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Guerra con Irán

Una guerra se avecina. Sólo un milagro podría evitarla. Ambas partes han estado preparándose para ella durante años. Los dos estados se ocupan de destinar recursos, de llevar a cabo ejercicios militares, de utilizar medios de inteligencia, de generar incertidumbre y de reafirmar públicamente posiciones que no contemplan ninguna marcha atrás. Israel e Irán se enfrentan actualmente a un escenario de guerra fría cada vez mayor, ambos países en curso de colisión casi seguro. Una guerra está próxima.

Son contados los casos en que una guerra fría no terminó convirtiéndose en una guerra total. Uno de los más destacados es el caso de la caída del régimen soviético en la década de 1980 y su derrota en la Guerra Fría contra Occidente. Estados Unidos ganó sin disparar un solo tiro. Utilizó en cambio su supremacía económica y tecnológica como amenaza estratégica, mientras la ideología occidental ganaba adeptos al otro lado de la Cortina de Hierro. La amenaza de guerra nuclear desapareció una vez que el régimen de Moscú cambió.

El caso israelí-iraní es mucho más volátil, y es difícil prever aquí un final feliz. Israel está dispuesto a hacer (y efectivamente lo hará) lo que sea necesario para impedir que Irán adquiera armas nucleares. Ningún primer ministro israelí y ningún comandante en jefe de Tzáhal estarían dispuestos a asumir la responsabilidad por un Teherán con poderío nuclear.

Israel puede convivir con el Irán actual: Un Estado capaz de producir una bomba atómica, mientras está todavía a dos o tres años de distancia de fabricar el primer misil con la primera ojiva nuclear. Sin embargo, no va a permitir que los ayatolas traspasen el umbral nuclear militar. Israel no transigirá de ningún modo y bajo ningún aspecto sobre esa cuestión.

«No se puede vivir con» y «no se puede aceptar» son frases diplomáticas que marcan una declaración de guerra. Y será una guerra previsible; en este punto, los comentaristas y los jugadores le dan un 90% de posibilidades de materializarse. Por lo tanto, los preparativos para afrontarla deben ser precisos. En la práctica, ya se han completado. A menos que Irán termine cediendo, una operación israelí contra las instalaciones nucleares de Teherán resulta inevitable.

¿Podría ceder finalmente la dirigencia iraní? Sí. No se le está exigiendo al régimen de Teherán la completa paralización del proyecto nuclear, sino dedicarse a lo que el propio Irán afirmó como su legítima aspiración: energía nuclear con fines pacíficos, lo cual implica la inmediata interrupción de su programa militar secreto, la voluntad de abrir completamente las instalaciones nucleares a los inspectores extranjeros y acordar la transferencia del uranio enriquecido al extranjero.

Dicho acuerdo no socavaría para nada la popularidad del régimen; sería recibido con entusiasmo en los mercados de Teherán, particularmente luego de que las sanciones económicas sean levantadas. Las armas nucleares son consideradas un artilugio imperialista en Irán; el país puede prescindir de ellas.

Esa falta de simetría puede motivar una conclusión optimista: Bajo la creciente presión de las sanciones, agobiantes y extensivas en la actualidad, el régimen iraní efectivamente terminaría cediendo. Prescindiría así de la opción nuclear militar por lo menos durante los próximos 12 años para ocuparse solamente de plantas eléctricas. La popularidad del régimen no se vería afectada como consecuencia de ello; todo lo contrario.

No obstante, estas son consideraciones racionales, mientras que los líderes de Irán sólo dan muestras de irracionalidad. Su inconfesado anhelo de armas nucleares es irracional; su hostilidad hacia Israel es irracional; la forma en que está manejándose su economía es irracional y su apoyo al presidente sirio Assad vale como una prueba más de esa irracionalidad.

Por ende, no es posible saber de qué modo habrá de responder el régimen de los ayatolas frente a la creciente presión internacional. Los líderes iraníes están jugando al gato y al ratón con EE.UU y con Israel. Los iraníes creen que ellos son el gato, cuando en realidad son el ratón.

Por lo tanto, casi con toda seguridad seremos testigos de una guerra. Israel bombardeará instalaciones nucleares militares de Irán antes de lo previsto, disfrutando del respaldo y la ayuda occidentales y árabes. Las sirenas nos despertarán temprano por la mañana. El portavoz del Comando del Frente Civil nos instruirá sobre cómo ingresar a nuestros refugios antibombas sin entrar en pánico.

Y el resto será historia.

Fuente: Yediot Aharonot - 19.2.12
Traducción: www.israelenlinea.com

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