Como todos los años durante el mes de diciembre muchos israelíes disfrutan de momentos de alegría y regocijo celebrando la «Fiesta de las fiestas», el festival multiétnico de Haifa. Este año hay una importante excepción. De acuerdo a informes periodísticos da la impresión que Netanyahu no tiene programado visitar Haifa, no tiene tiempo para festejos y más bien pareciera que padece de serias preocupaciones motivadas por su coalición gubernamental que comenzó a tambalearse.
En un desesperado intento de corregir su desgastada imagen así como se refleja en los últimos sondeos de opinión, Yair Lapid, ministro de Finanzas y líder del partido Yesh Atid, decidió atacar desde el flanco político y de esta manera destapó la Caja de Pandora de la coalición gubernamental.
En la Conferencia Anual de Negocios, organizada por el diario «Globes», Lapid se descargó con una inesperada declaración: «Si no hay avance real en las negociaciones con los palestinos, ésto pondrá en peligro la estabilidad del Gobierno». Para dejar claro sus intenciones, seguidamente insinuó que el partido ultranacionalesta religioso, Habait Haieudí, que preside el ministro de Economía, Naftali Bennett, es el principal obstáculo y sería conveniente cambiarlo por el renovado Partido Laborista: «Probablemente este avance en las negociaciones demandará un cambio u otro en la coalición», apuntó [1].
Esta chispa encendió un estrepitoso altercado mediático entre los componentes extremos de la coalición. Tzipi Livni, líder del partido Hatnuá, salió en apoyo de Lapid y catalogó a Bennett y sus cófrades como «saboteadores de las negociaciones» [2]. Bennett respondió de inmediato y de forma tajante: «Seria más productivo para el país que Lapid se dedique a bajar precios y no a bajar (desmantelar en hebreo, DK) asentamientos judíos» [3].
A esta reyerta política se agregó el poderoso canciller Liberman quien afirmó: «Las negociaciones arribaron a un callejón sin salida. No hay ninguna chance de un acuerdo con los palestinos» [4]. Moshé Yaalón, ministro de Defensa, echó su conocida leña intransigente al fuego de la controversia: «Del lado palestino no hay interlocutor para la solución de dos Estados para dos pueblos» [5].
Los problemas de Netanyahu no sólo surgieron en el frente interno. También el ala externa comenzó a mostrar signos de rebeldía con iniciativas muy incómodas. Ante claros signos de estancamiento en las negociaciones, el canciller norteamericano Kerry tomó la iniciativa y trajo a la mesa de tratativas su proyecto de acuerdo que con seguridad incluye significativas concesiones territoriales israelíes.
Más cerca de Israel, ciertos sectores europeos comienzan a manifestar llamativos síntomas de impaciencia demandando represalias inmediatas contra el Estado hebreo a quien se considera el principal responsable del estancamiento. Por estos motivos, políticos y no económicos, esta semana una conocida empresa holandesa canceló un importante contrato con Mekorot, la compañía nacional israelí de agua.
Sobre este trasfondo, distinguidos analistas aseguraran que a Netanyahu se le está cerrando el cerco y le llegó la hora de tomar decisiones cardinales.
Para Mazal Mualem, «Netanyahu está más cerca que nunca de su momento decisivo. Sin el problema de Irán atómico, tendrá que ser mucho más activo en las actuales negociaciones con los palestinos o presentar un plan alternativo de su parte. De otra manera, otras iniciativas o fuerzas políticas se filtraran en este vacío» [6].
Para el conocido comentarista Barak Ravid, «Pese al estancamiento y las grandes diferencias de posiciones entre las partes, las negociaciones con los palestinos acercan el momento en que el primer ministro israelí debe tomar una decisión política muy significativa» [7].
Pese a todas esas presiones, se cometería un error si se supone que Netanyahu estaría dispuesto a un viraje político drástico. Sería más bien una utopía pensar que intente formar un nuevo Gobierno con una fuerte predisposición a un acuerdo con los palestinos basado en significativas concesiones territoriales que satisfagan a éstos en contraposición a las periódicas declaraciones huecas como las que manifestó recientemente en el Foro Sabán para Oriente Medio, en Washington: «Para Israel, la paz es un objetivo estratégico. En el pasado tomé decisiones dolorosas y hoy estoy dispuesto a otras más difíciles» [8].
