Nadie hablaba de Kokura.
Nadie conoce el nombre de Kokura.
Kokura está en el noreste de la prefectura de Fukuoka
en la isla de Kyushu.
¿Pero quién conoce el nombre de Kokura?
En 1933 se construyó un arsenal y desde entonces
la ciudad se convirtió en un punto estratégico.
Y nadie oyó hablar de Kokura.
La gente de Kokura siguió viviendo como vivía siempre.
Y los días amanecieron y terminaron como siempre.
Y el tiempo pasó y la gente nació y murió como siempre.
Y en 1963 Kokura y cinco ciudades cercanas se fundieron
en una nueva ciudad que se llamó Kitakyushu.
Y el nombre de Kokura dejó de figurar en los mapas.
Kitakyushu es ahora un gran centro comercial
con más de un millón de habitantes.
Y nadie hablará más de Kokura.
Nadie habla de Kokura, nadie
la recuerda, y sin embargo,
la segunda bomba atómica,
la que hizo estallar en pedazos Nagasaki;
esa misma;
no estaba destinada a Nagasaki,
sino a Kokura.
El avión se llamaba...
¿Cómo se llamaba el avión?
Bock'Car; eso es;
está bien que lo recuerden;
y a bordo
instalaron la bomba de plutonio
y alzó vuelo.
Tres días después de Hiroshima
alzó vuelo; alzó vuelo, poco antes
de las cuatro de la mañana de un amanecer de Tinian;
navegando hacia el sol
alzó vuelo; alzó vuelo
hacia Kokura.
Y voló.
Y voló.
Y voló.
Entre las ocho y nueve menos diez
dio vueltas sobre Yakoshima
esperando a sus escoltas;
uno de los cuales no llegó.
Y sin él,
sin esperarlo,
siguió vuelo hacia Kokura.
Y voló.
Y voló.
Y voló.
¿Cómo sería ese día? No lo sé.
¿Qué destino tenía en el almanaque del tiempo?
¿Quién decidió que sobre Kakura hubieran nubes bajas?
Y voló.
Y voló.
Y voló.
El avión llegó a las diez menos diez.
Y voló, voló en círculo esperando
que el cielo se despejara.
Ese día los habitantes de Kokura
habían mirado al cielo y dicho «¡qué día gris
sobre el fondo gris de la guerra!»
Algunos habían dicho «aquellas nubes
no nos dan tregua.
¿No podrían mostrarnos un poco el sol
sobre el fondo gris de la guerra?»
Y por encima de esas nubes
un avión. ¿Cómo se llamaba? El Bock'Car
con una bomba atómica ya lista
volaba y volaba y volaba
dando vueltas y vueltas en círculo, esperando
que las nube se abrieran.
¿Cuántos habitantes de Kokura habían mirando al cielo
deseando que se despejara
como lo esperaba el piloto?
Pero nada; la meteorología inclemente
no dio tregua; y para tisteza
de los habitantes de Kokura
el tiempo no mejoró.
Y como no había esperanzas ni noticias de un cielo despejado,
el avión dejó de dar vueltas en círculo
y voló,
y voló,
y voló,
hacia Nagasaki.
Los habitantes de Kokura vivieron porque ese día estaba nublado.
Fuente: Revista Identidad