Por más que líderes judíos de la diáspora tratan de eludir la confrontación, tarde o temprano la conducta prepotente de la colonización judía en Cisjordania les golpeará la puerta. En estos días le llegó el turno a la CONIB, Confederación Israelita de Brasil, la agencia de representación y coordinación política de la comunidad judía brasileña.
La elección de la persona que tome a su cargo la función de embajador de Israel en Brasil desató un severo altercado diplomático cuyo desenlace y consecuencias para los dos países, por el momento, es difícil de evaluar. No importa cuáles sean los términos en los que concluya esta disputa, con bastante certeza ya se puede estimar que la posición e imagen de la CONIB en Brasil se verán seriamente afectadas. Israel llevó a la confederación a una encrucijada sin salida.
En una decisión formalmente legítima, aunque tácticamente provocativa, el Gobierno de Netanyahu propuso nombrar a Dani Dayán como su nuevo embajador en Brasil. Este argentino nativo es un símbolo de la colonización judía en Cisjordania, acérrimo opositor a la conocida solución de dos Estados para dos pueblos y uno de los principales promotores de imponer la soberanía del Estado judío en todos los territorios palestinos para continuar por la eternidad dominando a esa población carente de derechos civiles básicos [1].
En una respuesta diplomáticamente inusual, aunque también formalmente legítima, Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, ha hecho conocer a Israel su incomodidad ante esa designación, lo que se interpreta como una amenaza de negar el plácet correspondiente.
En caso que Dilma termine por doblegar el brazo de Bibi en esta pulseada e Israel se vea obligado a proponer otro candidato, la CONIB, que asume fervientemente la función de «apoyar al Estado de Israel y al Movimiento Sionista», se verá seriamente perjudicada en su posición dentro del ranking político brasileño. Pese a la incomodidad, este final del embrollo diplomático para la CONIB resulte probablemente el más barato frente a las alternativas de un Israel victorioso.
Si es que Dilma parpadea primero, al otro día de festejar el triunfo los directivos de la CONIB tendrán que decidir su actitud frente a Dani Dayán sentado en su despacho de la Embajada de Israel en Brasilia. Las declaraciones de esa institución judía demuestran que su visión de la solución del conflicto de Oriente Medio dista años luz de aquella sostenida y declarada públicamente por el nuevo embajador israelí.
En una declaración del Congreso Judío Latinoamericano referida al conflicto israelí-palestino, firmada por los representantes de las principales instituciones judías de todos los países de la región, entre ellos la CONIB, se afirma: «Consideramos fundamental que las partes de este conflicto reconozcan el mutuo derecho a su existencia como estados soberanos, viviendo en paz y seguridad, uno al lado del otro. Nos anima una visión de dos Estados - uno judío y otro palestino - viviendo en paz y seguridad, prosperando e iluminando al mundo con el aporte de sus culturas [2].
Tan sólo un poco menos de un año atrás, con las pantallas anunciando las sangrientas consecuencias del operativo «Margen Protector», Claudio Lottenberg, presidente de la CONIB, dio a conocer públicamente su efusivo e incondicional apoyo a Israel. En la misma oportunidad, aunque hacia el final de sus palabras, el máximo directivo de la institución brasileña volvió a repetir el discurso: «El único camino para la paz y reconocimiento de las realidades históricas es la división en dos países por criterios demográficos. Dos Estados para dos pueblos» [3].
Dicha visión de estos veteranos líderes de la diáspora judía ya hace años que suena como disco rayado de una promesa de la boca para afuera, pero que en realidad, no es más que una coartada muy eficaz. Si Dani Dayán presenta sus cartas credenciales a Dilma Rousseff, la CONIB no dispondrá escapatoria alguna y tendrá que mostrar su verdadera cara ante la ciudadanía brasileña que la circunda y acoge.
Si los ejecutivos de la CONIB son capaces de demostrar honestidad y coherencia con su posición largamente registrada, esto necesariamente los pondrá en un claro enfrentamiento con el nuevo diplomático hebreo. En esa situación nadie debe sorprenderse de la recepción de una andanada de vituperios y ofensas, especialmente la de traidores y judeófobos, tan común entre extremistas judíos que no tienen argumentos serios para refutar posiciones.
En caso que, por temor o cualquier otro motivo, la dirección judía brasileña decida callarse la boca o directamente alinearse detrás de este embajador representante del judaísmo conquistador y opresor, la ciudadanía brasileña estará en todo su derecho de catalogarla despectivamente como cobarde, mentirosa e hipócrita.
Llegó la hora de que el judaísmo oficial brasileño tendrá que decidir.
Este altercado diplomático me obliga a agregar un comentario más. El nuevo canciller brasileño, Mauro Vieira, declaró en momentos de asumir su cargo a principios de este año: «Brasil necesita ser activo y tener una diplomacia de resultados» [4]. Dadas las condiciones del altercado hasta ahora, principalmente la aparente firmeza de la oposición por parte de Dilma, si Dani Dayán asume oficialmente su cargo de embajador en Brasil, a Vieira le va a ser muy difícil refutar a Yigal Palmor, ex vocero de la cancillería de Israel, que un año atrás catalogó a Brasil como un «enano diplomático».
Ojalá me equivoque...
[1] «El canciller de los colonos. Así se ve el nuevo Oriente Medio de Dani Dayán»; Entrevista a Dani Dayán; Haaretz; 21.6.13.
[2] «Mundo Judío - Declaración del Congreso Judío Latinoamericano - Por Israel y por la paz»; 10.6.10.
[3] «Antisionismo y antisemitismo»; Claudio Lottemberg; Consulado General de Israel en São Paolo; 29.7.14.
[4] «Declaraciones del nuevo canciller brasileño»; El Tiempo; Venezuela; 2.1.15.