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Luz de esperanza

El Partido "Igualdad Israel" luchará en pro de un Estado democrático absoluto. El partido enfrentará la contradicción interna de un "Estado Judío democrático" que ofrece mucha democracia para los judíos y demasiado nacionalismo judío para los árabes.   

El segundo año del mandato de un gobierno es siempre un año de clarificación. Las nuevas energías del ejecutivo se apagan, sus debilidades quedan al descubierto y son reconocidas, y todo el que puede, ya olfatea el olor de sus miedos.

Si es que no interviene alguna fuerza superior como una muerte súbita, o una paz impuesta, o alguna sentencia dramática, o una inocencia asombrosa, dado que todo está sabido y esperado, lo que está por suceder es tan consabido y tan simple que da miedo.

Aunque las viejas fuerzas están desgastadas y cansadas y las nuevas externas pletóricas de pujanza, no soplan vientos nuevos. Yair Lapid y Dan Jalutz elucubran, con justicia y capacidad, llenar de contenido la futilidad de Kadima. Arieh Deri mide la temperatura del cadáver de Shás y la fiebre de Eli Yshai con el imperativo del rabino Ovadia, por supuesto.

Los veteranos y jóvenes de Avodá están probablemente con Uzy Baram en algún lugar y planean el gran ataque. También de los vestigios de Meretz soplan vientos aplacados sobre leñas que ya se apagaron hace tiempo.

Todos tienen razón en afirmar que el sistema político con su actual característica necesita una fuerte sacudida: podar las ramas muertas, arrancar las malas hierbas. Tienen razón, pero ya aburren; otra vez lo mismo.

El intento se remite a cambiar los peces muertos por otros pececitos que también morirán. Nadie está dispuesto a confesar que las aguas ya están tan contaminadas que debemos cambiar el mar.

Casi en cada una de las áreas de la crisis israelí se necesita un océano político nuevo y limpio. En el caso de la guerra y la paz, en el abismo entre la religión y el Estado, en los espacios entre la mayoría judía marcada como minoría y las minorías perseguidas, y en la diferencia entre los ricos - que se enriquecen más y más - y aquellos que no tienen, y que carecen de lo imprescindible.

La actual política aún está establecida sobre los conceptos básicos de los primeros albores del sionismo; el rompimiento entre el sionismo y el radicalismo ortodoxo se institucionalizó a comienzos del siglo XX; próximamente el diminuto Israel celebra sus bodas de oro de conquista y atropello. Una abundancia de historia impulsiva, contrastando con el paupérrimo fondo actual. 

La más grande amenaza sobre la vida de Israel es la destrucción lenta y paulatina de su sistema democrático, que ya perdió su verdadera esencia interna: la corrosión de los valores de libertad y el compromiso absoluto hacia sus ciudadanos.

Ha llegado el momento de una nueva propuesta, entusiasta y desafiante. Llegó la hora de un partido israelí, judeo-árabe, que imprima en su insignia el pleno compromiso a la ecuanimidad, sin un ápice de discriminación y racismo. Sin las complejidades de Meretz ni la carga de Jadash. Un partido que navegue lejos por encima de los clásicos paradigmas sionistas que aún se evaden de la existencia de los árabes en Israel.

Un partido que exija la plena igualdad para todos los ciudadanos de Israel, por lo menos como la equidad que exigimos para los judíos de la diáspora en cualquier lugar en que residen.

El Partido "Igualdad Israel", luchará en pro de un Estado democrático absoluto; todo lo demás se convertirá en personal o comunitario. El partido enfrentará la contradicción interna, de un "Estado Judío democrático", que suena como mucha democracia para los judíos y demasiado nacionalismo judío para los árabes.

Este será el partido de aquellos comprometidos con los valores culturales universales e israelíes supremos: el respeto por el hombre, el amor por la paz, el anhelo de libertad, la justicia y la igualdad.

Sus electores aceptarán la definición de Israel como "Estado de régimen democrático y ecuánime, que pertenece a todos sus ciudadanos y comunidades. Un Estado en el que el pueblo judío eligió renovar su soberanía y en el que cristaliza su derecho a una autodeterminación".

La expresión concreta de este compromiso será el esfuerzo supremo por el cambio en las relaciones de las fuerzas sociales injustas; brindar igualdad de oportunidades a la población en general, sin diferencias de nacionalidad, grupo étnico, raza, sexo o tendencia sexual.

El nuevo partido cooperará con todo el que se compromete a retomar las concepciones pacíficas, actuar por la finalización de la conquista y todas las atrocidades que surgen de la misma.

Este partido estará siempre en el frente de lucha contra el odio y el instigamiento, una nueva esperanza para todos aquellos que se decepcionaron de la política israelí actual.

Una nueva esperanza para todo aquel que se hastió de todo lo imposible que existe.

Fuente: Haaretz - 25.7.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il