Según el mejor folklore israelí, la conquista de una pollera, verídica o no, es motivo que impulsa a los hombres a salir corriendo de inmediato para contar y alardear ante los «muchachos». Pareciera que algunos altos oficiales del Ejército israelí se contagiaron de una conducta similar cuando se presentaron a rendir cuentas del operativo «Margen Protector» con motivo de la primera tregua por 72 horas pactada con Hamás.
«Aun antes de finalizar las batallas ya se llevan a cabo los interrogatorios para otorgar medallas por actos heroicos» [1]. El coronel Ghassan Alian, comandante de la Brigada Golani, gritó «triunfamos» ostentando una terminante victoria en un reportaje apenas iniciada la tregua [2]. El comandante de la zona sur, general Sammy Turgemán, intentó trasmitir seguridad y tranquilidad a los habitantes de las localidades bombardeadas de la región que se vieron en la necesidad de correr a refugiarse en el norte: «Pueden volver tranquilos a sus casas» [3].
El más original y poético fue sin duda el teniente general Benny Gantz, jefe del Estado Mayor del Ejército cuando declaró: «Sentimos el cálido verano, el otoño está en puerta. La lluvia lavará el polvo de los tanques. Los campos volverán a su verdor. El 'sur de las amapolas', el rojo de las flores y la estabilidad retornarán aquí por muchos años más». Este casi poema lo justificó asegurando que «desmantelamos posibilidades estratégicas de Hamás en misiles, túneles, comando y desarrollo de material bélico. Hamás recibió un gran golpe» [4].
La apertura del operativo «Margen Protector» como respuesta a provocaciones de Hamás - justificadas o no, acto que merece ser analizado - arrinconó a Netanyahu entre dos opciones tácticas: arrodillar a Hamás apoyándose en la tradicional disuasión israelí que incluye un masivo bombardeo a distancia - artillería y/o fuerza aérea - o adherirse a la posición de los halcones de su coalición que demandaban arrasar Gaza hasta hacer desaparecer al último miembro de Hamás. Como es sabido, junto con su ministro de Defensa, Moshé Yaalón, Netanyahu optó por la primera alternativa.
Pasaron los días y Hamás no respondía con los previstos reflejos pavlovianos a las bombas israelíes. Tampoco se asustó de los consejos de conocidos comentaristas de TV, en su mayoría generales retirados, que proponían incrementar masivamente la dosis de explosivos lanzados sobre Gaza. Todo lo contrario. Las crecientes bajas israelíes, en comparación a operativos del pasado, lo envalentonaron aún más.
La presión internacional llevó a ambas partes a aceptar una tregua humanitaria de 72 horas durante la cual se negociaría en Egipto, y bajo su patrocinio, un cese de fuego permanente. Israel se presentó demandando el desmantelamiento total del armamento ofensivo de Hamás como resultado de su derrota en el campo de batalla. Bajo esa condición estaría dispuesto a negociar cierta flexibilidad en el bloqueo a Gaza.
Hamás, por su parte, retornó a las condiciones tal como fueron presentadas desde el primer día de combate: Dar fin al bloqueo con la apertura del paso de Rafah a Egipto, puerto marítimo, puesta en funcionamiento de aeropuerto, liberación de presos del acuerdo Shalit recapturados por Israel y garantía de pago de sueldos por parte de la Autoridad Palestina al personal administrativo en Gaza.
Como era de esperar, las negociaciones durante esa primera tregua no avanzaron ni un milímetro. Dadas las promesas del comando militar y de conocidos analistas generales retirados, expertos en la materia, Hamás sorprendió a la población cuando informó que ante la falta de acuerdo reanudaría el lanzamiento de misiles a Israel una vez terminado el alto el fuego acordado. Y Hamás cumplió. El «goteo» de misiles se renovó, principalmente sobre las poblaciones cercanas a Gaza.
Este acto puso en ridículo al Gobierno y especialmente a toda la cúpula militar que tanto prometió con peroratas de victoria. En una nueva declaración, Gantz aseguró por enésima vez que «no permitiremos que el goteo de misiles continúe» [5]. Este repetido discurso desmoralizó totalmente a las poblaciones limítrofes bajo continuos ataques. En un acto que no se puede interpretar de otra manera más que una rebelión civil, gran parte de ellas decidieron particularmente evacuar nuevamente sus hogares [6].
Ahora la situación está clara. Después de 64 de nuestros soldados caídos en combate, después de casi mil víctimas inocentes y una masiva destrucción de viviendas en Gaza, tristemente debemos reconocer que retornamos a foja cero. Hamás no tiene lo que perder y, por lo tanto, la disuasión no es efectiva. «Según una fuente de alto nivel del Ministerio de Defensa israelí, da la impresión que no se consiguió disuadir a Hamás» [7].
Esto no es toda la verdad. En realidad enfrentamos un momento mucho más delicado.
En estos días se dio a conocer los detalles de una crítica reunión del Gabinete de Seguridad. Durante el operativo «Margen Protector», y ante la insistencia de ciertos ministros que exigían «ir hasta el final», la cúpula militar presentó un posible escenario con las consecuencias de llevar adelante un plan de conquista militar de Gaza [8].
La impresión general fue una imagen catastrófica. Si bien la conquista militar de Gaza podría tomar sólo unos meses, serían necesarios varios años para limpiarla de terroristas y material bélico. Este operativo causaría decenas de miles de palestinos y cientos de soldados israelíes muertos. Israel se tendría que hacer cargo de todos los servicios civiles de la franja con un costo de muchos miles de millones de dólares. Entre otras consecuencias, el alto mando militar evaluó que en esa situación los acuerdos de paz con Egipto y Jordania serían cancelados.
Netanyahu elevó a votación la propuesta de los halcones y esta fue rechazada por amplia mayoría. El Gabinete quedó disuadido de sus planes de conquistar Gaza.
La conclusión es muy clara. Con la fuerza, armamento sofisticado y nuestros mejores estrategas, no logramos disuadir a Hamás, en tanto que éste, con morteros de hace más de medio siglo, túneles cavados a pala, misiles de construcción casera, pero con mucho aguante, firmeza y astucia logró disuadirnos [9].
Ojalá me equivoque...
[1] «Se otorgan medallas al heroísmo en Margen Protector»; Walla; 7.8.14.
[2] «Suplemento semanal de Israel Hayom»; 8.8.14.
[3] «Comandante Sur: Pueden volver tranquilos a sus casas»; Ynet; 5.8.14.
[4] «El comandante en jefe del Ejército prometió a los habitantes»; Ynet; 8.8.14.
[5] «Gantz a los habitantes limítrofes con Gaza»; Walla; 10.8.14.
[6] «Rebelión en los residentes limítrofes con Gaza»; Ynet; 10.8.14.
[7] «Con la reanudación de los bombardeos» Carmela Menashé; Radio Israel B; 8.8.14.
[8] «El escenario que se presentó a los ministros»; Haaretz; 5.8.14.
[9] Serias críticas al operativo «Margen Protector» se pueden leer en: «Volvimos a foja cero. ¿Puede ser que los soldados murieron por nada?»; diputado Eitán Cabel; Ynet; 10.8.14. «Ejército chico y no inteligente»; Michael Bar Zoar; Ynet; 9.8.14. «Otra victoria como esta...»; Uri Ben Yosef; Ynet; 6.8.14.