El Estado Islámico (EI) evidentemente ha atraído a jóvenes musulmanes de todo el mundo a su violento movimiento para crear un califato en Irak y Siria. Pero en Internet existe un fenómeno menos visible: la reacción en contra del EI por parte de jóvenes musulmanes que declaran su oposición al gobierno de la ley islámica, la sharía, y que incluso proclaman su ateísmo con orgullo.
Nadia Oweidat, miembro de número de la Fundación Nueva América que estudia el uso que le dan a Internet los jóvenes árabes, asegura que el fenómeno «se está reproduciendo como hongos, pues la brutalidad del EI exacerba la cuestión e incluso aleja a algunos jóvenes musulmanes del islam».
El pasado 24 de noviembre, BBC.com publicó un artículo sobre lo que es una tendencia en Twitter. Empezaba así: «En los medios sociales se está dando una conversación en árabe cada vez más animada en la que se pide que se abandone la vigencia de la sharía. Discutir las leyes religiosas es un tema muy delicado en muchos países musulmanes. Pero en Twitter, un hashtag que podría traducirse como 'por qué rechazamos la implementación de la sharía' se utilizó 5.000 veces en 24 horas. La conversación se está dando principalmente en Arabia Saudita y Egipto. El debate gira en torno a si la ley religiosa es adecuada para las necesidades de los países árabes y los sistemas legales modernos. La doctora Alyaa Gad, egipcia que vive en Suiza, lanzó el hashtag. 'No tengo nada en contra de la religión', declaró a BBC Trending, pero advirtió que está en contra de usarla como sistema politico».
La BBC agrega que muchas personas se integraron en la conversación usando el mismo hashtag y señalando las razones por las que árabes y musulmanes deben de abandonar la sharía. «Porque no hay un solo caso en que haya aportado justicia e igualdad», señaló un hombre en Twitter. Una mujer saudita comentó: «Al regirnos por la sharía, estamos rigiéndonos por leyes inhumanas. Arabia Saudita está saturada de la sangre de los ejecutados por la sharia».
Ismail Mohamed, egipcio que se impuso la misión de crear libertad de conciencia en su país, inició el programa llamado «Patos negros», que ofrece la oportunidad a agnósticos y teístas árabes de hablar libremente sobre su derecho a elegir sus creencias y a oponerse a la coerción y la misoginia de las autoridades religiosas. Mohamed forma parte de la Red Árabe de Ateos, un movimiento que está en crecimiento. Asimismo, el sitio freearabs.com ofrece noticias escritas por árabes que van en contra de los autócratas y los extremistas religiosos.
Otra voz que está llamando la atención es la del Hermano Rachid, un marroquí que creó su propio canal en YouTube para difundir su mensaje de tolerancia y exponer ejemplos de intolerancia dentro de la comunidad de fe musulmana, a la que ya no pertenece. Él me dijo que se había convertido al conocimiento, por preferir a su «Dios de amor».
En un mensaje publicado recientemente y que ha sido visto casi medio millón de veces, el Hermano Rachid se dirige al presidente Barack Obama:
«Estimado señor presidente; debo decirle que se equivoca usted respecto del EI. Usted dice que el EI no habla en nombre de ninguna religión. Yo fui musulmán. Mi padre es imam. Pasé más de veinte años estudiando el islam. Puedo decirle con confianza que el EI habla en nombre del islam. Los diez mil miembros del EI son musulmanes. Vienen de diferentes países pero tienen un mismo denominador: el islam. Ellos siguen al profeta del islam, Mahoma, hasta en el último detalle. Han convocado a crear un califato, que es una doctrina central en el islam sunita».
Y continúa: «Le pido, señor presidente, que deje de ser políticamente correcto, que llame a las cosas por su nombre. El Estado Islámico, Al Qaeda, Boko Haran, Al Shabab en Somalia, Jabhat al-Nusra en Siria, Hezbolá en Líbano, los talibanes y todos sus grupos hermanos han surgido del islam. A menos que el mundo musulmán se enfrente al islam y separe a la religión del Estado, jamás acabaremos con este ciclo. Si el islam no es el problema, entonces, ¿por qué hay millones de cristianos en Oriente Medio y, empero, ninguno se ha hecho estallar para convertirse en mártir, pese a que viven en las mismas condiciones económicas y políticas, o aun peores? Señor presidente, si realmente desea combatir al terrorismo, entonces combátalo en su raíz. ¿Cuántos jeques sauditas están predicando el odio? ¿Cuántos canales islámicos están adoctrinando y enseñando la violencia del Corán y los jadiz? ¿Cuántas escuelas islámicas están produciendo generaciones tras generaciones de profesores y estudiantes que creen en la yihad, en el martirio y en el combate contra los infieles?».
El EI, al decir que habla a nombre de todos los musulmanes - y promover una forma puritana del islam que lleva al adoctrinamiento, a través de las madrasas (escuelas coránicas) financiadas por los sauditas, a su conclusión política lógica - ha hecho estallar la tapa que cubría las frustraciones del mundo árabe musulmán, que por mucho tiempo se estuvieron incubando.
Como ajeno al fenómeno, no puedo decir qué tan extendido está. Pero es evidente que existe un grupo significativo de musulmanes que sienten que sus predicadores y la jerarquía religiosa respaldada por el gobierno les están dando una versión del islam que no les dice nada. Esas mismas autoridades también les han negado las herramientas de pensamiento crítico y los espacios religiosos necesarios para imaginar nuevas interpretaciones.
Así pues, unos cuantos, como el Hermano Rachid, abandonan el islam para irse a otra fe e invitan a los demás a acompañarlos. Pero otros parecen estar desapegándose por completo de la religión: hartos de ser vistos con condescendencia por occidentales políticamente correctos que quieren decirles lo que no es el islam y hartos también de sufrir la tiranía de autoridades islámicas autodesignadas que les dicen lo que sí es el islam.
Ahora que Internet ha creado espacios y plataformas alternativas, libres y seguras, para discutir estas cuestiones fuera de las mezquitas y de los medios controlados por el gobierno, esta guerra de ideas está en marcha.
El debate gira en torno a si la ley religiosa es adecuada para las necesidades de los países árabes y los sistemas legales modernos.
Fuente: The New York Times
Traducción: www.israelenlinea.com