El propósito de la ofensiva actual de la derecha israelí es crear en el terreno cambios orientados hacia una concepción nacionalista religiosa que sea difícil de revertir aunque la coyuntura política cambie, y que marque el rumbo del país en el futuro.
La coyuntura política en Israel es muy difícil y amenazadora para el carácter democrático del Estado. La sociedad israelí ha sufrido un proceso de derechización cuyo resultado es una coalición gobernante de partidos laicos y religiosos que abarca todos los aspectos de la vida del país; incluso la presencia de un grupo de representantes del partido laborista, no modifica este proceso.La explicación es compleja y no pretendo agotarla, pero se puede abordar a través de dos factores principales. Uno de ellos es la ocupación prolongada de los territorios palestinos a partir de la guerra de 1967, lo que ha creado una distorsión en la percepción de la realidad de los políticos en el poder y de amplios sectores de la población judía. El hecho más destacado es el asentamiento de colonos judíos en áreas destinadas a acuerdos de paz, lo cual ha engendrado intereses no sólo políticos, sino también militares y económicos.
Otro elemento a destacar es el peligro real conformado por países y movimientos islamistas extremos como Irán, Hezbollah, Hamas, etc., que deslegitimizan a Israel y amenazan con su destrucción. Es importante señalar que este último factor tienen una profunda influencia, no sólo en la sociedad judía, sino también en la minoría árabe de Israel.
Como consecuencia de este clima, han prosperado los partidos cuya ideología hace hincapié en el carácter judío exclusivista del país y que estimula un estado de alarma permanente y de desconfianza con respecto a la minoría árabe de Israel, y a la posibilidad de paz.
A esto hay que agregarle la tensión que origina la inmediata reanudación del dialogo con representantes del pueblo palestino, que decidirá el rumbo de la vida en la región, ya sea hacia la coexistencia o hacia la continuidad de la guerra entre ambos pueblos.
La derecha aprovecha su dominio coyuntural casi absoluto de los resortes del poder para lanzar un ataque en dos frentes.
El primero consisite en dificultar o diferir cualquier proceso verdadero de paz, e impedir que Netanyahu - un hombre de la derecha - ceda ante la presión de los EE.UU, la Unión Europea, Rusia y países árabes como Jordania o Egipto para avanzar hacia la paz.
El segundo es tratar de destruir los baluartes de afirmación democrática en el país, cuyos principales representantes son la Corte Suprema de Justicia, las universidades, distintas entidades no gubernamentales y círculos importantes en la educación, en las artes y en la intelectualidad en general.
El propósito de la ofensiva actual de la derecha israelí es crear en el terreno cambios orientados hacia una concepción nacionalista religiosa que sea difícil de revertir aunque la coyuntura política cambie, y que marque el rumbo del país en el futuro.
Con este objetivo, las fuerzas de derecha utilizan dos caminos: los mecanismos administrativos en su poder y la acción de movimientos públicos aparentemente independientes.
Algunos ejemplos
El ministerio de educación, a través del director de la secretaría pedagógica, ha comenzado una campaña para modificar el contenido de textos de instrucción cívica con el propósito de afirmar su contenido sionista; entiéndase bien, sionista de derecha.
El citado director, colabora también con el llamado "Instituto para estrategias sionistas" que hace punta en la lucha contra los académicos en las universidades definidos como sionistas de izquierda (o post sionistas), especialmente en las cátedras de sociología y ciencias políticas en diversas universidades que representan la vanguardia del pensamiento crítico en Israel, a través de un movimiento nacionalista de derecha, que se ha adjudicado el nombre de "Im Tirtzú" (Si lo querréis) tomado de una frase de Herzl, "Si lo querréis no será una leyenda", relacionada con su visión de un Estado judío.
Este movimiento ha asumido la iniciativa del ataque, en primer término contra la Universidad Ben Gurión, en Beer Sheva, conocida por la excelencia de su nivel académico y por el carácter humanista de su enseñanza. Han amenazado, en una carta a los rectores, con promover un boicot económico, tanto de esta universidad, como de la Universidad de Tel Aviv, si dichas entidades no cambian el cuerpo docente y el sílabus de la enseñanza en un sentido que les satisfaga.
Se trata de una exigencia intolerable que afecta la libertad académica y que es resistido por las todas las universidades del país. El boicot es un arma de doble filo porque es usado contra las instituciones de enseñanza israelíes como tales, y contra sus docentes, por fuerzas enconadamente antiisraelíes en diversos países, especialmente en Inglaterra y otras naciones europeas. Dicho accionar es rechazado en Israel como discriminatorio y hete aquí que la gente de "Im Tirtzú" quiere utilizarlo en la política interna. Uno de los donantes más importantes de este movimiento, una asociación evangelista norteamericana, retiró su apoyo porque considera que la acción de "Im Tirtzú" en las universidades constituye una injerencia política, pero la tendencia del ataque contra uno de los baluartes de la libertad académica en Israel es muy sintomática y peligrosa.
Un episodio reciente agrega nueva luces sobre la situación en el país. Los directores de los principales teatros de Israel han decidido presentar su repertorio en un nuevo teatro en la ciudad de Ariel, que es el centro principal de la colonización israelí en los territorios ocupados. Es posible que esa ciudad quede finalmente dentro de los límites de Israel en el marco de un acuerdo de intercambio de territorios con el Estado palestino a crearse, pero de todos modos, en este momento es parte de la negociación inminente. Como reaccion, 53 actores y dramaturgos de primera línea, decidieron no acatar las instrucciones de sus directores y no concurrir a las representaciones en dicho teatro. La ministra de cultura de Israel, Limor Livnat, invitó a los actores y dramaturgos renunciantes a evitar que la política entre en el mundo del arte y a obrar con sentido de disciplina, como en el ejército.
La actitud de estos actores y dramaturgos ha provocado la furia de la derecha y se han lanzado todo tipo de amenazas sobre la carrera de los mismos, que no han cedido en su posición. Como se ve, las fuerzas democráticas de Israel no están derrotadas.
Los días venideros serán decisivos para el destino de Israel. Si se reanudan las negociaciones con los palestinos, sobre una base aceptable para ambas partes, se producirá una crisis profunda en la derecha y es posible pensar en una modificación del gobierno y su política interna.
Si por el contrario, dicha negociación fracasa desde su comienzo, seremos testigos de una exacerbación de la ofensiva derechista y aumentará el acoso contra los baluartes cívicos de la democracia israelí y el peligro de guerra que crea siempre un clima de movilización favorable a los halcones.
Valga como anticipo de lo que puede llegar a ocurrir, y deseamos fervientemente que no suceda, una advertencia firmada por los dirigentes de la colonización en los territorios ocupados, en la cual advierten a los directores de los teatros en cuestión que deben tomar medidas "porque sino nuestra repuesta será muy contundente". Este lenguaje provocador y ominoso no hubiera sido posible bajo otro gobierno. Por otra parte, en el desarrollo muy reciente de este conflicto, Netanyahu amenazó con retirar el apoyo económico gubernamental a aquellos teatros que se nieguen a representar en Ariel.
La advertencia está escrita en la pared con letras cada vez mas claras. Confiemos en que el pueblo israelí, y sus representantes políticos mas responsables, la sepan leer a tiempo.