es la jefa de las negociaciones con la AP -, destacó que «se está avanzando».
El último estallido fue cuando hace pocas semanas, Israel congeló el cuarto contingente de excarcelación de presos palestinos que ya estaba pactado, debido a que los palestinos no aseguraban continuar negociando más allá del 29 de abril, la fecha originalmente acordada como meta para lograr un acuerdo marco.
Y días atrás, el presidente Abbás advirtió que si las negociaciones no llegan a buen puerto, él desmantelaría la Autoridad Palestina y entregaría las llaves a Israel.
«La Autoridad Palestina amenazó con desmantelarse», recordó Netanyahu». Y ahora habla de unirse con Hamás. Que decidan qué hacen, y que nos avisen».
Pero más explícito aún que el jefe de gobierno, fue el canciller Avigdor Liberman, quien aseveró que un acuerdo de unidad entre Hamás y Al Fatah conduciría al fin de las negociaciones de paz entre Israel y la AP.
«Abbás debe decidir si desea hacer la paz y si es así, con quién», declaró Liberman. «Es imposible hacer la paz tanto con Israel como con Hamás, una organización terrorista que llama a la destrucción de Israel. Firmar un acuerdo de Gobierno de unidad entre Al Fatah y Hamás equivale a suscribir el fin de las negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina».
Filosóficamente, no tendría que haber choque alguno entre una paz y otra. Mientras los hombres se entiendan ¿qué problema puede haber?
Pues aquí lo hay.
Cuando las opciones son la paz interna entre Hamás y Al Fatah - el grupo central y clave en el Gobierno palestino que encabeza el presidente Abbás - o la paz entre los palestinos e Israel, parecería que casi por definición hay un choque.
No es secreto que hay serias discrepancias entre Israel y la AP. Pero son más duras aún las existentes entre Israel y Hamás, dado que la organización se opone declarada y explícitamente a la existencia misma del Estado judío.
Por más que cada tanto Hamás lanza declaraciones tácticas a favor de un Estado palestino «en las fronteras de 1967», lo cual daría a entender supuestamente que acepta transar, su visión es del «todo o nada». Algo parcial sería sólo eso, una parte, en camino a una etapa posterior. Lo hemos constatado repetidamente en entrevistas con líderes de Hamás: ninguno de ellos aceptó comprometerse con el fin de las exigencias y fin del conflicto.
Con esta panorama de fondo, con los cohetes disparados desde Gaza sobre el sur de Israel, la situación no es alentadora. En realidad, es más que preocupante.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay