Roberto Fontanarrosa, el Negro Fontanarrosa, uno de los mejores humoristas argentinos, era un gran fanático del fútbol y escribió, sobre el fútbol, textos divertidos, apasionados y decisivos.


En 1988 relató una final entre River y Boca en el Monumental. En aquella crónica habló de la "carga eléctrica, una energía que dinamiza y crispa", y recordó las tortas que los chicos de su época recibían el día del cumpleaños: una reproducción de una cancha de fútbol con jugadores que sostenían, cada uno de ellos, una velita.

"No es raro que las madres", decía Fontanarrosa, "se inclinen por la perdurabilidad de lo clásico: River, Boca y el dulce de leche y la crema pastelera de por medio".

Como ya todos saben, esta pareja clásica no resultó ser tan perdurable como parecía. El descenso de River provocó un cataclismo deportivo y social.

El Negro Fontanarrosa ya no está para contarlo, pero seguramente se desesperaría. Parece ser un episodio previo al fin del mundo.

La famosa Máquina millonaria de los años 40 está ahora tocando fondo, y no volverá a darse, de momento, un superclásico que hace más de 100 años que colorea la historia del fútbol internacional.

El Negro habría escrito un cuento espléndido sobre eso porque la derrota es siempre un material literario de primer nivel. Empezaría, quizá, con uno de los slogans que los hinchas de River idearon esta semana: dice "aBrigate", con la B destacada, símbolo de la Nacional B, "en el infierno hace frío".

Pero no todo es "negro", diría Fontanarrosa, hay que ver el lado positivo. La cole y todos los paisanos de Buenos Aires están de fiesta. La temporada que viene, por primera vez en muchos años, van a volver a tener la oportunidad de ver el superclásico River - Atlanta. Algo que en Villa Crespo era el sueño de todos los domingos.