A Netanyahu no se le cierra el cerco y todavía goza de amplios grados de libertad que le permiten maniobrar políticamente con cierta comodidad y sin necesidad de agacharse, tanto en el marco interno como en el externo.
Salvo que el Partido Laborista retorne a sus viejas y criticadas mañas de vender sus principios por sillones ministeriales, un cambio con el partido de Bennett significaría para el experimentado Netanyahu un suicidio político que difícilmente se puede suponer que cometa. Sería muy iluso estimar que Bibi, repentinamente, gire 180 grados para convertirse en una paloma política. El fracaso de Kadima y su exitoso retorno por el flanco intransigente son imágenes muy frescas y todavía no se borraron de la memoria israelí.
Si Lapid y/o Livni deciden suicidarse políticamente dando un portazo al presente Gobierno, a Netanyahu no le haría ni cosquillas. En cuestión de horas seremos testigos de ver como los partidos ultraortodoxos retornan corriendo a su lugar natural al lado del Likud y, de esa manera, le garantizan una mayoría parlamentaria mínima, pero políticamente armónica. No en vano, días atrás, Arié Deri, líder de Shas, declaró que «Se debe ampliar la construcción y fortalecer la posesión judía en Cisjordania con el objetivo claro de fijar hechos consumados en la región» [9].
El flanco externo, si bien molesta a Netanyahu, de ninguna manera representa un peligro existencial. Es de público conocimiento que el Congreso norteamericano, bajo una fuerte influencia del lobby judío, no va a permitir a su Ejecutivo ningún tipo de sanción o decisión que afecte seriamente los intereses de Israel. También de los europeos se continuará escuchando algunos ladridos de enojo, tal vez una que otra medida grandilocuente, pero, como hasta hoy en día, se cuidarán de no pasar ciertos límites.
En situación extrema, como ya ocurrió en el último mandato de Netanyahu ante la imposibilidad de aprobar un presupuesto de acuerdo a exigencias contradictorias de la coalición, se recurrirá al conocido artificio: elecciones anticipadas. Por esta vía se pospondrán los enfrentamientos por un largo período para luego recomenzar todo desde un principio. El mundo toleró que Israel dilate la paralización de la colonización civil en Cisjordania por casi 5 décadas. Hoy, más que en el pasado, no se palpan motivos serios para que lo mismo no continúe por otras 50.
La opción de un Gobierno transigente en manos de los partidos considerados de izquierda es una alternativa que probablemente requiera décadas o generaciones hasta que sea relevante. De acuerdo a las últimas elecciones, disponen de sólo 48 bancas de las 61 mínimas requeridas para formar Gobierno. Lamentablemente, la discriminación inherente de todos los partidos judíos en Israel cataloga de impuros a legítimos parlamentarios árabes miembros de facciones que representan a esa población israelí, e impide su participación en esta contienda ideológica.
Una visión realista de la región nos lleva necesariamente a la conclusión de que seguramente Israel continuará gobernado por coaliciones intransigentes y conquistadoras y el Estado palestino permanecerá por décadas o generaciones como un sueño o directamente pasará al olvido.
Ojalá me equivoque...
[1] «Lapid amenaza: Sin avances con los palestinos el Gobierno está en peligro»; Haaretz; 8.12.13.
[2] «Livni y Habait Haieudí se pelean»; Nana 10; 11.12.13.
[3] «Bennett: Bajar precios, no asentamientos»; Ynet; 9.12.13.
[4] «Liberman: No hay chance de un acuerdo con los palestinos»; Ynet; 7.12.13.
[5] «Kerry responde a Yaalón y Liberman»; Ynet; 8.12.13.
[6] «Una década de la Iniciativa de Ginebra»; Mazal Mualem; Al Monitor; 9.12.13.
[7] «Se acerca el momento de decisiones criticas de Netanyahu»; B.Ravid; Haaretz; 9.12.13.
[8] «Netanyahu dispuesto a un compromiso histórico por la paz»; Ynet; 8.12.13.
[9] «Deri: Ampliar la construcción en todo Israel»; Arutz 7; 4.12.13.