En tanto nos ocupábamos de terroristas islámicos que llegaban a Europa occidental desde Oriente Medio, y que no formaban parte de la sociedad local, era posible controlarlos y frustrar sus planes. Eran extranjeros.
Pero, ¿qué pasa cuando los terroristas son franceses o ciudadanos europeos de ascendencia musulmana que han nacido en Europa? ¿Hasta qué punto es posible monitorear sus acciones y reprimir sus satánicas acciones? Resulta ciertamente mucho más difícil. Se trata de una pesadilla europea, que no deja de crecer, tal como lo demuestra el brutal asesinato de Toulouse.
Aquellos jóvenes musulmanes europeos, algunos de los cuales ve en la yihad un modelo digno de imitación, están profundamente familiarizados con la sociedad europea y sus vulnerabilidades constitucionales, morales y de seguridad.
Diversos estudios demuestran que los jóvenes musulmanes nacidos en Europa son mucho más radicales que la generación a la que pertenecen sus padres inmigrantes, quienes en su momento se mostraron más preocupados por ganarse la vida.
Un fascinante y fundamental estudio realizado por el equipo de especialistas británicos «Policy Exchange» concluyó que los jóvenes musulmanes de Gran Bretaña están avanzando rápidamente hacia la radicalización - islamización -, con el deseo de cambiar la identidad del Reino Unido para ajustarla a los preceptos del islam. Éstas son innegables señales de advertencia; sin embargo, nadie puede hacer nada al respecto en Europa por temor a ser acusado de primitivismo.
El estudio se basa, entre otras cosas, en una encuesta realizada entre la población musulmana británica. Aproximadamente el 37% de los jóvenes de entre 16 y 24 años está a favor de adoptar las leyes islámicas (por supuesto, nadie quiere renunciar a su ciudadanía británica), en comparación con sólo el 17% de los encuestados mayores de 55.
Mientras tanto, el 37% de los jóvenes encuestados quieren que sus hijos estudien en escuelas islámicas, en comparación con sólo el 19% de encuestados de mayor edad. Alrededor del 7% confesó su admiración por grupos terroristas como Al Qaeda; entre aquellos admiradores se contaba un 13% de jóvenes y un 3% de personas mayores.
Cabe destacar que el terrorista que se inmoló en la cafetería Mike’s Place de Tel Aviv, en 2003, era un musulmán con pasaporte británico.
Por último, el 74% de los jóvenes encuestados prefieren que sus esposas lleven velo, frente al 28% de los encuestados de mayor edad.
Mientras tanto, la Unión Europea se ha vuelto un cuerpo torpe y descoordinado, sumido hasta el cuello en burocracia, con extraños tecnócratas ocupando los puestos más altos como la misma jefa de Política Exterior de la UE, Catherine Ashton.
La UE expuso a los Estados europeos a una acelerada inmigración musulmana, obligándolos a adoptar una serie de leyes liberales e indulgentes en favor de las minorías y los inmigrantes.
El sentido de la soberanía y la protección de las fronteras, que son supuestamente algo natural para todo país, quedó casi anulado, en tanto los funcionarios de Bruselas se encargan de tomar decisiones en nombre de todos los estados de la UE - la misma Bruselas que ya cuenta con una mayoría musulmana en el ayuntamiento.
De esa forma, la Unión Europea se ha convertido en presa fácil para todos aquellos interesados ??en el establecimiento de células terroristas y el uso indebido de los beneficios de vivir en Europa.
Esos grupos de la Yihad consideran a la UE como un cuerpo bulboso y atrofiado, una víctima fácil para sus planes. Todos ellos ya son nietos de Al Qaeda, que no operan más en el nombre de líderes veteranos, que por lo general ni siquiera conocen. Ellos constituyen un producto de origen europeo. Algunos viajan a Oriente Medio o a Afganistán; entran en contacto con elementos terroristas y se ocupan de importar ideas y armas a Europa. A veces ni siquiera es necesario viajar, ya que Internet constituye una excelente guía, y muchos están expuestos a la violenta información islámica, sin conocer una sola palabra en árabe.
Durante largos años, los altos funcionarios de la UE tuvieron la impresión de vivir en una isla remota y tranquila, contemplando desde lo alto el Tercer Mundo y el islam, o al menos, así es como esperaban verse a sí mismos. Pero ése ya no es el caso.
Esta realidad, que ahora invade los corazones de millones de personas en Francia a raíz de la masacre de Toulouse, los horroriza.
No es en la comunidad judía en lo que piensan los franceses en este momento; ante todo, temen por su vida.
Traducción: www.israelenlinea.com
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