Los palestinos marcaron este 5 de junio el 48° aniversario de la Naksa (Revés), como denominan a la derrota de los ejércitos árabes en la Guerra de los Seis Días en 1967, con pesar, reclamando el fin de una ocupación que se prolonga ya casi medio siglo y acusando a la comunidad internacional de tolerarla.
«El mundo es responsable de los continuos crímenes cometidos contra nuestro pueblo», aseguró el jefe negociador de la Organización para la Liberación Palestina (OLP), Saeb Erekat, que prometió «continuar frenando el intento de Israel de borrar y enterrar la identidad nacional palestina prolongando su ocupación de nuestra tierra».
Erekat acusó al gobierno israelí encabezado por Binyamín Netanyahu de estar «decidido a minar el derecho palestino de vivir en dignidad y obstruir su derecho a la autodeterminación».
Tras casi cinco décadas de ocupación militar y más de dos de infructuosas negociaciones de paz, la OLP exige a la comunidad de naciones que tome las riendas y ponga fin a su penosa situación.
«Esta conmemoración nos recuerda la complicidad que la comunidad internacional tiene con Israel. Se va a cumplir medio siglo de ocupación en el que oímos muchas palabras pero vimos muy poca acción. A Israel, desafortunadamente, se le continúa premiando por violar el derecho internacional», declaró Jaled Abu Eid, portavoz de la OLP.
El vocero aseguró que «existe una responsabilidad que no se asumió» y apuntó que Israel «hace lo que hizo durante todo este tiempo porque tiene una cultura de impunidad de la que pocos disfrutan. No tiene ningún incentivo para terminar con esta ocupación».
Según Abu Eid, «no puede ser que en Europa digan que apoyan la solución de dos Estados pero se nieguen a reconocer un Estado palestino y sigan comprando productos de los asentamientos judíos en territorio ocupado por el ejército israelí. Eso es, literalmente, borrar con fuego lo que se escribe con la mano».
«La de Cisjordania es la ocupación militar más larga de la época moderna, una situación que se perpetúa porque es tolerada por el resto de países», recordó.
«La prueba es que la ocupación y el gobierno militar de otro pueblo no influyó en las relaciones entre Israel y el resto del mundo, con el que mantiene intercambios culturales y económicos como si el tema de la ocupación y la violación sistemática de los derechos de un pueblo fuese un tema secundario», agregó.
Cientos de personas se manifestaron en varias partes de Cisjordania para destacar la fecha, entre ellas en Belén y Ramallah.
En Gaza alrededor de medio centenar de simpatizantes de partidos palestinos se concentraron ante la Oficina de Coordinación de la ONU para exigir a ese organismo que ayude a la creación de un Estado palestino y acabe con el statu quo.
La inexistencia de un proceso negociador con Israel, la aparente apatía de muchos países hacia el conflicto y el surgimiento de otras graves crisis en la región hacen que los palestinos se enfrenten a esta efemérides con el pesimismo de quien no ve salida a la larga ocupación militar.
Además, muchos ven ya imposible la solución de dos Estados con las fronteras anteriores a 1967, apoyada mayoritariamente por la comunidad internacional.
Samih Shebeb, analista político en Ramallah, comentó que esa solución parece ahora impracticable, por «la derechización del gobierno israelí, que no acepta un Estado palestino independiente, y la locura del crecimiento de los asentamientos, que convirtieron a Cisjordania en una región de cantones".
En Israel apenas hay voces críticas que llamen al cese de una situación con la que muchos se acostumbraron a vivir.
Hagai El-Ad, director de la ONG israelí Betselem, señaló que «cuando están a punto de cumplirse cincuenta años desde que comenzó la ocupación, hay millones de personas nacidas en este contexto que no conocen otro Israel ni otra Cisjordania».
«Una situación que se inició como temporal, se convirtió en norma», denunció.
«Yo nací después de 1967. No conozco otra realidad, sin embargo, sé que no puedo soportar esta. Sé que la ocupación acabará algún día y mientras tanto hay que dejar de aceptar mentiras, dejar de llamar esta realidad temporal y dejar de llamarla democracia, porque millones de personas no pueden participar en decisiones sobre su futuro ni votar y elegir a las instituciones que controlan sus vidas», destacó.
«Mientras continúe la ocupación, continuaremos luchando contra las violaciones de derechos humanos que trae consigo: la desposesión, el bloqueo al desarrollo, el uso habitual de fuerza militar contra civiles, dos sistemas legales paralelos para israelíes y palestinos y la burocracia de permisos que controla cada aspecto de la vida de los palestinos que viven en los territorios ocupados», prometió.
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