Un mes después de haber participado en la marcha a favor de «Charlie Hebdo» y por la libertad de opinión en París, el líder de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, exigió una investigación contra un dibujante de prensa palestino acusado. de haber hecho una caricatura del profeta Mahoma.
Mohammed Sabaneh del diario «Al Hayat al-Jadida» en general se ha «portado bien», es decir, sus dardos generalmente estuvieron dedicados a Israel, pero aparentemente pensó que cómo Abbás se convirtió ante todo el mundo en un defensor de la libertad de expresión en la marcha de París, él podría hacer pasar un inofensivo dibujo del profeta en su diario.
¡Qué ingenuidad! Como reza la tradición islámica: ¿para que está la «taqqia», o sea el honorable deber de engañar a los infieles? Una cosa es lo que se dice en París, y otra muy distinta es la que vale en Ramallah.
Abbás expresó muy claramente «que es necesario adoptar medidas preventivas contra aquellos responsables por este terrible error, que constituye una falta de respeto a nuestros símbolos religiosos más sagrados y al más destacado de nuestros profetas». Uno de los diarios que dio la noticia, el «New York Daily News», tituló: «La hipocresía de Mahmud Abbás se revela en tiempo récord».
Por su parte, escribe el periodista árabe israelí Khaled Abu Toameh en un artículo publicado por el Instituto Gatestone: «La AP ha logrado convertir a la prensa palestina de Cisjordania en un vocero de sus líderes y del Gobierno. Los tres periódicos más importantes: «Al Quds», «Al Hayat Al-Jadida» y «Al Ayyam» no son diferentes a la prensa controlada por el Gobierno en las dictaduras árabes».
«Periodistas, escritores, blogueros y activistas políticos que se atreven a criticar a la AP o a su presidente, Mahmud Abbás, a menudo terminan detrás de rejas. Por ello, es difícil encontrar periodismo investigativo palestino creíble en Cisjordania. Sólo existe libertad de prensa para criticar a Israel. Informar sobre corrupción financiera o política en la AP es considerado un acto de traición».
La situación en Gaza no es mejor. El periodista palestino, Asmaa al-Ghoul, cuenta en «Al Monitor» que el Ministerio del Interior de Hamás exigió hace unos días al joven periodista Youssef Hammad que se presente en sus oficinas. El comunicador, que trabaja para la radio Al Watan y varios lugares en Internet contó de su visita que «me amenazaron y me dijeron que esa era la última advertencia. Si volvía a criticar a Hamás me quebrarían las rodillas».
Hay periodistas a los que les fue peor. Mohammed Otmán, uno de ellos, independiente, que escribe para «Al Monitor», fue físicamente atacado y amenazado en la sede de los Comités de Resistencia Popular (CRP). Según Otmán, él había publicado un informe sobre la liquidación física de personas acusadas de colaborar con Israel durante la guerra del año pasado. Después de publicar un informe en Internet en base a información proporcionada por los mismos CRP, el vocero le exigió retirar su artículo. Cuando se resistió, fue golpeado. Otmán agregó que «debido a las presiones y a temor por mi vida, la TV Al Quds decidió no publicar el video de la entrevista con el vocero, luego de que fui atacado».
Pero las amenazas hoy se han diversificado. Además de Hamás y la AP ha surgido un nuevo censor violento, que al parecer supera en su saña a los dos bandos palestinos rivales: el Estado Islámico (EI).
Informa Khaled Abu Toameh que en los últimos días, varios periodistas palestinos han recibido amenazas de muerte de la filial de Gaza del EI. La organización, que hasta ahora supera a todos sus competidores en brutalidad y en desprecio por la vida humana, acusó a los periodistas de publicar «mentiras» sobre el EI. Para que no haya dudas acerca de sus intenciones, los mensajes fueron enviados directamente a los teléfonos móviles de los periodistas. Uno de los textos decía «El Estado islámico advierte a los periodistas y a los medios de información que no tolerará los constantes ataques contra nuestra organización. Nosotros, el Estado Islámico, ejecutaremos la ley de la sharía contra estos apóstatas, que siembran la discordia entre los musulmanes».
Los periodistas toman estas amenazas muy en serio. Como lo explicó un veterano reportero de Gaza: «Uno nunca sabe quién se oculta detrás de la máscara. Puede ser alguien del EI o de la Jihad Islámica, o incluso de Al Fatah.
Abu Toameh explica que los periodistas palestinos que trabajan con agencias y diarios internacionales no pueden informar de manera verídica y honesta, ya que enfrentan a diario amenazas de distintos factores de poder. Las únicas noticias que pueden dar a la prensa internacional sin riesgo son las describen a Israel de manera negativa. Los periodistas palestinos saben que al final del día deben volver a sus familias en Ramallah y Gaza y no quieren correr el riesgo de que hombres enmascarados irrumpan en sus hogares en mitad de la noche.
Fathi Sabah, un periodista de «Al Hayat», dice que el nombre del juego para cada reportero palestino es la autocensura. Aunque reconoce que es muy frustrante, señala que «los periodistas temen las presiones y las amenazas considerando la ausencia del imperio de la ley, la falta de respeto por la libertad individual y el caos y la falta de garantías legales».