La embajadora israelí en Argentina, Dorit Shavit, habría afrontado la ira del canciller argentino, Héctor Timerman, que acusó a Israel de no representar al pueblo judío y de «darles munición a los antisemitas que acusan a judíos de doble lealtad».
El tono de aquella reunión entre Shavit y Timerman trascendió días después y fue revelado por el periódico israelí «Haaretz» a partir de una carta enviada por la embajadora al ministerio de Exteriores de Israel.
Tras ser convocada por Timerman, la diplomática habría escuchado un largo monólogo del canciller en el que se mostró muy molesto porque el ministerio de Exteriores hebreo había convocado al embajador argentino para pedir explicaciones sobre el acuerdo que Argentina firmó con Irán.
Según testigos del encuentro, Timerman le dijo a Shavit que «Israel no tiene derecho a exigir explicaciones; somos un Estado soberano». Y agregó que «Israel no puede hablar en nombre del pueblo judío porque no lo representa».
El enojo de Timerman tenía relación con la convocatoria del embajador argentino y con la filtración de esa noticia a la prensa.
«Argentina no convoca al embajador israelí para dar explicaciones. Si quisiéramos, podríamos citarlo aquí dos veces al mes para pedir explicaciones sobre una operación militar en Gaza o sobre la construcción en los asentamientos. Pero nosotros no lo hacemos porque no queremos intervenir en sus decisiones soberanas», dijo Timerman ante la sorpresa de la embajadora israelí.
Shavit debió oír las quejas del canciller hasta que tuvo oportunidad de responder. «Como Estado judío, Israel se considera responsable del bienestar de todos los judíos y de las pistas de antisemitismo en todo el mundo», le espetó a Timerman.
«Ayudamos a judíos a salir de la Unión Soviética, trajimos judíos de Etiopía y, algunas veces, también ayudamos a judíos en Argentina. Usted seguramente sabe de lo que estoy hablando», le recriminó a Timerman, que es hijo de un periodista que fue salvado por el embajador de Israel de ser un desaparecido de la dictadura militar argentina y que se radicó en Israel hasta el retorno de la democracia en ese país.
Timerman mantuvo su postura de exigir que Israel no interfiera en los asuntos argentinos. «Los judíos que quisieron o quieren vivir en Israel se mudaron allí y son sus ciudadanos. Aquellos que viven en Argentina son ciudadanos argentinos. El ataque fue contra Argentina, y el deseo de Israel de estar involucrado en el tema sólo da munición a los antisemitas que acusan a los judios de doble lealtad», afirmó.
Shavit insitió en que Israel no está interfiriendo, y que las explicaciones solicitadas tenían que ver con el atentado de similares características que fue perpetrado en la Embajada de Israel en 1992. La embajadora le recordó a Timerman que la policía y la justicia argentinas concluyeron que Irán y Hezbolá están detrás de los ataques.
Ante estos argumentos, el canciller evitó una respuesta clara. «No sé si hay alguna conexión entre los dos ataques», habría dicho. «Si Israel tiene tal información, le pido que nos la pase a nosotros tan pronto como sea posible», reportó el periódico «Haaretz» las palabras de Timerman.
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