Fuimos afortunados al ocupar Cisjordania. De no haberlo hecho, ¿dónde hubiéramos ido a vivir?; ¿quién hubiera sido capaz de saber cuánto se incrementarían los precios de la vivienda? La promesa divina está revelando ahora toda su capacidad de profecía acerca del sector inmobiliario.
Hasta ahora Israel ha apoyado la ocupación de los territorios basándose en dos pilares: historia y seguridad; su derecho de herencia sobre la tierra y su obligación de defenderla. En las últimas semanas se añadió un tercero, escondido durante todos estos años bajo la paja y el rastrojo. Y puede que no se trate de un pilar, sino de una serpiente cuya cabeza hay que aplastar mientras todavía es pequeña.
De acuerdo con la escuela de pensamiento basada en la historia y la fe, la Tierra de Israel fue recibida por el pueblo judío de la mano de Dios, y se nos ordena tomar completa posesión de ella como consecuencia del Pacto entre las partes que Dios hizo con Abraham. Fue aquel un gran y precioso regalo, sin lugar a dudas, que se extiende desde el río Nilo de Egipto hasta el gran río, el Éufrates. Se concedió en distintas ocasiones festivas, no solamente a Abraham, sino también a sus herederos. Finalmente tuvo que encogerse, y ahora no existe realmente ninguna razón para reducirlo todavía más por decisión propia.
La escuela de pensamiento basada en la seguridad, estipula que se necesita prácticamente de todos los territorios para la defensa propia. Sin ellos, nunca seremos capaces de vivir seguros sin sentirnos amenazados. Por lo tanto, si alguna vez nos vemos obligados a abandonar ciertas partes del país, aun en ese caso sólo procederíamos a la retirada de los territorios con el único fin de permanecer, confiando para siempre en "medidas de seguridad" temporales.
A veces una escuela de pensamiento se superpone a la otra, y la línea que las diferencia queda borrosa. A menudo sucede que los miembros de la escuela de seguridad - personas que no llevan precisamente una vida religiosa - se ponen una kipá, y entonces comienzan a profetizar en el mismo estilo mesiánico. Pero también sucede lo contrario: rabinos y estudiantes suelen defender argumentos en nombre de la seguridad para no confiar solamente en la promesa divina.
Y ahora, en mitad del verano, cuando la protesta social está logrando colocar por un momento la escasez de vivienda en el primer lugar de la agenda, se desarrolla y consolida la tercera escuela. El ministro del Interior - antes de padecer un Septiembre Negro propio - decide aprobar la construcción de 1.600 viviendas para los ultraortodoxos en el barrio Ramat Shlomó de Jerusalén; otras 624 unidades en Pisgat Zeev y otras 930 en Har Homá, todas más allá de la Línea Verde. El ministro de Defensa, Ehud Barak, para quien el umbral de votación es un afilado cuchillo en la garganta, aprobó 277 viviendas en el asentamiento de Ariel, las que quizá se construyan durante su mandato. Y 42 diputados le están pidiendo al primer ministro Binyamín Netanyahu que alivie la escasez de vivienda en todo el país a través de la construcción acelerada en los territorios.
De pronto ya no queda espacio suficiente en Israel: el país ha alcanzado su máxima capacidad, y necesita un "Lebensraum", un espacio vital. Toda persona culta sabe que éste es un despreciable concepto alemán, censurado por las peligrosas asociaciones que genera su uso. Sin embargo, la gente está empezando a utilizarlo, si no directamente, entonces con una clara implicación: El territorio escasea; escasea el aire, y hay que respirar en este país.
Cuando nos embarcamos en la Guerra de los Seis Días, ¿buscábamos eliminar una amenaza o queríamos lograr el control para poder de extendernos? Eso es lo que ocurre tras 44 años de corrupción moral y fangosa, que distorsiona las cosas, haciéndonos olvidar el objetivo original para sustituirlo por otro completamente distinto.
Fuimos afortunados al poder ocupar Cisjordania, porque de no haberlo hecho, ¿dónde hubiéramos ido a vivir?; ¿quién hubiera sido capaz de saber cuánto se incrementarían los precios de la vivienda? La promesa divina está revelando ahora toda su capacidad de profecía acerca del sector inmobiliario.
Los padres fundadores, a diferencia de los diádocos que lucharon por el control después de la muerte de Alejandro Magno, representaban un enfoque diferente en su mayor parte. Entre "Con poco alcanza" y "quien mucho abarca poco aprieta", ellos decidieron abarcar; hasta aceptaron el plan de partición de la ONU de 1947 por falta de elección. Estaban convencidos de que todos los objetivos del sionismo racional al estilo de Ben Gurion podían cumplirse incluso en el "Israel pequeño", más completo y más en paz consigo mismo; y que además no necesita de ningún "Lebensraum", Dios nos guarde.
Fuente: Haaretz - 28.8.11
Traducción: www.argentina.co.il