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No es una buena señal

Amr MusaHace pocos días, en un mitín electoral en El Cairo, el ex Secretario General de la Liga Árabe, Amr Musa, considerado el candidato preferido para los comicios presidenciales en Egipto, declaró que el acuerdo de paz con Israel «está muerto y sepultado». Si bien al día siguiente o a los dos días aclaró que el acuerdo será respetado, lo sucedido es motivo de preocupación.

Despierta seria preocupación por cierto no sólo la postura espontánea de quien fue canciller de su país, por más que la rectifique luego, sino el hecho que la hostilidad a Israel siga siendo una moneda con la que vale la pena comerciar en el mundo árabe. Hablar contra Israel, parecen pensar figuras públicas en el mundo árabe, conviene, vende, convence. Y nos preguntamos, ingenua y sinceramente: ¿qué ganan con eso? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Realmente son tan ciegos? ¿Realmente no ven todo lo que puede beneficiar a todo Oriente Medio si se vive en paz, sin boicots, hostilidad y odio?

Egipto no tiene más que buenos resúmenes de su acuerdo de paz con Israel, tanto por la estabilidad que éste le ha dado, como por la cuantiosa ayuda millonaria que recibe desde su firma de parte de Estados Unidos con tal de que mantenga la paz. Y claro está, aunque suene obvio, por el hecho mismo que no truenan los cañones. En Israel las figuras de gobierno se desviven por destacar la importancia estratégica de la paz con Egipto, por recalcar el rol positivo e importante del país del Nilo en la estabilidad regional y por preservar la dignidad de El Cairo públicamente, aún en tiempos difíciles. Egipto no ha respondido con la misma manera, ni de lejos.

La cancelación por parte de Egipto, días atrás, del acuerdo que determina el suministro de gas natural egipcio a Israel, ha encendido una seria luz de alarma en el Estado judío. Si bien tanto el primer ministro, Binyamín Netanyahu, como el ministro de Cooperación Internacional egipcio, Fayza Abul Naga, aseguran que no hay ninguna discrepancia política de por medio sino únicamente una diferencia comercial, el temor en Israel es que éste sea únicamente el prólogo de una ruptura mucho más profunda y abarcadora.

Hace mucho que los israelíes usan el término «paz fría» para referirse al estado de sus relaciones diplomáticas con Egipto, el primer país árabe - y el más importante - con el cual firmó un acuerdo de paz en marzo de 1979. El primero de sólo dos, aunque con otros llegó años atrás a diversos niveles de relaciones diplomáticas.

Para muchos, el término indicaba la desilusión, la falta de calidez y cercanía con Egipto, contrariamente a lo que se pensó durante la euforia tras la histórica firma. Para otros, es un consuelo. «Una paz fría siempre es mejor que cualquier guerra», dijo hace pocos días en Jerusalén Amós Gilad, una de las más importantes figuras en el ministerio de Defensa de Israel, determinante en el diálogo constante con Egipto.

Pero ahora, la palabra clave podría ser «preocupación». Y el tema del gas natural egipcio, que por ahora ya no es suministrado a Israel, es sólo una de sus manifestaciones. Desde que fue derrocado el presidente Hosni Mubarak, hace algo más de un año, las relaciones entre Egipto e Israel no han dejado de deteriorarse. El gasoducto fue atacado 14 veces  por terroristas interesados en desestabilizar la situación. Se trata principalmente de beduinos e islamistas en el Sinaí, donde El Cairo no logra imponer el orden ni la autoridad central. Otro ataque fue registrado contra la sala central de color del suministro de gas, aunque ello no se publicó más que en la prensa árabe.

Pero el problema no radica únicamente en bandas armadas en el Sinaí, que linda con  Israel, sino en el ambiente generalizado en Egipto, con gran parte de la opinión pública en contra de la paz con Israel, a pesar de que el acuerdo firmado hace ya más de 32 años ha sido sumamente beneficioso para el país.

Los Hermanos Musulmanes y los salafistas tienen amplia mayoría en el Parlamento, el ambiente está más que enrarecido contra Israel y el tono de los discursos es opuesto a la paz, aunque por ahora, no han osado tomar una medida determinante contra la misma.

Mucho dependerá de lo que suceda dentro de menos de un mes, cuando sea elegido un nuevo presidente en Egipto.

Ojalá sea no sólo fruto del voto popular, sino también de la cordura. Eso, a nuestros ojos, significa: apoyo a la paz.

Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay

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