La desaparición generalizada del pensamiento crítico es uno de los síntomas más evidentes de un pueblo en decadencia. Desde el punto de vista práctico, se dice que individuos o grupos de una sociedad se apoyan en el pensamiento crítico cuando recurren al conocimiento, la experiencia y la inteligencia para formarse una idea propia ante acontecimientos y procesos sociales. Estos individuos o grupos no están dispuestos a aceptar tácita y mecánicamente toda aseveración categórica, conducta y/o consigna por el sólo motivo que se origine en el poder gubernamental o en grupos dominantes.
Cuando se trata de líderes a cualquier nivel, la falta de un sentido crítico lleva a estos funcionarios a repetir por boca de ganso la versión oficial. De esa manera se comportan como aduladores robóticos cargando con la culpa de traicionar la función de un guía con visión propia. Esta conducta mecánica es considerada fanatismo y es inadmisible en alguien que toma a su cargo responsabilidades conductivas, especialmente de una colectividad foránea inserta en una sociedad que la acoge.
Lamentablemente este es el prototipo del comportamiento de la gran mayoría de los líderes de las comunidades judías de la diáspora ante ciertas conductas del Gobierno de Israel y de determinados magnates judíos en EE.UU. De la histórica imagen del valiente Najum Goldman, que no temía enfrentarse con la poderosa e intransigente Golda Meir, se pasó a sumisos funcionarios. Estos dirigentes declaman únicamente el discurso de Jerusalén y son capaces de cerrar los ojos y taparse los oídos cuando, en nombre de los judíos, se cometen atropellos a normas de conductas democráticas internacionalmente reconocidas.
La vorágine electoral que se propaga en la arena política estadounidense en vista de las próximas elecciones presidenciales se convirtió en el caldo de cultivo apropiado para que magnates judíos, ciudadanos de ese país, se proyecten al mundo como promotores centrales de abusos democráticos en defensa de intereses israelíes. Aprovechan su poder económico y los derechos civiles de su país para beneficiar intereses foráneos.
Quien lidera la tabla de posiciones en esta aberrante competencia es, sin duda, Sheldon Adelson, el multimillonario judío-norteamericano que, entre otros adjetivos, se ha ganado el calificativo de patrón de Netanyahu en la gran mayoría de medios israelíes. Ya en las pasadas elecciones presidenciales del país del norte este individuo invirtió 100 millones de dólares tratando de evitar la reelección de Obama pues dicho resultado representaba, en su opinión, un serio peligro para el futuro, no de su país, sino de… Israel [1].
Adelson estableció su cuartel general en la Coalición Judía Republicana (RJC, por sus siglas en inglés), institución de carácter insólito que registró entre sus principios básicos «una plena promoción de una política exterior de EE.UU a favor de Israel» [2]. Se trata de un organismo que agrupa ciudadanos estadounidenses que no tienen el menor desparpajo en presionar al gobierno local o candidatos para favorecer intereses israelíes.
Tras el anuncio de John Boehner de su retiro como presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU, en un emotivo comunicado especial de días atrás, RJC le agradece los tremendos servicios prestados. Sin tapujos le da las gracias por su servilismo hacia Israel, especialmente a la invitación a Netanyahu a su último discurso en el Congreso para oponerse a la política de la Casa Blanca hacia Irán por encima de la cabeza de Barack Obama.
El espectáculo más inaudito, y peor aún, el más vergonzoso para el judaísmo, lo lleva adelante Adelson en el marco de las denominadas «Primarias de Adelson». Se trata de una especie de concurso con la participación de la mayoría de los candidatos republicanos a la presidencia de EE.UU y quien lo gane, o sea quien demuestre la mayor identificación con los intereses de Israel, se le promete una millonaria financiación de su campaña electoral.
La depuración de candidatos y su motivación es una clara referencia de los intereses que mueven la elección. El pobre Chris Christie, gobernador de New Jersey, quedó fuera de concurso sólo por el uso de la expresión «territorios ocupados» en referencia a Cisjordania [3]. Jeb Bush, hermano e hijo de dos anteriores presidentes y ex gobernador de Florida, se consideraba como uno de los candidatos más seguros. Todo eso se desmoronó cuando Adelson se enfadó mucho con Bush junior, que no evitó la participación de su asesor, James Baker, en la convención de J-Street, el lobby pro Israel de judíos estadounidenses que promueven las negociaciones con los palestinos [4].
Según los trascendidos del último tiempo, el candidato elegido seria el senador Marco Rubio, todo ello debido a la identificación y apoyo incondicional que manifiesta el aspirante hacia Israel [5].
Esta conducta aberrante desde el punto de vista democrático no pasa desapercibida en medios israelíes y estadounidenses. Para Erik Lipton de «The New York Times», el apoyo generalizado a Israel de parte de políticos republicanos se debe a los aportes millonarios de Adelson [6]. Jason Zengerle de «New York Magazine» sostiene que «Sheldon Adelson está listo para comprar la presidencia» [7]. Para «Ynet» de Israel «un judío se apoderó del Partido Republicano de EE.UU» [8]. El conocido periodista judío-estadounidense Thomas L. Friedman sostiene que «Adelson personifica todo lo que envenena la democracia norteamericana e israelí» [9].
Mientras tanto, líderes de las diásporas judías demuestran una incomprensible ingenuidad o, probablemente, un alto grado de negligencia en sus funciones. Con sus ojos mirando al cielo y escuchando una melodía jasídica, pareciera que estos acontecimientos pertenecen a otro planeta y no le incumben. Craso error.
Si no prestaron atención, su desidia y descuido serán responsables de la generalización de un proceso con enormes riesgos para las colectividades judías que hoy tienen a su cargo. Su silencio ante una compra de poder con dinero judío en beneficio de intereses de Israel puede llegar a causar que muchas sociedades del mundo se refieran ahora a ciertas profecías de los «Protocolos de los Sabios de Sión» no como diatribas antisemitas sino en verdades.
La boca cerrada que muestran estos dirigentes ante la exoneración de la responsabilidad de Hitler en la Shoá en boca de Netanyahu demuestra nuevamente que se comportan como disciplinadas marionetas del primer ministro de Israel y su política extremista.
Llegó el momento de tomar decisiones. Adelson se perfila como el dueño del judaísmo mundial. La falta de pensamiento crítico, el temor, el silencio y el apoyo tácito e incondicional a las políticas de compra de poder en el mundo puede llegar a ser fatal para todas y cada una de las diásporas judías.
Ojalá me equivoque...
[1] «Adelson relata por qué no quiere a Obama»; Maariv; 24.9.12 y «Adelson: Obama moves liable to bring the destruction of Israel» '+972 Magazine; 28.5.11.
[2] «RJC statement of basic principles»; RJC official Web site. Otro distinguido miembro de RJC es Paul Singer, muy conocido en Argentina por su participación en lo que se denomina «fondos buitres».
[3] «Christie apologizes to Adelson for 'Occupied Territories' remark»; Haaretz; 30.3.14.
[4] «Jeb Bush se complica con Adelson»; Kiskash; 28.4.15.
[5] «El Senador Rubio triunfó en las primarias de Adelson»; Haaretz; 13.10.15.
[6] «G.O.P.'s Israel Support Deepens as Political Contributions Shift»; The New York Times; 4.4.15.
[7] «Sheldon Adelson ready to by the Presidency; New York Magazine; 7.9.15.
[8] «Judío se apoderó de Partido Republicano de EE.UU»; Ynet; 17.9.15.
[9] «Adelson ayuda a Irán a destruir Israel»; Thomas L. Friedman; The New York Times; 5.4.14.