El enviado especial de la ONU para Yemen, Yamal Benomar, y más de 300 personas, entre funcionarios del organismo internacional, cooperantes, representantes de empresas internacionales y sus familias, abandonaron el país árabe.
Una fuente de la ONU informó que fueron evacuados en tres aviones, que despegaron del aeropuerto internacional de Saná. Benomar viajó primero a Adis Abeba y luego se dirigió a Egipto para participar en la cumbre árabe en Sharm al-Sheij.
Los otros dos aviones volaron hacia Yibuti, agregó la fuente, que precisó que entre los evacuados hay extranjeros y yemeníes.
Esta salida se produce en el marco de la escalada de la violencia en Yemen, donde una coalición árabe - liderada por Arabia Saudita - comenzó el pasado jueves a bombardear posiciones de los rebeldes hutíes.
El aeropuerto de Saná fue blanco de los bombardeos y las autoridades tuvieron que reparar tres socavones producidos por estos ataques en una pista.
Benomar medió en los últimos meses en la crisis entre el presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, y el movimiento chiíta de los hutíes, que tomó el poder en febrero último.
El pasado día 22, el enviado especial advirtió del grave deterioro que sufrió la situación en Yemen y aseguró que el conflicto podría desembocar en algo similar a lo que se vive en Irak, Siria y Libia.
También la Marina saudita evacuó a 86 diplomáticos saudíes y extranjeros de la ciudad costera yemení de Adén, y los trasladó a la saudita de Yeda.
Los diplomáticos, procedentes de países árabes y occidentales, abandonaron Adén en dos barcos y con la cobertura de aviones con una unidad de comandos, explicó una fuente militar saudita, citada por el periódico Asharq al-Awsat.
La intervención de las fuerzas navales sauditas se debió a que la situación en la zona no permitía el traslado por vía aérea de los diplomáticos.
El embajador saudita en el Yemen, Mohamed al-Yaber, confirmó que la evacuación se llevó a cabo con éxito y de acuerdo a un plan de la Marina de su país.
La propia televisión saudita mostró imágenes de la llegada de los diplomáticos a Yeda, el principal puerto de Arabia Saudita, en el oeste del país.
La situación en Adén es caótica ante la falta de una autoridad y en la ciudad se están produciendo saqueos en arsenales del Ejército y una cacería contra los miembros del grupo chiíta de los hutíes.
En Adén estableció el presidente yemení, Abdo Rabbun Mansur Hadi, la sede de su gobierno en febrero pasado, cuando huyó de Saná después de que los hutíes se hicieran con el poder.
Mansur Hadi, abandonó Egipto con destino a Riad en el mismo avión que el rey saudita, Salman bin Abdulaziz, y no tiene intención, por el momento, de regresar a Yemen.
Una fuente yemení cercana al mandatario explicó que Hadi se marchó de la cumbre árabe de Sharm al-Sheij para «seguir la evolución de la situación sobre el terreno».
El ex presidente yemení Ali Abdullah Saleh se dirigió al sur del país, que era el feudo de Hadi, destacó la misma fuente.
Sin embargo, el portavoz del ex presidente, Ahmed al-Sufi, indicó que Saleh sigue en Saná y que, aunque «le hubiera gustado viajar al sur como a cualquier ciudadano yemení», no puede debido a los bombardeos.
Saleh, a quien se acusa de respaldar a los rebeldes hutíes, instó el viernes reciente a la declaración de un alto el fuego en Yemen, el cese de los bombardeos y el retorno al diálogo.
Por su parte, Hadi pidió durante su discurso en la cumbre que continúe la operación militar árabe - liderada por Arabia Saudita - en su país hasta que los rebeldes hutíes se rindan.
En la cumbre, los distintos líderes árabes expresaron su respaldo a Hadi y a la intervención en Yemen, considerando que el avance de los hutíes amenazaba la estabilidad regional.
En un intento de restaurar la seguridad, una brigada militar que se unió a las fuerzas de Mansur Hadi, comenzó a desplegar sus tanques en diversas áreas de Adén.
Las milicias tribales también empezaron a efectuar labores de seguridad y control del tráfico en las avenidas de la ciudad.
El portavoz de la coalición militar árabe que opera en Yemen, el general Ahmed al-Asiri, dijo que el movimiento chiíta ya no posee prácticamente aviones ni centros de comunicaciones.
Al Asiri advirtió que no permitirán avanzar a los hutíes hacia Adén y explicó que los aviones de la coalición atacaron centros de comando y control donde se reúnen cabecillas chiítas, y depósitos de armas y municiones.
Otros bombardeos tuvieron como objetivo arsenales ubicados en las montañas circundantes de Saná, la Academia de la Aviación, y la base aérea de Al Dailimi, al norte de la capital, donde murieron tres personas.
La situación también se deterioró en el feudo de los chiítas de Saada, en el noroeste del país, donde 428 presos huyeron de una cárcel en medio de la confusión creada tras ser el edificio bombardeado por la coalición militar árabe.
El bombardeo, en el que murieron además un guardia de la prisión y un reo, destruyó la entrada y otras partes de la cárcel, en la que cumplen pena personas condenadas por asesinato y narcotráfico, entre otros delitos.
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