Tengo noticias para ustedes, muchachos: Están totalmente confundidos. No sé exactamente qué fue lo que les sucedió, pero es obvio que no puede ser nada bueno. Tal vez el largo contacto con el poder haya provocado que se les subiera finalmente a la cabeza. Tal vez la ultraderecha los hayan vuelto locos por completo. Tal vez los ultraortodoxos y los habitantes de los asentamientos los tengan agarrados de sus partes sensibles. De cualquier manera, han perdido el sentido común .
Han dejado de ser aquel partido nacionalista liberal que alguna vez fueron para convertirse en uno de sombrío populismo. No son más aquel orgulloso movimiento sionista de Zeev Jabotinsky y Menajem Begin: se han convertido ahora en el sumiso esclavo de Liberman. Ya no es divertido. Su ética exhala un olor nauseabundo: el hedor de un partido otrora democrático que pretende convertir a Israel en un estado post-democrático.
Y tengo aún más noticias, queridos miembros del Likud: Ustedes no son más que fracasos arruinándonos la situación a todos. Olvídense de la paz. Dejemos de lado la paz. Por el momento, resulta irrelevante. Y olvídense de la ocupación. Ustedes no comprenden en absoluto la ocupación. ¿Pero comprenden el poder? Ustedes se han ocupado de debilitar metódicamente a Israel. ¿Comprenden la unidad? Han dividido sistemáticamente a los israelíes.
¿Comprenden el progreso? Bajo su conducción, Israel no hace más que retroceder de modo planificado. En un momento en que el país enfrenta desafíos sin precedentes, ustedes instigan riñas. Cuando más necesitamos unidad y esperanza, ustedes se dedican a dividir al país y a estimular la desesperación. En lugar de aclarar, oscurecen.
A pesar de ser plenamente conscientes de que vivimos una hora peligrosa, se la pasan ocupados día y noche con las fétidas aguas de un intento de corrupción a la Comisión de Nombramientos Judiciales. Ustedes violan la tradición, destruyen las normas y tratan de aprovechar todas las posiciones de poder; castran a los medios de comunicación, silencian periodistas e intentan bloquear a los opositores apelando al uso de métodos ilegales. Están vaciando a la democracia israelí de todo contenido.
Les tengo malas noticias, queridos miembros del Likud: La mayoría de los israelíes rechaza su oscura política. Los israelíes no son de izquierda; no creen en Paz Ahora ni tampoco juran por la Corte Suprema de Justicia. Los israelíes no son refinados; aprecian el poder y a los líderes agresivos. Pero no les gusta que la línea se afine demasiado. Los israelíes no quieren vivir en un país como Rusia o Pakistán: no quieren terminar aislados, marginados y despreciados por todo el mundo.
Y así, la mayoría de los israelíes han comenzado discretamente a ponerse en su contra. La mayoría han empezado a darse cuenta de que ustedes son imprudentes y peligrosos. Ustedes están haciendo a un lado, de un empujón, al amplio, sensato y juicioso conjunto de israelíes de centro.
Tengo pésimas noticias para ustedes, queridos miembros del Likud: Están cometiendo un gran error. Es cierto, Tzipi Livni no significa mucho. En las próximas elecciones, Shelly Yachimovich tampoco será ninguna amenaza especial. Ehud Barak es un cautivo; Ehud Olmert ha sido neutralizado. Gabi Ashkenazi, Meir Dagán están todavía fuera de competencia y Yair Lapid recién empieza su carrera en la política. En este momento, ni Kadima ni el Partido Laborista ni la izquierda suponen un peligro a su hegemonía. Se ha frustrado el trabajo de los medios de comunicación; se ha intimidado al sistema legal, y el Contralor del Estado está a punto de jubilarse: Ustedes están convencidos de poder hacer lo que se les antoje en este enorme vacío.
Piensan que pueden escupir sobre nosotros desde arriba. Pero se equivocan, amigos. Están cometiendo un grave error. Aunque los israelíes parezcan y actúen como tontos, al final no lo son. Los israelíes necesitan tiempo, pero al final entienden. Cuando los israelíes los ven comportándose de manera tan irresponsable, comienzan a sentirse como en 1992. Cuando ven cómo los están hundiendo, empiezan a pensar tal como lo hicieron en 1999.
Los israelíes habrán de llevarlos a la miserable posición en la que estaban en 2006. Los corazones están inquietos; las tripas se revuelven, y la sangre les hierve ya a demasiadas personas buenas. Al final, habrán de volverse en su contra, queridos miembros del Likud. Y cuando lo hagan, será tarde para recapacitar.
Fuente: Haaretz - 12.1.12
Traducción: www.israelenlinea.com