El primer ministro Netanyahu estableció nuevas elecciones en Israel para el próximo 17 de marzo. El Estado judío ya tuvo comicios críticos varias veces, pero éstos podrían ser sus más determinantes, debido a que la actual derecha ya no está dominada por halcones de seguridad y partidarios de libre mercado como Bibi.
Ahora la derecha está controlada por colonos de Cisjordania y por el miedo que inculcan fanáticos religiosos-ultranacionalistas como Naftali Bennett, que, si forman el nuevo gobierno y anexan Judea y Samaria, conducirán a Israel a un rincón oscuro, cada vez más alejado de Europa, de Estados Unidos y de la próxima generación de judios en la diáspora.
Al mismo tiempo, la región en la cual se encuentra Israel nunca estuvo tan amenazada. Si el centro-izquierda y el centro-derecha israelí quieren evitar el futuro de Sudáfrica que ahora la derecha hebrea les ofrece, tienen que constituir una coalición que pueda persuadir a la mayoría silenciosa del país que entienden y pueden hacer frente a esas amenazas y permitir que Israel se retire de forma segura de la mayor parte de Cisjordania, ya sea en el marco de un acuerdo negociado con los palestinos o de forma unilateral.
«La importancia de las elecciones de 2015 no podría ser mayor», enfatizó Ari Shavit, columnista de «Haaretz». «Esta vez lo que está en juego no es el precio de una vivienda o del queso cottage. Lo que está sobre la mesa es si Israel podrá seguir siendo un hogar para nosotros. Esta vez la lucha no es por nuestra comodidad, sino por la base misma de nuestra existencia. Porque actualmente las fuerzas que amenazan a la democracia israelí y a la empresa sionista desde dentro tienen un poder sin precedentes».
Entonces, ¿cómo podría el centro israelí ganar esta elección? La mejor propuesta que escuché fue la de Amós Yadlin, ex jefe de Inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), y uno de los pilotos de la aviación que destruyeron el reactor nuclear de Saddam Hussein.
Yadlin, quien ahora dirige el Instituto de Israel para Estudios de Seguridad Nacional (INSS), me comentó que el centro de Israel necesita volver a los valores fundamentales del primer ministro David Ben Gurión. «Ese es un Israel que entiende los límites de poder de un pequeño país y se centra exclusivamente en la construcción de un Estado que tenga una mayoría judía; un Estado democrático en el que todos los ciudadanos gocen de igualdad de derechos; un Estado que es seguro incluso en un entorno amenazante y un Estado cuyo mayor valor moral es tan valioso como lo fue en el pasado. Y eso significa un Estado con fronteras claras y seguras con sus vecinos palestinos», dijo.
Yadlin es realista. Le preocupa que la derecha israelí está completamente fuera de contacto con la imagen de Israel en el mundo y con los peligros en la región. Él sabe que conseguir todas las metas de Ben Gurión no es posible a corto plazo y que Israel puede no tener un socio palestino para intentar lograrlas. Lo que lo diferencia de Netanyahu y de la derecha israelí es que Yadlin no busca excusas para decir que Israel no tiene ningún interlocutor en las tratativas así como lo hizo Bibi por temor a que una verdadera negociación sobre fronteras haga estallar a su ultraderechista coalición de Gobierno, o por miedo a una rebelión de los colonos judíos, porque saben que negociaciones genuinas pueden acabar con su visión mesiánica para controlar Cisjordania de por vida.
Yadlin dijo que quiere que el próximo Gobierno israelí adopte «todo el espíritu y cerebro innovador de Israel» y lo aplique pensando «fuera de la caja» para encontrar una solución segura de cara al futuro. El ex general de las FDI esbozó tres caminos basados originalmente en la aplicación de gestión de tráfico-israelí diseñada por Waze.com . «Al igual que con Waze, si una ruta está bloqueada, uno vuelve a calibrar y elige un camino diferente hacia el mismo destino. Proponemos la ruta de negociaciones bilaterales; la ruta Iniciativa de Paz Árabe; y la ruta independiente», señaló.
«La ruta preferida es la de las negociaciones bilaterales con los palestinos para llegar a un acuerdo permanente. Si este carril es imposible de transitar, como se demostró en los nueve meses entre 2013 y 2014, entonces es el momento de pasar a la segunda vía, la de la Iniciativa de Paz Árabe actualizada. Tratar de aprovechar la voluntad de los Estados árabes de normalizar las relaciones con Israel si alcanza un acuerdo con los palestinos. Mientras más Estados árabes se sienten en la mesa, los palestinos tendrán más cobertura en las concesiones que deberán hacer. Si esta ruta también resulta bloqueada habrá que pasar a un carril independiente en el cual se asegurará que la solución de dos Estados viables se mantiene. Entonces, las FDI se desplegarán a lo largo de fronteras que garanticen una mayoría judía y un Estado seguro», argumentó.
Netanyahu todavía es candidato favorito, pero, curiosamente, su popularidad cayó en picada cuando llamó a nuevas elecciones. Yo sé por qué: los israelíes, a pesar de sus dudas sobre las intenciones palestinas y el terrorismo en la zona, están hartos de un líder que les sigue diciendo: no hay salida, todo el mundo nos odia y el futuro está lleno de ayeres.
En un país cuyo himno nacional es «Hatikvá» - Esperanza - Bibi llegó a simbolizar lo opuesto a muchos israelíes, quienes aún quieren a alguien con los atributos de Ben Gurión para probar y volver a probar si la esperanza es posible.
El candidato israelí o el partido que entienda eso, tendrán una gran oportunidad de ganar.
Fuente: The New York Times
Traducción: www.israelenlinea.com