Arqueólogos israelíes descubrieron varias piezas de culto en un yacimiento cerca de la ciudad de Bet Shemesh, a unos 35 kilómetros de Jerusalén, que permitirán reinterpretar la descripción que la Biblia hace de los reinados de David y Salomón.
El descubrimiento, expuesto por el profesor Yosef Garfinkel, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y por Saar Ganor, de la Dirección Israelí de Antigüedades, consiste en tres cajas de piedra bien talladas, de hasta 20 centímetros de alto, usadas para guardar objetos de culto divino.
«Su meticuloso diseño responde a descripciones hechas en la Biblia del palacio y el templo de Salomón», dijo Garfinkel, que lleva cinco años excavando en Jirbet Qeiyafa, también conocido como Fortaleza Elá, un reducto circular amurallado de 2,3 hectáreas y en una estratégica ubicación entre las ciudades filisteas y Jerusalén.
De color beige rosado, dos de las cajas tienen una especie de pórtico cuya descripción, asegura el investigador, aparece en el primer libro de Reyes.
Fueron halladas en casas de la ciudad y su altura es exactamente el doble del ancho - como en edificios hallados en Jerusalén -, por lo que prueban la conexión entre la que Garfinkel cree que era la ciudad bíblica de Shearaim y la Jerusalén de David y Salomón.
«Shearaim, que estaba aquí en el valle de Elá, significa 'Dos puertas', y esta ciudad es la única de la época del Primer Templo con dos puertas, el resto tenían una», aseguró.
Para el investigador, los últimos hallazgos, y otros anteriores, refuerzan la corriente que ve en la Biblia un relato fidedigno de lo que pudieron ser acontecimientos históricos.
«La exactitud de las descripciones no nos deja otra opción y quien no lo crea deberá también explicar cómo es posible semejante similitud», declaró.
Pero, a diferencia de otros historiadores de su misma universidad, él lo hace con reserva, y cree que como cualquier otro texto de su naturaleza, la Biblia contiene episodios fidedignos y otros que no lo son.
El Antiguo Testamento relata con todo lujo de detalles los reinados de David y Salomón en el siglo X a.C., aunque hasta ahora no existen pruebas inapelables que confirmen la magnificencia recogida en el ideario y arte judeo-cristiano posterior o siquiera su existencia.
En Jerusalén y alrededores proliferan restos del Período del Segundo Templo (siglos VI a.C. a II d.C.), pero del Primero (siglo XI a.C. a 586 a.C.), existen muy pocos vestigios y la inmensa mayoría siguen sujetos a un intenso debate académico y político.
Uno de ellos es una muralla de 70 metros con un monumental torreón y una torre de vigilancia desenterrados junto a las murallas de la ciudad antigua de Jerusalén, presentada hace dos años como posible obra del rey Salomón.
Estructuras fortificadas del mismo tamaño fueron halladas en Jirbet Qeiyafa, cuya construcción los arqueólogos datan entre los siglos X y XI a.C., contemporáneas de los dos reyes.
Su diseño urbano, señala Garfinkel, no responde al de ninguna ciudad cananea o filistea, tampoco al de ciudades en el reino de Israel, sino que se trata de una «planificación típica» de las ciudades de Judea.
«Es el ejemplo más temprano que tenemos de una ciudad de ese reino y nos indica que este tipo de planificación urbana ya estaba en uso en tiempos del rey David», señaló.
Allí, en un trozo de cerámica u «ostracón», también fue descubierta en 2008 la inscripción hebrea más antigua conocida, y que pruebas de Carbono-14 remontan al mismo período.
El experto insistió que la construcción de la ciudad tiene implicaciones sin precedentes para comprender ese capítulo de la Biblia, y que, con alrededor del 20% ya excavada, su distribución prueba la existencia de un reino centralizado que tenía bajo su autoridad varias ciudades.
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Arca de la Alianza de Israel en Beit Shemesh