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Obstinación israelí

La fórmula de que las organizaciones terroristas nunca ceden y que sólo Israel debe hacer concesiones, ha probado su falsedad. Israel hizo grandes renuncias, pero resulta que, cuando decide mostrar firmeza, Hamás sabe cómo ser flexible y ceder en muchas de sus demandas.

La decisión del acuerdo por Gilad Shalit quedó atrás. El gabinete, el cuerpo gubernamental con la autoridad para tomar tal decisión, otorgó al primer ministro Binyamín Netanyahu una gran mayoría para llevar a cabo la operación. La decisión nos compromete a todos.

Cada uno de nosotros comparte la alegría de Noam y Aviva Shalit con todo su corazón. Los Shalit son personas nobles, y es difícil imaginar su horrible sufrimiento en estos últimos cinco años y medio, y el de Gilad mismo, el soldado israelí que ha regresado al hogar.

Pero la alegría se mezcla con una gran tristeza por la liberación de cientos de asesinos terroristas, quienes, por ley y justicia, deberían haber terminado sus días tras las rejas. Y además, tristeza por los terribles sufrimientos y sentimientos de miles de israelíes cuyos seres queridos fueron brutalmente asesinados por estos criminales. Hoy, ellos sienten que la justicia ha sido violada. La nación entera necesita abrazar fuertemente a Aviva y Noam Shalit, pero nuestra mutua responsabilidad nos exige no ignorar tampoco la dura experiencia que deben padecer cientos de hogares israelíes cuyas familias perdieron a sus seres queridos en ataques terroristas asesinos.

Hay que repetirlo: la decisión del acuerdo está detrás de nosotros. Sin embargo, es importante aprender las lecciones que se desprenden del canje. Ciertamente, muchas de ellas saldrán a la luz con el tiempo, pero una, la más importante, ya se destaca. Algunos afirmaron durante años que debíamos rendirnos a las exigencias de Hamás y hacer el intercambio a cualquier precio. Y ya que Hamás nunca iba a mostrarse flexible ni a renunciar ni a una sola de sus demandas, este era "el único acuerdo posible".

Pero cometieron un gran error. Aquella leyenda que aseguraba que las organizaciones terroristas jamás renunciaban y que sólo el "racional" Israel debía hacer concesiones, ha probado su falsedad. Israel hizo grandes renuncias, pero resulta que, cuando decide mostrar firmeza, Hamás sabe cómo ser flexible y ceder en muchas de sus demandas.

Debido a la obstinación y determinación israelíes, Hamás se vio obligado a realizar dos serias concesiones. La primera se refiere a los liberados. Hamás retrocedió en su demanda original de liberar a Abdullah Barghouti, Ibrahim Hamed, Abbás Sayad, Hassan Salameh, Ahmed Saadat, Marwan Barghouti y otros, y al hacerlo terminó cediendo con respecto a los miembros de alto rango de su ala militar y claros símbolos del terrorismo. Hay cierta exageración en las palabras del jefe del Shin Bet cuando afirma que los líderes de Hamás continúan en prisión, pero sus declaraciones tienen al menos algo de verdad.

La segunda concesión, por la cual Netanyahu merece ser elogiado, es el acuerdo de Hamás de deportar a Gaza y al extranjero a 203 de los liberados, casi la mitad de los terroristas que cometieron los actos más graves, y dos tercios de los que viven en Cisjordania. Es verdad, resulta mucho mejor estar en el extranjero o en Gaza que en una prisión israelí, pero los liberados no pueden regresar a casa. Para ellos se trata de una libertad a medias.

En la narrativa palestina, la expulsión es una pesadilla y un límite. La voluntad de Hamás de sujetarse a este orden, en el cual Netanyahu ha insistido con firmeza, constituye una píldora muy amarga. Y ahora vemos cómo la organización pretende justificar este resultado afirmando que fueron los israelíes quienes insistieron y que no quedaba otra opción. A veces vale la pena escuchar a los portavoces de Hamás.

Sin todo aquel conjunto de protesta pública, manifestaciones y comportamiento irresponsable de los medios de comunicación a lo largo de los años - que sólo ha logrado fortalecer la equivocada sensación de Hamás de que Israel habrá de ceder a todas sus demandas -, probablemente Gilad Shalit habría regresado a casa hace mucho tiempo y por un precio mucho menor.

Fuente: Haaretz - 21.11.10
Traducción: www.argentina.co.il