Cannot get Tel Aviv location id in module mod_sp_weather. Please also make sure that you have inserted city name.

"¡Yo, argentino!"

No hay caso, Bibi está desesperado. Apenas dos meses atrás, luego del discurso en el Congreso de EE.UU, su popularidad en Israel superaba el 60% y ahora no llega ni al 30. Realmente no sabe qué hacer.

Si algo caracteriza a Bibi es que ante cualquier problema siempre sabe sacarse un as de la manga. Para asuntos de seguridad lo tiene a Barak; si pasa algo con los palestinos, siempre está Peres para sacarlo del barro; si hay que promulgar leyes ultranacioalistas, nadie mejor de Liberman.

¿Pero qué hacer cuando más de 330.000 manifestantes en las callesy otros varios millones de la clase media en sus casas, que no pueden terminar el mes, reclaman justicia social, viviendas asequibles, bajas en los costos de alimentos, educación y salud y un cambio económico drástico en el orden de prioridades de Israel?

No obstante, todos sabemos que Bibi es un mago. Él, que siempre nos pregunta "¿Quieren que seamos como Argentina?", entendió enseguida que ante semejante despelote sólo un argentino lo puede salvar de la situación, y ahí nomás nombró al profesor cordobés Manuel Trajtenberg, distinguido Doctor en Economía de la Universidad de Harvard, para que dirija una comisión a fin de estudiar y debatir las principales demandas con estos "nuevos mimosos patoteros, fumadores de narguilas y devoradores de sushi" que no tienen otra cosa que hacer en el ardiente verano israelí que reducir el costo de la vida.

"¿Cómo no me di cuenta antes?", se preguntaba Bibi a sí mismo. "¡En líos como este, nadie mejor que Manolo!", decía disfrutando del habano mientras jugaba al mini golf en su oficina.

Manolo Trajtenberg es uno de los más prestigiosos economistas inmigrantes de la Argentina. No es exactamente un corre ve y dile de Bibi, pero sus alumnos de la Facultad de Economía de la Universidad de Tel Aviv dicen que es un profe bastante extrovertido y farandulero, que se identifica plenamente con los estudiantes, y que no duda en dar clases vestido de hippie o de pirata para que ellos entiendan mejor los ejemplos de los complicados temas financieros.

Manolo, que coordina la mesa redonda de ministros, expertos y representantes de la ciudadanía, deberá entregar propuestas concretas hasta mediados de septiembre. "No tenemos más remedio que tener éxito. Lo haremos con sensibilidad y responsabilidad", dijo esta semana sentado junto a Bibi durante la reunión del gobierno. Y uno que ya es veterano y persecuta a la vez, no puede sino recordar los discursos de Alsogaray, Martínez de Hoz o Cavallo.

Los jóvenes israelíes no parecen estar muy satisfechos con el hecho de que Bibi les venda una nueva comisión. Ellos dicen que necesitan más decisiones y menos comisiones. De todas maneras, sus líderes ya repartieron una lista con sus exigencias.

La mano le viene brava a Manolo. Decenas de años con coaliciones gubernamentales que despilfarraron presupuestos para satisfacer a sus partidarios sin que les importase demasiado que la clase media mantenga ese "Viva la Pepa", no van a ser fácil de arreglar.

De todas maneras, el único ganador volverá a ser Netanyahu. Si Trajtenberg pone sobre el tapete propuestas sensatas, será para bien de todos. Pero si se equivoca y esta vez un millón de personas salen a las calles a despotricar, Bibi siempre podrá decir: "¡La culpa es de Manolo! ¡Yo, argentino!"