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Estado judío - Pura semántica


La definición de Israel como Estado judío, exigida por Netanyahu, es una amenaza para las minorías. Tampoco se trata de una movida inteligente para nosotros. ¿Qué tiene de malo "Hogar del Pueblo Judío"?

"Netanyhau tiene un sueño; lograr la anhelada paz". Esta frase la inventé ahora, ¿pero quién dice que carece de sentido? En realidad no se puede saber fehacientemente cuán lejos llegará Bibi con mi sueño tan creativo; tampoco es dable saber hasta dónde llegará la otra parte, y si lo haciera, hasta qué punto podrá concretar promesas políticas de paz, acuerdos o cualquier otra versión con múltiples interpretaciones.

Una de las cosas importantes de nuestro primer ministro es el deseo de incorporar al acuerdo permanente una cláusula significativa cuyo fundamento sea "el reconocimiento de Israel como Estado judío".

Esa frase despierta inquietudes en numerosos habitantes de Israel con los cuales converso en ocasiones; especialmente vecinos musulmanes que residen cerca de las poblaciones del centro del país

Cuando hablo con pobladores de dichos lugares sobre política, siempre surge el tema de la dependencia. Existen aquellos que tratan de argumentar, están los decepcionados y hay quienes el ansia de reconciliación histórica - éstos justamente son numerosos -, los alegra.

Pero siempre deambulan confundidos e inseguros de sus costumbres: no encuentran un himno que les represente; consideran y temen que una revolución formal en el reconocimiento internacional de Israel como Estado judío sea una opción excepcional para excluirlos absolutamente del mecanismo del juego. Estas personas, que generalmente son mayoría silenciosa, t i e n e n  m i e d o.

Trato de dialogar amablemente con extremistas de ambas partes que representan explosivos humanos. Es inútil. Escucho guiones espantosos y diferentes planes de actos de venganza. La justificación religiosa se yergue enhiesta detrás de ellos. Cuando actúan, todos nosotros, por ambas partes, nos estremecemos. Con esta gente debemos continuar ejerciendo la mano dura a fin de que la mayoría racional, ávida de vida, pueda levantar su cabeza por encima de la superficie.

Con todo el respeto que merece la historia, debemos intentar mirar hacia el futuro.

De todas formas, Sr. Netanyahu, me complacería sobremanera si se intentara realmente crear una brisa optimista de paz o acuerdo verdadero con la nueva llegada de la primavera.

Indudablemente se necesita un acuerdo serio en asuntos de seguridad. La verdad es que no sé a quién recurrir en la otra parte que consiga y pueda llegar a decisiones concretas y sea capaz de llevarlas a cabo. El pueblo palestino está extremadamente dividido, pero vale la pena intentarlo. La esperanza puede cambiar a las personas e insuflar en ellas buenas intenciones. ¿Qué se puede perder?

El tema que quizás usted, Sr. Primer Ministro, ha llevado demasiado lejos, es el reconocimiento de Israel como el Estado del pueblo judío. Es una definición problemática, por así decirlo.

Se trata de un delineamiento que amenaza a las minorías y está exenta de sabiduría política. Tampoco para nosotros es una movida inteligente. Lástima seguir alejando más a los ciudadanos musulmanes de Israel, los cristianos, los drusos y los circasianos.

Simplemente se debe cambiar la formulación que transforme la esencia de la siguiente manera: el reconocimiento del Estado de Israel como Hogar del Pueblo Judío.

La casa tiene vecinos que si se los considera en su modalidad, todo será más fácil.

Fuente: Maariv - 14.3.10
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il