Y se repitió la historia. Los recientes atentados en Bruselas demostraron que luego de los de París, salvo la gran trascendencia periodística mundial, en Europa todo continúa igual, nuevamente a los principales dirigentes mundiales los encontró con el pie cambiado, la desorientación e improvisación son los resultados.
Turquía, también destinatario privilegiado de atentados, con sus acusaciones directas a la incapacidad de la policía y servicios secretos de Bélgica, todo ello apoyado en un ambiguo informe previo en donde indicaba que uno de los autores en su momento detenido por sospechas de participar en actividades terroristas estaba siendo reenviado a dicho país, por elevación ataca a los servicios secretos de toda Europa por inoperantes y actuar a destiempo, siempre después de los acontecimientos.
Sobre los atentados son miles de páginas de análisis que se escriben estos días, las principales plumas académicas y del periodismo que intervienen lanzando interpretaciones rebuscadas y descabelladas, escapan a lo simple, que ya nada en Europa será igual.
Les resulta difícil digerir y convencerse que al terrorismo habrá que enfrentarlo sacrificando algunos principios que hacen a su tradición e historia.
Los abogados bien saben jurídicamente explicar que los derechos colectivos se imponen siempre a los personales.
De la última avalancha de refugiados en donde, con Alemania a la cabeza, las puertas de Europa se abrieron casi de par en par sólo debieron transcurrir pocos meses para pasar al otro extremo, el blindar sus fronteras. Negociaron con Turquía, clave en éste tema para que, 6 mil millones de euros mediante y otras ventajas económicas y políticas, los bloqueé en sus salidas, los mantenga en sus campamentos.
Pero lo que ayer era válido y aceptable para Turquía en su negociación con Europa hoy ya dejó de serlo, luego de los dos gravísimos atentados que afectaron a su corazón turístico sus ingresos por éste concepto, fundamental para su economía, se derrumbaron más de un 50% lo que hace que el debate comience de cero y que Erdogan haga valer su posición de fuerza.
Ángela Merkel pagará con muchísimo dinero. Políticamente ya lo está hacienda. La derecho, al ganar en las última elecciones, levanta rápidamente cabeza, los refugiados ya le están pasando factura.
Junto a los atentados algo cambió en la mente de Erdogan, el hombre fuerte de Turquía, de su giro hacia el islamismo y la religiosidad, una zigzagueante política exterior que lo llevó del intenso amor a una ruptura de relaciones con Israel. Por necesidades políticas internas el sentido común comienza a retornar; las relaciones diplomáticas están a punto de normalizarse. Regresar a la firme y sólida amistad con Israel se convierte para ambos en política de estrategia mayor.
Para Europa el tema de los refugiados recién empieza, si alguien allí piensa que con el acuerdo con Turquía finaliza el asunto, se equivoca en grande. Éstos serán utilizados como balas políticas, seguramente entre los sufrientes y verdaderos refugiados se infiltrarán espías y terroristas, un verdadero dolor de cabeza para los servicios de seguridad.
Hay mentes que piensan que detrás de todo éste operativo está la intención de modificar el mapa político en Europa y abrir grietas en las relaciones entre sus miembros.
Entre los atentados y los refugiados para Europa el próximo verano será de temblar, el temor y la preocupación por lo incierto es un panorama al que no están acostumbrados.
Como consecuencia de estos atentados la prensa mundial se encargó de distribuir notas en donde indicaba que el aeropuerto Ben Gurión en Tel Aviv estaba calificado como el más seguro del mundo, explicaban que para ello aplican tecnología de punto y muchísimo capital humano que arman diferentes anillos protectores por los que deben atravesar los viajeros antes de llegar al núcleo del aeropuerto, medidas que se repiten tanto para el pasajero que parte y acompañantes o a los que llegan.
Se puede ser el mejor del mundo, disponer de los mejores servicios de seguridad e información, pero el hermetismo pleno no existe, los ejemplos están a diario. Ese es el mayor temor de Europa, son muchas las células independientes, el poco profesionalismo de ellas demuestra el desorden e independencia con que se mueven, las que bajo diferentes nombres y coberturas esperan el momento de actuar, el éxito las potencia y estimula su florecimiento y multiplicación.
Este comentario lo escribo mientras en paralelo disfruto de un exquisito shtrudel casero, masa de hojaldre, manzana, dulce de membrillo y nueces, pero no alcanza para que el contenido sea menos pesimista.