Los acordes finales del operativo «Margen Protector» nos confirman nuevamente que vivimos en un espectáculo permanente de cine continuado. Antes de cada función nos prometen un nuevo y sorpresivo guión, pero el final, lamentablemente, se repite lo mismo una y otra vez.
Como fiel reflejo del fracaso mutuo, los términos del cese de fuego en esta ocasión son casi una copia de aquellos firmados en noviembre de 2012 al finalizar el operativo «Pilar Defensivo». Esto no pudo evitar que líderes de ambos bandos traten de enardecer a sus pueblos con cantos de victoria. En esta manipulación mediática, sin lugar a dudas, Netanyahu e Ismail Haniyeh se disputaron el premio al más farsante.
Mientras el líder palestino vociferaba victoria frente a la Franja Gaza arrasada y a más de 2000 víctimas mortales, el premier israelí no quiso malograr el show con «un discurso ayer en la conferencia de prensa, que fue interpretado por muchos como una emisión diferida de aquel que pronunció al final del operativo 'Pilar Defensivo' en 2012. El gran golpe a Hamás, la vigorosa postura del Ejército israelí y la tranquilidad por tiempo indeterminado que se consiguió, todo esto escuchamos ayer y también entonces» [1].
Historiadores, estrategas y aduladores de ambas partes llenarán páginas y libros con interpretaciones y pruebas de gloriosas victorias y/o estrepitosos fracasos. Esa es su misión. De mi parte, creo que es mucho más importante evaluar en qué medida el operativo y sus consecuencias podrían convertirse en catalizador de procesos que modifiquen ese eterno status quo, o, en alucinógeno, que nuevamente de lugar a proyectos ilusorios.
El terrorismo individual, ataques de países limítrofes, Intifada o enfrentamientos directos con Hamás, como en 2009, 2012 y este último, demuestran claramente que por la vía militar los palestinos pueden causar serios daños a Israel, pero están muy lejos de doblegarlo.
En el otro extremo tenemos la negociación directa entre Israel y los palestinos. La experiencia demuestra que también éste es un camino minado por nosotros e imposible de transitar por ellos, salvo que juren lealtad a la Organización Sionista Mundial y aporten al Keren Hayesod.
Ya se está por completar la primera década de negociaciones desde la constitución del Gobierno de Olmert sin que el pacifista Mahmud Abbás logre progresar un milímetro en lograr el histórico objetivo de un Estado palestino independiente. El pobre Abbás, que ofreció colaboración en la búsqueda de los tres jóvenes judíos asesinados, que invirtió días y noches para tratar de convencer a Hamás que firme el alto el fuego, en boca del ministro israelí de Asuntos Estratégicos, Yuval Steinitz, con aparentes síntomas de paranoia, fue catalogado como «el antisemita más grande de Oriente Medio» [2] y «responsable del lanzamiento de misiles balísticos diplomáticos» [3] por la osadía de recurrir pacíficamente a Naciones Unidas a reclamar los derechos básicos de su pueblo.
Según declaraciones de los últimos días, Mahmud Abbás supone que Obama ya otorgó su asentimiento a la proclamación del Estado palestino independiente en los límites de 1967 y sólo resta marcar las fronteras en el mapa [4]. Como si esto fuera poco, también adjudicó a Netanyahu la misma posición [5]. Sobre esta base, presentarán una demanda ante el Consejo de Seguridad de la ONU, y a Obama en particular, para que se fije fecha tope de la retirada israelí de Cisjordania y se delimiten las fronterasen el mapa.
No se necesita ser un experto en estrategia internacional para evaluar que, con la constelación internacional de fuerzas en los pasillos de la ONU, con la mayor probabilidad, la exigencia palestina caerá en oídos sordos y será rechazada o pospuesta diplomáticamente para la eternidad. Ante ese desarrollo de los acontecimientos, también previsto por los palestinos, Abbás insiste en tener preparada una sorpresa.
Según informó el periódico Al Sharq de Qatar, «Abbás le prepara una sorpresa muy poco agradable a Netanyahu. En los próximos días Abbás le presentará un ultimátum limitado en tiempo al canciller norteamericano Kerry. O Estados Unidos declara públicamente su reconocimiento al Estado palestino independiente en los límites de 1967 como base de la negociación de fronteras con Israel o, en el término de un mes, Abbás hará desaparecer la Autoridad Palestina transfiriendo a Israel la responsabilidad de toda la población y en todos sus aspectos en los territorios conquistados, incluyendo Gaza» [6].
Si bien un dramático giro de los acontecimientos en ese sentido creará una situación muy incómoda, sería un error suponer que Israel ceda en sus pretensiones de mantener y profundizar su conquista territorial a la fuerza. Con la larga experiencia de gobierno militar sobre territorios conquistados y la total indiferencia de la mayoría de su población ante una imagen de estado opresor y avasallador de derechos humanos básicos, «el peligro que el pueblo judío sufra una nueva Shoá y que probablemente borren del mapa al país», lo pondrá en la necesidad de enfrentar exitosamente esta nueva situación.
El inconmensurable poderío militar israelí unido al avasallamiento del liderazgo de las potencias occidentales a los intereses de Jerusalén, hacen que la permanencia del status quo presente como la constelación ideal para Israel. Como máximo se puede esperar un conmovedor discurso de Obama o Cameron exigiendo una mayor comprensión de las necesidades de los palestinos.
Todo proyecto que se proponga modificar esta situación básica de Oriente Medio estará destinado al fracaso, salvo que intente romper las cadenas que mantienen esclavizados a los dos partidos gobernantes en Estados Unidos al servicio de los intereses del Estado judío de Israel.
Sería muy iluso suponer que el liderazgo norteamericano cambie drásticamente su posición sólo convencido por sus principios democráticos y en defensa de los derechos humanos universales. No creo que ninguno de ellos esté dispuesto a un suicidio político desde el momento en que una de sus preocupaciones principales continuará siendo las arcas partidarias, especialmente en un país con elecciones parlamentarias cada dos años y presidenciales cada cuatro.
En el horizonte de décadas y generaciones aun es muy difícil divisar un futuro Estado palestino independiente. Así, el Estado judío de Israel demostrará al mundo que puede ser vanagloriado como la única democracia de Oriente Medio a la par que mantiene millones de palestinos carentes de derechos civiles básicos.
Ojalá me equivoque...
[1] «Netanyahu copió el discurso del suyo mismo de 2012»; Walla; 28.8.14.
[2] «Hamás fue derrotado, pero Israel tendrá que pagar precio»; Walla; 27.8.14.
[3] «Mahmud Abbás juega una doble partida»; Radio B Israel; 26.8.14.
[4] «Abbás: Estados Unidos de acuerdo con Estado palestino en los límites del 67»; Walla; 29.8.14.
[5] «Abbás: Netanyahu de acuerdo con Estado palestino en los límites 67»; Haaretz; 28.8.14.
[6] «Guerra de desgaste. El margen no fue tan protector»; Akiva Eldar; Al Monitor; 25.8.14.