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Frenar la tendencia peligrosa

El problema central de la democracia no reside sólo en la concepción de quienes promueven polémicas leyes, sino en la inacción de quienes expresan su negativa sólo en los medios. Si en el momento de la verdad desaparecen de la Knéset y no votan en contra, de nada servirán sus palabras.

Democracia no es sólo el gobierno de la mayoría. Es también el respeto de los derechos de las minorías. Eso está claro en cualquier país libre. Y está claro también en Israel.

Sin embargo, últimamente, parece estar un tanto menos claro para algunos miembros ultraconservadores de la coalición de gobierno que están promoviendo una serie de proyectos de ley que preocupan a muchos: al Presidente del Estado, Shimón Peres, que advirtió de un peligro de desgaste de la democracia, a ministros del Likud conocidos como hombres de principios y altos valores de moral - como el Vice Premier Dan Meridor y el Ministro Beni Begin -, el Director del Instituto Israelí de Democracia, Dr. Carmon, estudiantes de Derecho y muchos más. Ni que hablar que preocupa también a diputados de la oposición, pero los dejamos para el final, porque claro está que en ellos, la motivación es de principios pero también política.

Se trata de varias leyes propuestas, destinadas a aumentar la influencia política sobre la Suprema Corte de Justicia y a limitar sus poderes, a amedrentar a la prensa determinando nuevos parámetros para posibilidades de demandas por difamación a raíz de notas publicadas o transmitidas en los medios y muchos ejemplos más.

También se incluye en el bloque que está desatando una gran polémica en Israel, un proyecto de ley de limitar las donaciones extranjeras a organizaciones no gubernamentales israelíes, lo cual grupos de derechos humanos sostienen está destinado a limitar sus actividades. Este último ejemplo, sin embargo, tenemos que estudiarlo más a fondo antes de abrir opinión categórica al respecto, ya que la otra cara de la moneda es que algunas de las Ongs - no todas - reciben fondos de gobiernos extranjeros, un fenómeno complejo y problemático.

Según quienes presentaron esta propuesta de ley, en muchos casos organizaciones que reciben presupuestos del exterior, aportan luego a intentos extranjeros de quitar legitimidad a Israel. No a una política del gobierno, sino a Israel como Estado.

Pero más allá de la discusión puntual sobre cada uno de los proyectos - unos 40 en total - claro está que en bloque, hay aquí una tendencia peligrosa. "Es un proceso gradual y progresivo, que avanza y preocupa sobremanera", nos dijo Moshé Negbi, el valiente analista jurídico de la radio pública israelí, que jamás tiene pelos en la lengua para criticar a quien lo merece. "El problema es que quienes tienen esta visión, no democrática, y quieren usar la fuerza del poder para imponer sus opiniones, olvidando que hay otras que también deben ser respetadas, tienen cada vez menos vergüenza", sostiene.

Dos elementos claves al respecto, son el jefe de la coalición, el diputado del Likud Zeev Elkin, y varios miembros del partido Israel Beiteinu del Canciller Avigdor Liberman. Pero cabe recalcar: no es necesariamente tema de derecha o izquierda, sino de mentalidad abierta y auténticamente demócrata y de quien no la tiene. "El Primer Ministro Menajem Begin, del partido Jerut, era un gran demócrata, el más sensible y atento a los derechos de las minorías y al significado puro del concepto democracia, mucho más que otros jefes de gobierno de izquierda", aclara Moshé Negbi.

Pero el problema central no es sólo la concepción de quienes promueven las polémicas leyes, sino la inacción de quienes expresan su negativa sólo en entrevistas a la prensa. El propio Primer Ministro Benjamín Netanyahu criticó varias leyes pero durante la votación no estuvo en la sala. Tampoco el Ministro de Defensa, Ehud Barak, y su facción "Atzmaut" estuvieron presentes en la votación.

Pues bien, todos ellos deben tener claro - Netanyahu, Barak, Meridor y Beni Begin: de nada sirven las entrevistas por radio, si en el momento de la verdad desaparecen del Parlamento. Vayan a la Knéset, voten en contra, combatan las iniciativas oscuras de vuestros copartidarios, por el bien de Israel.

Hay que frenarlos. Es urgente. Es no menos urgente que defenderse de los cohetes de Hamás y de la bomba iraní.

Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay