Henrique Capriles Radonski habla poco y despacio. Cuando lo hace, mueve las manos como si sostuviera un grano de arroz entre el pulgar y el índice derechos. “He sido el alcalde de todos. Soy el gobernador de todos. Y quiero ser el presidente de todos los venezolanos, de los que piensan como yo y de los que piensen distinto a mí», dijo Capriles con el grano de arroz imaginario entre los dedos, al despedirse del segundo debate televisado entre los precandidatos de la oposición.
Más del 60% de quienes votaron en las elecciones primarias organizadas por la opositora Mesa de la Unidad Democrática, decidieron que sea él el rival único que enfrentará a Hugo Chávez en las elecciones presidenciales del 7 de octubre, donde el mandatario aspira a reelegirse a un tercer mandato consecutivo de seis años.
En noviembre de 2008, Henrique Capriles Radonski fue electo con el 52,5% de los votos como gobernador del Estado capitalino Miranda, el segundo más poblado del país. Hasta esa fecha y desde el año 2000, Capriles había sido, durante dos periodos consecutivos, alcalde de Baruta: el segundo municipio más rico de los cinco que conforman el área metropolitana de Caracas. Y aún antes, en 1998, con 26 años, fue el presidente más joven que hasta entonces había tenido la Cámara de Diputados del antiguo Congreso bicameral de Venezuela.
Capriles comenzó en la política en 1998, a instancias de un primo que le invitó a ser candidato a diputado por el partido socialcristiano Copei. En el 2000, participó en la fundación de Primero Justicia: un partido que se autodefine como «humanista», promotor de una economía social de mercado. Primero Justicia y una coalición de centroizquierda conformada por los partidos Podemos, Patria Para Todos, Causa Radical y un sector del Movimiento al Socialismo - los dos primeros, exaliados del chavismo - fueron los que apoyaron a Capriles en las primarias.
Capriles Radonski proviene de dos familias de inmigrantes judíos que llegaron a Venezuela escapando del nazismo y que hicieron fortuna. Los Capriles están asociados a la banca, la construcción y los medios impresos. Y los Radonski son dueños del circuito de salas de cine más grande del país.
El 12 de abril de 2002, mientras duró el efecto del golpe de Estado que derrocó a Chávez durante 48 horas, un avispero de antichavistas se abalanzó sobre la sede de la Embajada de Cuba en Venezuela, en el municipio que gobernaba Capriles, por la sospecha de que allí se escondía un ministro de Chávez. Dos años después, el 11 de mayo de 2004, el alcalde fue detenido por la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención de Venezuela (Disip), luego de ser señalado de participar como autor y cómplice del ataque a la embajada, con sede en la jurisdicción de su alcaldía. Mes y medio más tarde se le acusó formalmente de seis delitos y por ellos estuvo cuatro meses en la cárcel y fue juzgado y absuelto en cuatro oportunidades, por once jueces, durante los últimos siete años.
Henrique Capriles prometió honrar hasta el final el pacto de la unidad que en 2008 suscribieron los 21 partidos que se oponen al gobierno de Hugo Chávez.
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