El proyecto de ley de Netanyahu para declarar a Israel como «Estado judío» no tiene carga útil a efectos legales, pero su contenido declarativo es visto como agravio para las minorías que conviven en el país, y no sólo la de origen árabe.
Comentaristas y juristas señalan que, incluso si llega a ser aprobada por el Parlamento en su versión más dura, lo cual parece improbable, se tratará de una ley estéril. Otras muchas leyes del país ya incluyen con claridad la «judeidad» de Israel.
El anteproyecto busca definir a Israel como «Estado judío» por encima de su tipificación actual como «Estado democrático», a la vez que daría prioridad al antiguo derecho hebreo como fuente de inspiración legislativa y define el hebreo como única lengua oficial - ahora lo es también el árabe.
Los detractores recuerdan que el carácter judío de Israel viene definido ya en la Declaración de Independencia de 1948 que, apelando a la Resolución de Partición de Palestina en la ONU de cinco meses antes, declaraba «el establecimiento de un Estado Judío en la Tierra de Israel».
En base a esta declaración, que realza también la igualdad para aquellos ciudadanos no judíos, se crearon 50 años después las leyes básicas del Estado, consideradas una protoconstitución.
Sin embargo, Netanyahu y la derecha ultranacionalista y religiosa lo consideran insuficiente.
Para Daniel Friedman, ex ministro de Justicia en el Gobierno de Ehud Olmert (2006-2009), «este tipo de legislación declarativa no tiene la capacidad de resolver disputas sustanciales o sociales. En el mejor de los casos no tendrá el más mínimo beneficio, y en el peor llegará hasta a causar un gran daño», explicó al recordar la ley de unificación de Jerusalén en 1980, que hizo que una veintena de países que tenían sus embajadas en la ciudad retirasen su reconocimiento como capital.
Para Friedman, Israel ya tiene suficientes leyes que describen el carácter del Estado, como la «Ley del Retorno», que alienta la inmigración de cualquier judío del mundo, o la del himno y la bandera, que reflejan claramente los símbolos nacionales.
"¿Que le diré a la familia de Zidán Sayef, el policía druso que murió hace unos días en combate con los terroristas que atacaron la sinagoga de Har Nof? ¿Que no tienen Estado?», se preguntó el ministro de Finanzas, Yair Lapid, al recordar a los drusos, una de las minorías del país cuyos jóvenes prestan el servicio militar como cualquier joven judío.
Y agregó: «Esta ley no pasará simplemente porque divide a la sociedad en lugar de unirla. Ben Gurión nunca la presentaría. Menajem Begin votaría en su contra y el mismísimo Zeev Jabotinsky la consideraría antidemocrática y discriminatoria».