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¡Reclutar a los árabes!


Israel es una democracia fuerte; un estado de derecho; su nivel de vida es alto;  existen posibilidades que se pueden materializar. La mayoría de la población árabe israelí lo sabe perfectamente. Entonces, ¿porqué no querrá tomar parte en su defensa?


El debate en el gobierno sobre la redacción del juramento de lealtad a los que solicitan convertirse en ciudadanos de Israel es pérdida de tiempo. Más aún, deja al descubierto el hecho de que los ministros no entienden que es imposible imponer lealtad, y lógicamente no según lo propuesto por la comisión que lo redactó.

La fidelidad al estado debe provenir de manera natural; es una expresión de los sentimientos más profundos que el ciudadano siente por su país y por sus compañeros. La expresión de estos sentimientos es la predisposición a defender a la patria ante sus enemigos. 

Los soldados de Tzáhal, judíos y árabes, aunque juran lealtad después de una serie de entrenamiento básico, no necesitan demostrar su fidelidad al Estado de Israel. Su servicio en el ejército y su predisposición a arriesgar sus vidas es una prueba suficiente de ello.

El servicio en Tzahal, la defensa de Israel frente a amenazas exteriores, son un componente de la participación de los ciudadanos árabes israelíes en la sociedad israelí. Sólo aquellos que están dispuestos a defender al estado se sienten realmente en casa.

Por supuesto que no se deben abandonar otros aspectos: se deben otorgar presupuestos para mejorar la situación en las poblaciones árabes y asegurar la igualdad de oportunidades para dichos ciudadanos. Con ello, la equidad de obligaciones, entre ellas servir en el ejército, fue y continúa siendo la piedra fundamental de una integración exitosa.

La prueba: La minoría que logró llegar al nivel más alto de la integración en el contexto social israelí son los drusos. Esto está relacionado por supuesto con alistarse en el ejército. Ellos se consideran ciudadanos israelíes, y así también los ven los ciudadanos judíos de Israel.

Sin embargo, quizás por motivos de negligencia, los gobiernos de Israel ignoraron a la comunidad árabe cristiana y musulmana en lo que respecta al servicio militar en Tzáhal. Hubo jóvenes musulmanes y cristianos que se voluntarizaron a servir en el ejército; el intento de incentivar a los beduinos para que así lo hagan fue superficial. No existe una política gubernamental que estipula servicio militar obligatorio para todos; asimismo, aunque por motivos diferentes, con los judíos ortodoxos.

Una de las causas de esta situación anormal es que nadie espera que los ciudadanos árabes israelíes acepten combatir contra enemigos árabes de Israel. Pero no existe ni una sola democracia en el mundo que excluya a una minoría de la generalidad y no le obligue a luchar por esa razón.

Hay países que creen que es imposible esperar que minorías nacionales diferentes puedan vivir en paz unas con otras en el marco de una sola soberanía. Dicho argumento no conviene tomarlo en cuenta en Israel debido a los grandes grupos minoritarios que viven en su seno.

La pregunta básica radica en si es posible establecer en Israel una sociedad en la que los árabes puedan sentirse como en casa; sentir lealtad hacia el estado y estar dispuestos a defenderlo de sus enemigos. Israel no es Bosnia o Servia, tampoco la región del Cáucaso ni Sudán, países cuyos nombres surgen cuando se trata de demostrar que nacionalidades diferentes no pueden convivir juntas.

Israel es una democracia fuerte; un estado de derecho; su nivel de vida es alto, y existen en él posibilidades que cientos de personas desean materializar. La mayoría de la población árabe en Israel lo sabe perfectamente. La mayoría desearía vivir en un Israel que coopere con el futuro Estado palestino. Entonces, ¿porqué no querrá tomar parte en su defensa?

Existen dos motivos: Primero, grandes ventajas económicas relacionadas con que los árabes no se alisten en Tzáhal; la cómoda dependencia de ellas no es una costumbre fácil de romper. Segundo, el movimiento islámico difunde propaganda en el marco de los ciudadanos árabes israelíes en contra del servicio militar.

Una resolución férrea del gobierno puede superar esos obstáculos.

Un juramento de fidelidad no lo hará.

Fuente: Haaretz - 6.8.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il