Los registros que quedan de aquellos oscuros días de la Guerra de Yom Kipur son un recordatorio de cuán desastrosa fue esa línea de razonamiento necio (conocida en hebreo como "conceptzia", o concepción) que llevó a los líderes israelíes en 1973 a creer que el ataque no era inminente. Los documentos ilustran la importancia de enfocar desde diferentes puntos de vista la condecoración de Ministros de Defensa. Aprendimos que los uniformados pueden ciertamente influir en los líderes políticos a nivel estratégico, e incluso llegar a controlarlos.
La sorpresa de octubre de 1973 debería haber servido como una advertencia a los dirigentes políticos en cuanto al enfervorizado canto al unísono por parte del alto mando. Podría haberse esperado que los responsables de la política de seguridad de Israel percibieran la diferencia fundamental establecida entre una armonía de bienvenida, dentro del Estado Mayor, y una situación en la que el Jefe del Estado Mayor, su delegado y el Jefe de Inteligencia Militar se proponen cantar al unísono – pero muy desafinadamente.
Cuando se publiquen las actas de las discusiones internas celebradas durante los disturbios árabes-israelíes de octubre de 2000, probablemente quede reflejado que la "concepción" también fue algo habitual al momento de estallar la Intifada de Al-Aqsa. Los registros habrán de develar la contribución que el coro del Estado Mayor hizo a la escalada de violencia, causando miles de víctimas en ambos lados.
El trío compuesto por el entonces Jefe del Estado Mayor, Shaul Mofaz; su delegado, Moshe Ya'alon; y el jefe de investigación de la Inteligencia Militar, Amos Gilad – la cabeza de IM, Amos Malcha, fue puesto a un lado –, todos ellos cantaron el equivalente a una canción infantil, fuera de tono y a una sola voz:
"Los palestinos son una pandilla violenta / Vamos a despedazarlos / Vamos a arrancárselo de su conciencia / Vamos a sacar lo mejor de ellos."
Aprovecharon hasta la última gota de debilidad política del Primer Ministro y del Ministro de Defensa en aquél entonces, Ehud Barak, quien se encontraba muy ocupado dedicando toda su energía para legar al mundo esa cancioncilla que dice "No es posible hacer ningún socio."
Este trío ignoró la iniciativa árabe de paz de marzo de 2002, al tiempo que aseguraba que la invasión estadounidense a Irak mejoraría la situación estratégica de Israel incomparablemente. Al día de hoy, nosotros y los palestinos estamos comiendo los frutos podridos del enfoque unidimensional de este grupo.
En octubre de 2010, cuando las relaciones con los palestinos resultan tan frágiles, Barak ha optado por poner al mando de las Fuerzas de Defensa de Israel a tres oficiales, forjados todos en el mismo caldero. El Ministro de Defensa ha puesto las fuerzas armadas en manos de gente que ha pasado sus mejores años ejecutando misiones policiales en los territorios.
En primer lugar, nombró Jefe del Estado Mayor a Yoav Galant. Los sucesivos escalafones de Galant fueron adquiriendo forma a través del prisma del conflicto entre Israel y los palestinos, en el frente sur. La contribución más destacada que hizo al discurso estratégico durante sus años al frente del Comando Central consistió en su exhortación a los dirigentes políticos de incrementar el nivel de conflictividad con Hamas e intensificar la presión sobre la población civil en la Franja de Gaza.
Se dijo que Barak era consciente de que Galant carecía de experiencia suficiente para desempeñarse en esa posición y que, por lo tanto, le asignaría un delegado para llenar los vacíos. Al no poder encontrar un candidato idóneo entre los oficiales de alto rango, Barak se decidió por un oficial de la reserva, el General Yair Naveh.
La experiencia que Naveh puede ofrecer, en particular, su perspectiva global sobre temas sensibles relacionados con los territorios ocupados, es de hecho muy rica. Como comandante de la división designada para Gaza durante la invasión de la Franja de Gaza, al comienzo de la Intifada, no dudó en declararle, de manera desafiante, a un preocupado gobierno estadounidense que "de ser necesario, vamos a permanecer allí por semanas o meses".
Mientras estaba a cargo del Comando Central y como comandante del Distrito de Judea y de Samaria, Naveh hizo todo lo posible para frustrar las órdenes del gobierno de desmantelar las barricadas, en un esfuerzo de aliviar un poco el sufrimiento de los civiles y fortalecer el valor de la Autoridad Palestina.
El abogado militar general – que se supone debe asegurar que los altos mandos tomen consciencia de las ramificaciones, regionales e internacionales, de sus actos – aprobó una operación de asesinato en Ramalá, justo en el momento en que el entonces Primer Ministro Ehud Olmert mantenía una reunión con el presidente egipcio, Hosni Mubarak.
Antes de eso, Naveh obligó al gobierno a pedir disculpas al rey Abdullah de Jordania por un vergonzoso comentario sobre el futuro de la dinastía hachemita.
El trío se completa con el nuevo Jefe de Inteligencia Militar, Aviv Kochavi, que tiene un similar historial de construcción de confianza con nuestros vecinos.
Como comandante de la Brigada de Paracaidistas, a Kochavi se le ocurrió la genial idea de derribar las paredes internas para posibilitar a los soldados el recorrido casa por casa, en los campamentos de refugiados. Al igual que sus dos colegas en el alto mando, él también conoce a los palestinos – a través de la mira de un rifle.
Es una lástima que tengamos que esperar otros 30 años antes de ver los documentos que revelan la forma en que el coro del Estado Mayor del Ejército de 2010 y su director están contribuyendo a la catástrofe que nos aguarda ahora.
Fuente: Haaretz - 8.10.10