La crítica profesional sobre el nivel de los discursos en la ONU la encontrarán en otro lugar. Pero los tres, tanto el de Barack Obama, como el de Mahmud Abbás y el de Binyamín Netanyahu, fueron como esas postales turísticas que nos enviamos a nosotros mismos.
Obama se dirigió a sus seguidores en EE.UU con la esperanza de que no lo abandonen; principalmente los judíos. Abbás habló para los miles que los escuchaban en la plaza Al-Manar en Ramallah, y Netanyahu para los que finalizaban la cena sabática en Israel.
El presidente norteamericano les explicó a los palestinos que en la ONU no se fundan estados y no se hace la paz. El mandatario palestino afirmó ante la Asamblea General que todos los intentos de su pueblo para llegar a un acuerdo con nosotros fracasaron, y que la construcción en los asentamientos debe terminar. Y por su parte, el primer ministro de Israel explicó a la ONU hasta que punto ella (las Naciones Unidas) no es honesta y cómo Israel extiende su mano y no consigue respuesta de los palestinos.
Por supuesto que todos ganaron. Incluso los evangelistas ya no pueden decir que Obama es el enemigo número uno de Israel después de semejante discurso. Incluso Hamás no se atrevió a decir que el discurso de Abu Mazen no fue suficientemente nacionalista. Incluso la derecha israelí no puede decir que Netanyahu no manifestó nuestra orgullosa verdad frente a un mundo hipócrita.
Pero hubo otro común denominador en los tres discursos: Todos partían de una suposición de que lo necesario es sentarse y dialogar seriamente sobre un acuerdo definitivo. A ello se añadió la decisión del Cuarteto para Oriente Medio, según la cual se llevarán a cabo negociaciones sin provocaciones (sin decir si la construcción en los asentamientos es una provocación o no)... hasta fin de año acerca de fronteras y arreglos de seguridad; y dentro de un año habrá un acuerdo de paz. !Qué belleza!
Dejemos volar la imaginación. Netanyahu no está dispuesto a pagar el precio mínimo por un acuerdo definitivo con los palestinos. Abbás se quedó sin Gaza y no puede concretizar plenamente un acuerdo de paz, aún cuando éste se firme. Cualquiera que hable de un pacto de paz entre estos dos personajes, cierra sus ojos ante la realidad.
Lamentablemente, el único camino para un acuerdo definitivo es la negociación sobre la segunda etapa de la "Hoja de Rutas": un Estado palestino con fronteras provisorias.
Sobre eso nadie dijo nada.
Fuente: Israel Hayom - 26.9.11
Traducción: Lea Dassa para Argentina.co.il