Somos testigos en los últimos años de un fenómeno sumamente interesante y hasta apasionante: el renacimiento gradual y paulatino del judaísmo cultural, laico o secular, como se lo quiera llamar, tanto en Israel como en distintas comunidades de la diáspora judía.
Luego de muchos años en que los judios libres del cumplimiento de preceptos religiosos de origen divino (llámese «mitzvot») dejaron el judaísmo en manos de las corrientes ortodoxas por un lado y también en las de corrientes religiosas más liberales y modernas por otro, varios sectores de este judaismo libre han decidido tomar responsabilidad y compromiso por su identidad y «agarrar el caballo por las riendas», es decir revitalizar otra alternativa de identificación étnica y cultural (la de la mayoría por no decir otra cosa) válida, legítima, abierta, pluralista y humanista.
Ya casi nadie cree en la fórmula mitológica de que existe «un judaísmo» (el ortodoxo-halájico-rabínico, vale aclarar) y la estructura de las sociedades actuales y las comunidades de Occidente, permiten la existencia de una variedad de judaísmos, en donde cada uno aporta desde su particularidad a esta diversidad cultural.
Hablando particularmente del judaismo secular, vemos que en la última década se crearon seminaries rabínicos laicos, Batei Midrash de estudios judios humanistas, grupos de estudio de espiíitu pluralista, cantidad de sitios de internet que se ocupan del tema, como así también, los institutos de formación de rabinos laicos humanistas dependientes del Instituto Internacional de Judaísmo Humanista con sedes en Detroit, EE.UU y Tmurá, en Jerusalén.
El público judío laico, humanista, progresista y liberal busca alternativas no religiosas a su identidad cultural y hay para los mismos cada vez mas espacios y alternativas.
Pero, ¿qué es lo que propone este judaísmo como cultura? Propone una visión amplia, pluralista y crítica del judaísmo, basada tanto en sus fuentes históricas como en la creación cultural judía moderna y contemporánea. Es una cosmovisión abierta e incluyente de los judios, en donde cada uno pueda expresar el judaísmo como así lo entiende y en forma igualitaria.
Lo central aquí es el trabajo sobre los contenidos judíos. El rescate de la pluralidad de fuentes a través de la historia del pueblo judío y de las tradiciones y su re-creación constante.
Se definiría como la forma de ver el judaísmo en «Technicolor», en una variedad de colores y no sólo «en blanco y negro» como hay ciertos sectores que nos lo quieren hacer ver.
El judaísmo desde sus orígenes históricos siempre fue variado, heterogéneo, plural, contradictorio; y esto lo podemos verificar en casi toda la literatura creada por los judíos a través de las generaciones: En la Biblia y en el Talmud, en la Mishná y con los Sabios, discusiones entre rabinos, distintas respuestas a una misma pregunta, variedad infinita de tradiciones y costumbres, grupos, corrientes y versiones diferenciadas a traves de todo su devenir. Ni hablar de lo que es y representa el judaísmo en la actualidad.
El judaísmo laico implica una visión actual, adaptada, que integra los valores culturales humanistas de la sociedad occidental moderna junto a las fuentes, la historia y las tradiciones milenarias de nuestro pueblo.
Y a partir de esta definición... ¿quién es un judío laico? Es toda aquella persona que se define como tal, que se siente parte de la historia y del destino del pueblo judío; que entiende que el judaísmo es su cultura histórica y nacional, y que su identidad no está supeditada ni sometida a preceptos de origen divino, pero que a su vez le importa y cuida de las tradiciones, valores y festividades que son parte integral de su moderna y variada identidad cultural.
En estas épocas de globalizaciones y multiculturalismos, estamos siendo testigos de un fenómeno sociológico simultáneo: por un lado las personas quieren ser «parte del mundo», de la «aldea global», y por otro, hay una búsqueda intensiva de comunitarismo y de particularidades. Y este fenómeno no exime a los judíos tanto en Israel como en la diáspora. Los judios están sedientos de identidad y van en busca de alternativas y respuestas. Así, estamos presenciando el fortalecimiento de los sectores ortodoxos más fundamentalistas y retrógrados, la aparición de comunidades y versiones New Age y tambien el judaísmo laico aparece com una alternativa real y válida para aquellos que se identifican con la misma.
Así como no hay un solo judaísmo, tambíen «la comunidad judía» clásica, como la conocemos desde hace más de un siglo y medio, está terminando su ciclo histórico y se va pasando a una etapa en donde los judíos se están reorganizando y agrupando en «comunidades judías» de acuerdo a sus preferencias, ideologías, identidades, étnias y demás; lo que llamaríamos «una comunidad de comunidades» y en donde el judaísmo laico ocuparía un lugar importante sino para todos, por lo menos para una gran parte de los juíios que se identifican y quieren vivir como tales.
Fuente: Revista Identidad
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