Hamás condicionó tratativas con Israel para la excarcelación de personas detenidas después de haber sido liberadas en el intercambio por Gilad Shalit.
El portavoz de Hamás, Ismail Radwán, respondió al ministro de Defensa, Moshé Yaalón, quien declaró que dos israelíes están retenidos en Gaza.
El tema estaba sujeto a una orden de silencio hasta que Yaalón informó que Avera Mengistu, un israelí de origen etíope, y un beduino que no identificó, estaban presos.
Las alegaciones del titular, refutadas por Hamás, ocurrieron casi a un año de la ofensiva militar israelí «Margen Protector» en Gaza.
El tema cobró dimensión política después que la familia del beduino dijo a la prensa que en ocasiones anteriores el presunto secuestrado se ausentó y regresó después sano y salvo.
La situación se complicó por trascendidos según los cuales el asesor sobre asuntos de prisioneros de la oficina del primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, amenazó a la familia de Mengistu con no interceder si el tema se vincula a la discriminación contra los israelíes etíopes.
Según fuentes israelíes, Mengistu fue visto traspasar la cerca fronteriza con Gaza cerca de la playa de Zikim, en el sur de Israel, la noche del 7 de septiembre.
Una brecha en la cerca de seguridad fue dejada por los tanques que maniobraron en la zona durante la mencionada guerra con Hamás.
Las tropas israelíes lo detectaron, pero creyeron que se trataba de un palestino que retornaba a Gaza. Al no acatar la orden de detención, los soldados dispararon al aire y luego a las piernas del sospechoso, lo que podría haber provocado que éste se asustara y huyera en dirección a la franja.
Ante las críticas por no haberse publicado la información, Netanyahu visitó a los padres de Mengistu en la ciudad de Ashkelón. Luego de reunirse con ellos, informó a los medios que les aseguró que su gobierno «hará todo lo posible para rescatar con vida a Avera».
Semanas atrás un policía israelí descendiente de etíopes, se libró de una severa condena tras conocerse por una filmación de vídeo los abusos de que era objeto por sus superiores descendientes de europeos.
Miembros de la comunidad falasha, etíopes que profesan el judaísmo, protestaron semanas atrás por la política oficial que los convierte en ciudadanos de tercera en el país al que consideraban su tierra prometida.
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