¿Si Benny Begin fuera miembro de la autoridad palestina, no exigiría él negociaciones celebradas sobre la base de un acuerdo que lleva la firma de Menachem Begin? Como se menciona en las transcripciones de gabinete acerca de la Guerra de Yom Kippur, Moshe Dayan, entonces Ministro de Defensa en el gobierno de Golda Meir, fue uno de los creadores del "concepto", nacido al calor de la Guerra de los Seis Días que se niega a morir. Dayan fue un participante activo del proyecto de asentamientos en todos los territorios ocupados, bajo el lema "mejor Sharm el-Sheik sin paz, que la paz sin Sharm el-Sheikh." Imbuido de la euforia típica del hombre y del período, Dayan hacía el anuncio de estar "esperando una llamada de teléfono"por parte de los árabes. Cuando, en 1977, el presidente egipcio, Anwar Sadat, decidió llamar a Jerusalén, Dayan, entonces Ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de Menachem Begin, fue sintiendo la resaca y renunció a su adicción al territorio.
Begin tuvo la rara oportunidad, que cayó en sus manos, de llevar a cabo una revolución en las relaciones con el líder del mundo árabe. Él archivó aquella pública promesa de anexar el asentamiento de Neot Sinaí cuando llegara el tiempo de retirarse de la política. El ex jefe de Etzel no hizo caso a sus compañeros de la clandestinidad y devolvió a Egipto todo el territorio que Israel había conquistado en Junio de 1967.
El preámbulo de los Acuerdos de Camp David, firmados el 19 de Septiembre de 1978, establece que "las futuras negociaciones entre Israel y cualquier vecino dispuesto a negociar la paz y la seguridad con ella son necesarias con el fin de llevar a cabo todas las disposiciones y principios de las Resoluciones [del Consejo de Seguridad de la ONU] 242 y 338."Begin logró llegar muy lejos al sentar el precedente de que, a cambio de acuerdos de paz, normalización y seguridad, Israel interprete estas disposiciones y principios como la retirada, hasta el último centímetro, de territorio ocupado.
Por otra parte, Begin prometió en Camp David, en conexión con la ocupación permanente de Cisjordania y la cuestión de la Franja de Gaza, que "la solución lograda por las negociaciones también debería reconocer el legítimo derecho del pueblo palestino y sus justas exigencias. Begin se refirió a los árabes de la "Tierra de Israel", lo cual confirmó al presidente Jimmy Carter lo que Begin le había informado acerca de Israel como sinónimo de "palestinos" y "pueblo palestino". El líder del "campo nacional" no exigió ni tampoco recibió por parte de Egipto un reconocimiento de Israel como Estado del pueblo judío. Estos principios sirvieron posteriormente para la formulación del acuerdo de paz con Jordania y como base para las negociaciones con Siria.
Diez años después de la firma del acuerdo con Egipto, el Consejo Nacional Palestino aprobó los lineamientos de Camp David en la Conferencia de Argel. Esto fue el resultado de un intenso debate interno que provocó una dolorosa división entre Al Fatah y el frente opositor a Israel. La Organización para la Liberación de Palestina aprobó las resoluciones 242 y 338, además de la demanda de aplicación del derecho de retorno. Catorce años más tarde, los jefes de los estados árabes completaron la obra de Sadat, Begin y Carter; en la cumbre de la Liga Árabe ellos votaron unánimemente el apoyo de una iniciativa de paz que ofrecía a Israel una normalización a cambio de la retirada y el repliegue hacia las fronteras de 1967, y una justa y acordada resolución del problema de los refugiados, de acuerdo con la Resolución 194 de la Asamblea General de la ONU (¡sin hacer mención específica al derecho de retorno!).
Y aquí nos encontramos, con el principal ministro, Binyamín Ze´ev Beguin, un miembro del Foro de los Siete, entre los líderes del campamento, en franca oposición a lo que su padre firmó alguna vez. En un artículo publicado el Viernes en Haaretz, titulado "Rubiconians", cita una declaración que el presidente palestino, Mahmoud Abbas, realizó a principios de Septiembre, acerca de que él no está dispuesto a renunciar "al principio establecido por el Consejo Nacional Palestino en 1988 –reconocimiento de las resoluciones 242 y 338, de las fronteras de 1967, de Jerusalén como nuestra capital, y de los derechos de los refugiados, de acuerdo con las resoluciones de las Naciones Unidas, en especial la 194."
¿Si Benny Begin fuera miembro de la autoridad palestina, no exigiría él negociaciones celebradas sobre la base de un acuerdo que lleva la firma de Menachem Begin? En efecto, Ehud Olmert no pudo lograr ningún compromiso con Abbas acerca de las cuestiones más sensibles. Lo que constituye la mayor diferencia de todas es el hecho de que cuando Begin se reunió con Sadat, 24.000 judíos vivían en poco menos de 40 asentamientos, mientras que hoy en día hay unos 300.000 colonos en 250 asentamientos y puestos de avanzada. De cualquier manera, ¿por qué Begin no presiona al Primer Ministro para continuar las negociaciones acerca de la división del país, desde el punto mismo en que se detuvieron?
Benny Begin está en lo cierto. Como escribió en dicho artículo, los jefes de la OLP se han atascado en las disposiciones que su padre adoptó hace 32 años. ¡Qué mala suerte que él y sus colegas no las respeten y, en cambio, se empecinen en atascarse en las mismas posiciones que llevaron a la catástrofe del Yom Kippur. "¿Habrá de mantener su hambre insaciable la espada para siempre?", pregunta Moshe Dayan en su libro.
Fuente: Haaretz - 11.10.10