El lunes pasado el director editorial de la oficina del Times en El Cairo, David D. Kirkpatrick, citó las palabras de uno de los manifestantes egipcios afuera de la embajada estadounidense, Jaled Alí, cuando justificaba las violentas protestas de la semana pasada declarando: «Nosotros nunca insultamos a un solo profeta - ni a Moisés ni a Jesús -, ¿entonces, por qué no podemos exigir que Mahoma sea respetado?».
Alí, trabajador de textiles de 39 años de edad, tenía en alto una pancarta, escrita a mano en inglés, con la leyenda: «Cállate Estados Unidos». «Obama es el presidente, ¡así que él debería disculparse!».
Leí en la prensa varios comentarios de ese tipo de los alborotadores, y tengo un gran problema con ellos. No me gusta ver que insulten. Necesitamos dejar muy en claro dos cosas, más en claro de lo que las ha dejado el equipo de Barack Obama. La primera es que un insulto - incluso uno tan estúpido y desagradable como el vídeo opuesto al islam en YouTube que empezó todo esto - no le da derecho a la gente a salir y atacar embajadas y matar diplomáticos inocentes. Esa no es manera de comportarse de un pueblo soberano. No hay excusa para eso. Es vergonzoso.
Y en segundo lugar, antes de exigirle a nuestro presidente una disculpa, Alí y los jóvenes egipcios, tunecinos, libios, yemeníes, paquistaníes, afganos y sudaneses que han estado tomando las calles pudieran querer verse al espejo o meramente encender sus propios televisores. Quizá pudieran querer darle una mirada a la chauvinista hiel que es expelida por algunos de sus propios medios de comunicación - en estaciones de televisión satelital y sitios web o vendida en cafeterías sobre aceras afuera de mezquitas - insultando a chiítas, judíos, cristianos, sufís y cualquier otro que no sea musulmán sunita o fundamentalista.
Hay personas en sus países para quienes odiar «al otro» se ha convertido en una fuente de identidad y una excusa colectiva por no lograr que su propio potencial se haga realidad.
El Instituto de Investigación de Medios de Oriente Medio, conocido como MEMRI (por sus siglas en inglés), fue fundado en Washington en 1998 por Yigal Carmón, ex asesor de contraterrorismo del gobierno israelí, «para zanjar la brecha del idioma entre Oriente Medio y Occidente a través de la supervisión, traducción y estudio de medios de comunicación, libros de texto y sermones religiosos en árabe, urdú y Pashto». Lo que respeto sobre el MEMRI es que traduce no sólo el material desagradable sino también a valerosos comentaristas árabes de tendencia liberal y reformista.
Solicité al MEMRI una muestra de los vídeos saturados de odio que aparecen con regularidad en medios de comunicación masiva árabe-musulmanes.
A continuación, algunos de ellos:
Sobre cristianos
Hasan Rahimpur Azghadi del Consejo Supremo de la Revolución Cultural de Irán: «El cristianismo es un cadáver maloliente, sobre el cual se debe verter constantemente agua de colonia y perfume, así como lavarlo para mantenerlo limpio».
Abd al-Aziz Fawzan al-Fawzan, profesor saudita de derecho islámico, se pronuncia por un «odio positivo» hacia cristianos.
Ex imán Imran Nazar Hosein de la Mezquita de Manhattan: «Dajjal el Anticristo casi está gobernando el mundo ahora».
Sobre chiítas
Clérigo egipcio Muha-mmad Hussein Yaaqub: «El candidato presidencial de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi, me dijo que los chiítas son más peligrosos para el islam que los judíos».
Clérigo egipcio Mazen al-Sirsawi: «Si Alá no hubiera creado a los chiítas como humanos, habrían sido burros».
La serie de vídeo Sipah-e-Sahaba Pakistán: «El chiíta es una raza nasl/retoño de judíos».
Sobre judíos
Un artículo en el sitio web de los Hermanos Musulmanes elogia la yihad en contra de EE.UU. y los judíos: «Descendientes de simios y cerdos».
El clérigo paquistaní Muhammad Raza Saqib Mustafai: «Cuando los judíos sean eliminados, el mundo se purificará y el sol de la paz se elevará sobre todos nosotros».
Dr. Ismail Alí Muhammad, prominente académico de Al-Azhar: «Los judíos, fuente del mal y daño en todas las sociedades humanas».
Sobre sufís
Un santuario de veneración a un santo musulmán sufí en Libia ha sido destruido parcialmente, el más reciente en una serie de ataques adjudicados a islamistas salafistas de tendencia ultraconservadora.
Como judío que ha vivido y trabajado en el mundo musulmán, sé que estas expresiones de intolerancia constituyen un lado de la historia y que también existen opiniones y variedades del islam de profunda tolerancia que son acogidas y practicadas allá. Sus sociedades son complejas.
Ese es el punto. EE.UU también es una sociedad compleja. Sin embargo, deshagámonos de las tonterías en cuanto a que este es tan sólo un asunto nuestro y que el único problema radica en cómo nosotros nos comportamos mucho mejor.
Ese manifestante de El Cairo está en lo correcto: Deberíamos respetar la fe. Pero la avenida va en dos sentidos. Nuestros gobiernos y principales diarios condenan conscientemente el discurso de odio en contra de otras religiones. ¿Qué tal el suyo?
Fuente: The New York Times
Traducción: www.israelenlinea.com