Existe un consenso generalizado que define al terrorismo como el uso sistemático de la violencia dirigida contra población civil, o guarecerse detrás de civiles cuando se ataca objetivos militares, todo ello con el objetivo de atemorizar a la población o a ejércitos agredidos.
Sin lugar a dudas el secuestro de tres inocentes jóvenes israelíes en Cisjordania se encuadra claramente dentro de la categoría de terrorismo y por lo tanto merece un categórico repudio general y exige el compromiso ineludible del Gobierno israelí de tratar de localizar y liberar a estos adolecentes a la par de enjuiciar a los responsables.
Transcurrió mas de una semana desde la desaparición de estos jóvenes y a decir verdad aun no se expuso públicamente ninguna evidencia fidedigna de sus autores o instigadores y no se dieron a conocer testimonios de organizaciones que se adjudican fehacientemente la autoría.
El Gobierno israelí se apresuró a señalar a Hamás como culpable del secuestro y las apariencias demuestran que la consecuencia inmediata fue un drástico cambio en el orden de prioridades. Con el correr de los días sin ningún adelanto significativo, el objetivo primordial de ubicar y salvar a los secuestrados fue relegado a segundo plano para dar mayor importancia a un sistemático plan de aplastar y triturar a Hamás.
Para el destacado analista militar Amós Harel, «el operativo arribó a la misma etapa que se conoció en los masivos ataques militares a Gaza. En esa franja, cuando no había un avance en el terreno, se enumeraba los terroristas muertos y los objetivos de las organizaciones terroristas bombardeados. En Cisjordania, ahora enumeran los activistas de Hamás detenidos y tratan de explicar de toda forma la enorme magnitud del castigo que recibe la organización» [1].
Harel, analista del diario «Haaretz», no es el único en criticar al Gobierno. Para Eitan Haber, nuestros líderes se concentran más que nada en ganar minutos de TV. «Da la impresión que durante los últimos días todo político corrió al domicilio de las familias de los secuestrados para ser filmado y así aprovechar otros diez segundos de aparición en TV» [2]. Un experimentado general retirado nos alertó del serio error que puede significar destrozar a Hamás pues la alternativa no es el moderado Al Fatah de Mahamud Abbás, sino que ese vacío sería ocupado por extremistas de Al-Qaeda [3].
Refiriéndose a la descontrolada ofensiva en contra del liderazgo e instituciones ligadas a Hamás, el conocido comentarista Tzví Bar-El también pronostica su inevitable fracaso [4].
Según la visión del liderazgo de Israel, no se puede dejar de aprovechar esa oportunidad que se le cruzó en el camino para inyectar a sus seguidores una buena dosis de anfetamina ideológica y por esa vía mantener vivo el fundamentalismo que clama fervorosamente «venganza». La gran mayoría de la población del país, anestesiada por la propaganda oficial, ya se olvidó de los repetidos fiascos de ostentosos operativos como «Plomo Fundido» (Dic. 2008), «Pilar Defensivo» (Nov. 2012) y otros similares, todos con los mismos y nefastos resultados: dolorosas tragedias y sufrimiento del pueblo palestino mientras Hamás se fortalece e incrementa su poderío militar.
En esta ocasión el frente mediático fue objeto de uso intensivo para desacreditar y desprestigiar el accionar del liderazgo palestino en sus planes de concretar aspiraciones de liberación nacional. También en este campo sería prudente pronosticar un nuevo revés.
Pese a tener la justicia divina de nuestro lado, de pretender ser «una luz las naciones del mundo», el «pueblo elegido» y disponer del ejército más humano del mundo (?), fuera de algunos líderes guiados por intereses oscuros, la gran mayoría de los habitantes del planeta seguirá repudiando y criticando el terrorismo palestino, pero no dejarán de justificar y apoyar claramente la causa palestina.
Nadie mejor que el pueblo judío para tener bien claro este comportamiento. Nuestros esfuerzos de liberación nacional e independencia fueron acompañados por no pocos actos de terrorismo sin que ello afectara un amplio apoyo internacional a favor de nuestra independencia [5].
Al respecto vale la pena mencionar el secuestro de dos sargentos de la policía inglesa (uno de ellos judío sionista) que la organización judía clandestina Etzel llevó a cabo en Natanya en 1947. El final fue muy trágico y atroz. Los dos policías fueron ejecutados y colgados de un árbol en un bosque cercano. En relación al caso, el Prof. Zeev Tzahor rememora en estos días los acontecimientos y cita a sus padres que fueron partícipes activos del secuestro. «Durante toda su vida mi madre y padre estuvieron convencidos que la lucha por la independencia nacional exige determinación e inclusive crueldad» [6]. En la misma nota cita a Menajem Begin quien justificó el secuestro y la ejecución escribiendo en su libro «La Rebelión»: «No hay duda que si hubiésemos liberado a los sargentos, los ingleses hubiesen continuado el dominio de nuestro país hasta el día de hoy».
Si no sabemos sacar conclusiones de nuestra propia historia, seguramente continuaremos ganando batallas y perdiendo la guerra.
Ojalá me equivoque...
[1] ”Un objetivo secundario pasa a ser el primordial”, Amos Harel, Haaretz, 18-6-14
[2] «La guerra de las cámaras»; Eitan Haber; Yediot Aharonot; 17.6.14.
[3] «La sabiduría de la contención»; general retirado Israel Ziv; Yediot Aharonot; 18.6.14.
[4] «Ataques a Hamás pueden convertirse en búmeran»; Tzví Bar-El; Haaretz; 18.6.14.
[5] Un detallado informe al respecto se puede leer en mi libro «Israel se emborrachó y no de vino»; Editorial Dunken; 2014; Cap. 3 Pág. 157-165.
[6] «Quien es terrorista»; Zeev Tzahor; Yediot Aharonot; 19.6.14.