Shaul Mofaz, recientemente elegido como nuevo presidente del partido Kadima en las elecciones del martes, declaró que estará al frente de la próxima protesta social, que se centrará en la exención militar de los ultraortodoxos.
Al respecto, el diputado y nuevo líder de la oposición declaró que este año encabezará una nueva protesta, de la misma manera que en el pasado se opuso a la «Ley Tal», refiriéndose a la legislación que establecía las condiciones para la exención de los ultraortodoxos, la cual fue rechazada por el Tribunal Superior de Justicia el mes pasado.
Mofaz dice saber exactamente lo que hará en cada una de las próximas semanas y meses, ya que su equipo ha preparado un minucioso plan para sus primeros 100 días al mando del partido.
En las reciente primarias, Mofaz obtuvo el 61,7% de los votos contra un 38,3% que consiguió la ex líder del partido, Tzipi Livni, una tendencia que se consolidaba y que ya no podrá ser revertida, según los comentaristas.
El ex ministro de Defensa israelí y ex jefe del Estado Mayor del Ejército, centró gran parte de su campaña en su imagen de hombre de seguridad.
Sus partidarios destacan la rica experiencia militar de general retirado y ponen en su haber el aplastamiento de la segunda Intifada palestina (2000-2005). Sus rivales le reprochan sin embargo, la falta de preparación del Ejército cuyos resultados se vieron durante la Segunda Guerra del Líbano en 2006.
Poco locuaz, este hombre de acción limitó al máximo sus intervenciones públicas, prefiriendo contar con sus aliados en la jerarquía del partido para imponerse frente a Livni, quien lo había derrotado por muy poco margen en las primarias de 2008.
Mal jugador, en ese momento se abstuvo de felicitar públicamente a su rival. Discreto, paciente, pragmático y ávido de poder, el nuevo jefe de la oposición parlamentaria supo esperar su hora y ahora disfruta de su victoria.
Shaul Mofaz se ganó la reputación de ser un hombre movido por la ambición personal y no por la ideología, como lo demuestra su cambio radical de postura durante la creación de Kadima, a fines de 2005.
Siendo miembro del Likud, aseguró que no haría divisionismo y, en una carta a los 3.000 miembros del Comité Central del partido, les indicó: «No se deja la casa», justo antes de abandonarlos y de unirse a Kadima creado por Ariel Sharón.
Kadima, el actual partido israelí más grande con sus 28 diputados, en la oposición desde 2009, está en un declive acelerado según todas las encuestas.
Aunque lo niega, Mofaz bien podría conformarse con un acuerdo de coalición con Netanyahu, quien encabeza por lejos todas las encuestas de ganar las próximas elecciones.
A lo largo de su carrera, el ex militar se esforzó por no hacer olas. Según sus críticos, sus ascensos los debe menos a sus hechos de armas que al apoyo de la derecha que quería bloquear a los oficiales del Estado Mayor identificados con el proceso de paz con los palestinos.
Mofaz denunció públicamente los acuerdos de Oslo (1993) sobre la autonomía palestina, llamándolos «el peor error cometido nunca por Israel».
Hace diez años, tras un atentado suicida particularmente sangriento en el Hotel Park de la ciudad de Natanya, que dejó 29 muertos, dirigió la operación «Muro Defensivo», uno de los mayores despliegues del Ejército israelí en Cisjordania desde 1967.
Mofaz es hostil al reconocimiento de un Estado palestino por la ONU, pero trabaja desde hace tres años en su propio plan de paz, que preconiza el establecimiento de un Estado palestino desmilitarizado, con fronteras provisionales, acompañado de tratativas paralelas sobre las cuestiones vinculadas al estatuto final, en particular los temas de refugiados y Jerusalén.
En cuanto a la crisis de Irán, Mofaz preconiza la acción militar contra Teherán si las sanciones y los esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional no logran detener su programa nuclear.
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