Moshé Yaalón, general retirado y ministro de Defensa de Israel, es un hombre de principios. Como disciplinado soldado se alistó detrás de una histórica consigna judía afirmando que «no podemos confiar en nadie cuando se trata de nuestra propia defensa en el país y el mundo. Debemos estar listos para defendernos por nuestras propias fuerzas pues no se puede prever que alguien esté dispuesto a arriesgar su vida por nosotros» [1].
La historia nos demuestra que, fuera de la corta excepción de soldados estadounidenses activando baterías antiaéreas Patriot en Israel durante la primera Guerra del Golfo en 1991, el Estado judío fue estrictamente fiel a su principio.
Pero Yaalón, ahora con ropa civil y como político, se proyecta como personaje muy perspicaz y sabe muy bien que la rigidez de los principios no siempre se puede garantizar. No en vano la declaración anterior no la finaliza sin antes agregar una condición: «salvo que tenga un interés personal». O sea, apoyarse en mercenarios que estén dispuestos a defender intereses israelíes con una retribución en contraparte.
Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial y estrella que brilla en puestos sobresalientes de la lista de megamillonarios estadounidenses, demuestra disponer de mucha destreza para movilizar dinero en defensa de intereses judíos e israelíes. Lauder declaró estar decepcionado de la ONU por «haberse convertido en una organización política para muchos países. Con sus continuos ataques contra Israel, esta institución, con su obsesión con el Estado judío, se ha burlado de sí misma».
Después de analizar el campo de batalla, en el mismo discurso, Lauder pasa a la estrategia: «tenemos que hacer todo lo posible para persuadir a los países de hacer lo que es correcto y no lo que es políticamente conveniente». De inmediato presenta la táctica operativa con una resonante amenaza que demuestra claramente el desproporcionado poder de interferencia judía en los pasillos del Gobierno y Parlamento estadounidenses: «No podríamos sugerir que Estados Unidos corte su financiación porque todavía creemos en el potencial de la ONU. Pero este enfoque desproporcionado respecto de Israel debe parar» [2].
Lauder reconoce la función de «mercenarios económicos» que Israel y el judaísmo mundial le impuso al Parlamento y Gobierno estadounidenses. Lauder sabe de lo que habla. Ya en 2011, por presión israelí, el Gobierno de Obama se vio obligado a congelar los aportes presupuestarios a UNESCO en represalia a la resolución de esa institución de admitir el ingreso de la Autoridad Palestina (AP).
Hoy en día se avanzaron muchos pasos más en el manipuleo de mercenarios económicos estadounidenses. La creciente participación de distintos sectores en los programas de boicotear a Israel liderados por la organización BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel) creó la urgente necesidad de un contraataque. Dadas las circunstancias, se recurre nuevamente al liderazgo norteamericano como personas con extensos antecedentes de adulación y servilismo a Israel, generalmente en contrapartida a donaciones o contribuciones partidarias o electorales.
La información no es secreta y esta a disposición de todo quien se interese en el tema. «El lobby pro-Israel promovió recientemente en el Capitolio y en legislaturas de distintos Estados de ese país una ley en contra del boicot liderado por BDS. Esta legislación incluye medidas que impidan a la Unión Europea (UE) la imposición de normas en contra de asentamientos ilegales en territorios palestinos. El tema fue puesto en la agenda presidencial en el momento que Ted Cruz, candidato presidencial republicano, denunció a la corriente que promueve el boicot a Israel en una cena con el megamillonario judío Sheldon Adelson. Cruz, como otros candidatos presidenciales, busca el apoyo financiero de Adelson, quien ya invirtió 100 millones de dólares durante la campaña de 2012 para evitar la reelección de Obama» [3].
La misma fuente informa que «el influyente lobby pro-Israel AIPAC, cuyo presupuesto de 100 millones de dólares es financiado por Adelson, impulsa la legislación que presiona efectivamente a la UE para el reconocimiento de los asentamientos judíos en Cisjordania como parte de Israel para propósitos comerciales. El senador Ben Cardin, quien recibió en sus campañas electorales cientos de miles de dólares de los grupos pro-Israel, fue uno de los promotores de esa legislación aduciendo que los europeos usan su discriminación en contra del Estado judío».
Para evitar toda recriminación que se tergiversa información, vale la pena mencionar fuentes fidedignas de Israel. El medio informativo «Walla» publicó que «en los próximos días finalizará en el Congreso estadounidense la aprobación del acuerdo comercial con la UE, incluyendo un aditamento que obliga a países europeos evitar todo boicot comercial contra Israel. Gobiernos e instituciones que intenten boicotear a Israel se ajustaran a represalias norteamericanas. Para lograr un dictamen agilizado en el Parlamento, Obama recibió sugerencias del presidente de la Cámara, incluyendo los agregados que se ocupan del boicot contra Israel y la lucha en contra de BDS» [4].
Más explícita es la confesión de Danny Ayalón, ex embajador Israelí en EE.UU y ex vicecanciller hebreo: «Si se analiza la historia del judaísmo en EE.UU en el siglo XX, se puede comprobar que lo que hacen Adelson y (Haim) Sabán, no es la excepción. Desde la creación del Estado judío, prácticamente en todo momento hubieron millonarios judíos que trataron de usar su influencia política para ayudar a Israel. Los importes de dinero crecieron, pero ello se debe a que la política de EE.UU está inundada de mucho más dinero que en el pasado, no solamente de donantes judíos» [5].
Lo que los judíos deben comprender e internalizar como representantes de intereses de Israel, es que el juego político en EE.UU, como en muchas otras democracias del mundo, permite el uso del dinero con fines políticos a distintos sectores internos del país. Si ese dinero obedece intereses de otro país, nadie se debe sorprender si crecientes sectores de la población se convencen que están bajo la presencia de una doble lealtad, deslealtad y hasta posiblemente traición.
El pueblo judío residente en Israel o en la diáspora debe rebelarse en contra de este reprobable comportamiento. Si calla, o lo que es peor, apoya esta conducta, lamentablemente, con el uso de mercenarios económicos se estará dando respaldo a aquella acusación del control económico del mundo, tal como se difundió en un libro antisemita un siglo atrás.
Ojalá me equivoque...
[1] «Yaalón: Israel sólo puede confiar en sí mismo»; Radio Israel; Red B; 13.6.12.
[2] «Ron Lauder criticó a la ONU por sus continuos ataques a Israel»; Iton Gadol; 12.6.15.
[3] «Adelson looks to stamp out growing US movement to boycott Israel»; The Guardian; 5.6.15.
[4] «La nueva ley: Europa no podrá boicotear a Israel»; Walla; 13.6.15.
[5] «Batalla entre magnates judíos que determinará quién entre en la Casa Blanca»; Walla; 30.4.15.